El camino al «brinco»

El sentido común lleva a preguntarse la razón de la numerosa incorporación de niños y jóvenes a las pandillas, cuando se sabe con bastante certeza que dicho camino sólo puede conducir al delito, la cárcel y la muerte. ¿Qué motivaciones les impulsa a despreciar las duras consecuencias que el enrolamiento supone?

En la actualidad existen muchos estudios de nacionales y extranjeros que proponen respuestas. Éstas van desde aquellas que ofrecen una explicación individualista hasta aquellos que sobre socializan el fenómeno. Los primeros lo explican como resultado de una tendencia psicológica innata hacia la violencia. Los segundos como resultado de la pobreza y la exclusión social que conduce a los jóvenes a las pandillas.

Un nuevo enfoque es el que ha comenzado a realizarse a través del lente de la sociología de las emociones, que hace más comprensible e inteligible el proceso final de la toma de la decisión. Este enfoque permite explicar cómo las fuerzas sociales realmente modelan a la juventud en dirección a la incorporación a las pandillas y cuáles características de las mismas hacen la incorporación atractiva precisamente para esos jóvenes.

La experiencia de la pobreza, conflictos familiares y dificultades educacionales contribuyen a una espiral de vergüenza que convierte la sensación de baja autoestima en una situación crónica. Esta situación despierta una búsqueda desesperada de orgullo y autoconfianza. Las pandillas con sus rituales simbólicos de ingreso, tatuajes, violencia, promiscuidad sexual, acceso a drogas y armas, ofrecen una fuente potencial para alcanzar el anhelado «respeto» para aliviar la sed de sentirse alguien.

Los niños y jóvenes marginados en su búsqueda del «respeto» pueden probar el estilo de vida en la pandilla como simpatizantes, aprendiendo sus símbolos y estructura, la «clecha» o jerga interna, y sobre todo, experimentando la adrenalina de la energía emocional frente al peligro o los desafíos. El paso final para el «brinco» o ritual solidario que prueba la lealtad del simpatizante en un acto sacrificial provoca tanto en la pandilla, como en el aspirante, excitación y fortalecimiento de la fraternidad.

La pandilla con sus códigos de conducta, vestir, caminar, fraternidad, provee a la juventud de los medios para escapar de la espiral de baja autoestima, al menos por un tiempo, proveyéndoles una cohesiva red social similar al de una familia y enseñándoles la manera de transformar la vergüenza en rabia y venganza. El resultado final es un sentido peligroso de las potencialidades personales sin freno.

Para entonces, la cárcel, el endurecimiento de penas y la muerte misma resultan despreciables, pues finalmente han encontrado el sentido para sus vidas. Es cuando han comenzado a vivir, a vivir la vida loca. Sin la cual, en el futuro, no tendrían identidad y sin la pandilla tendrían el equivalente a una muerte social. De allí que las medidas disuasorias que se implementan resultan inútiles para el cambio de actitudes. Solamente la presentación de una alternativa diferente y superior podrá otorgarles una opción diferente de vida.

Tal opción la puede ofrecer el deseo de formar una familia, la desilusión al conocer la realidad de la vida en la pandilla, llena de traiciones. Pero para entonces, los lazos son demasiado fuertes y no hay salida de su calabozo. La conversión al evangelio queda como única forma de resolver su problema de baja autoestima y recibir una baja aceptable.

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2 Responses to “El camino al «brinco»”
  1. Los que estan dentro de esa escala de valores actualmente,solo el poder de la palabra de DIOS puede cambiarlos,toca a la iglesia hacerles conciencia alos ya redimidos de lo que realmente somos…y a los padres en especial que ya estan en luz revertir los conceptos y antivalores en sus niños al ser ellos rescatados y aceptar que lo que sus hijos reflejan es lo que se les a enseñado.Los primeros en levantar su autoestima y respeto a simismos son los padres,de lo contrario seguiran engendrando seres sin amor a la vida y sin temor a la muerte,sin respeto a hacia ellos mismos y porende a los demas.Esta es la peor epidemia que yo e visto en la humanidad actual.

    • Misión Cristiana Elim dice:

      Sin duda, los padres juega un papel muy influyente en los niños. Es de analizar si la dirección es positiva o negativa. Bendiciones.

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