El Plan El Salvador Seguro reconocido

En los últimos meses El Salvador recibió la visita de dos importantes personalidades de las Naciones Unidas. La primera fue la del alto comisionado para los derechos humanos Zeid Ra’ad Al Hussein y, la segunda, la de la relatora especial sobre ejecuciones extrajudiciales Agnes Callamard.

En sus conclusiones públicas los dos expertos en derechos humanos coincidieron en señalar los aspectos negativos del tratamiento que se hace en la actualidad al problema de la violencia. Las menciones de las cosas que hay que corregir fueron muy claras y enfáticas y resumieron el sentido esencial de sus respectivas misiones y, consecuentemente, fue aquello a lo que los medios de comunicación les dieron mayor énfasis.

Por la misma razón no es necesario volver a repetirlas en este espacio. Pero, los funcionarios también coincidieron en destacar los elementos positivos del tema de seguridad y que no han sido mayormente mencionados ni analizados.

La principal concordancia fue en relación al Plan El Salvador Seguro. El señor Al Hussein expresó: “El Plan El Salvador Seguro es un modelo positivo, pero necesita ser implementado de forma integral, de acuerdo con las normas internacionales de los derechos humanos. En la práctica, esto significa aumentar el énfasis en los importantes aspectos preventivos del plan y reconocer que el lidiar con la violencia a través del lente de la seguridad, a la larga es menos efectivo”.

Por su parte la señora Callamard afirmó: “El Plan El Salvador Seguro ofrece mucha esperanza, lastimosamente como bien se sabe los recursos asignados al Plan, principalmente al área de prevención, son muy reducidos. Casi el 80 % del presupuesto se está asignando a los bonos de seguridad, lo cual es importante, lo reconozco, pero se deja de lado el área preventiva. Sí puedo decir que aplican el Plan y los recursos que reciben con mucho empeño. Sin embargo, requiere recursos mucho más allá de lo que han asignado a este momento”.

Las voces de los enviados especiales de las Naciones Unidas se suman al de otras muchas personas que ven el Plan El Salvador Seguro como necesario, importante e integral. Pero, como ellos mismos lo afirman, el problema fundamental es que el Plan se encuentra estrangulado por el criterio demagógico con que se le adjudican los fondos de la Contribución Especial en la Asamblea Legislativa.

Al no poseer una comprensión del enfoque preventivo e integral del Plan, el mismo solamente sirve como excusa para que la distribución de los fondos sea usada con criterios populistas desequilibrando sus ejes de trabajo y anulando su concepto. Eso, a pesar de las continuas inconformidades que el Consejo de Seguridad ha manifestado ya que entorpece los resultados que se esperan del plan de su hechura que se conceptualiza necesariamente como integral y balanceado. Este asunto ha sido mencionado reiteradamente por varias voces salvadoreñas. A ellas ahora se añaden las voces de expertos extranjeros. Después de esto, como lo dijo la señora Callamard, vendrán las condenas y las presiones internacionales. Esperemos que no sea necesario llegar a tales extremos para aceptar que el camino para mitigar las violencias es el único que aún no se ha probado: el de la prevención.

El Plan existe y es elogiado, el mecanismo de financiamiento también existe. Solo hace falta implementarlo correctamente. Para ello solo hace falta la voluntad, pero ¡cómo cuesta obtenerla cuando los intereses personales priman sobre los de la sociedad!

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