Por Mario Vega

Conocí a Carlos Ardón a los 14 años, cuando ambos ingresamos a estudiar el octavo grado en el Externado de San José. En una ocasión el profesor de Ciencias me solicitó que impartiera una clase sobre la radioactividad. Como alumno nuevo del Colegio yo no conocía a ninguno de mis compañeros. Por razones que no recuerdo me acerqué a Carlos y le pedí si podía ayudarme dando la parte sobre el contador Geiger mientras yo me encargaba de la parte de la radioactividad. Él estuvo de acuerdo y así comenzó la amistad.

Yo no sabía mucho de él ni él de mi. Carlos venía del Instituto Nacional y traía ya los ojos muy abiertos sobre la realidad del país, pero además, muy posicionado frente a esa realidad. Los dos teníamos mucha preocupación por la dirección de las cosas y nos hacíamos preguntas sobre nuestro papel en la sociedad. Ambos destacamos académicamente muy pronto. Carlos era un muchacho brillante, con un coeficiente intelectual por arriba del promedio. Con un pensamiento analítico profundo, una cultura que se adelantaba a su edad y una lógica impecable.

Gerente General Carlos Ardón, conversando con el Pastor General de Misión Elim Mario Vega en las instalaciones de CCR-TV.

Sin duda que su fortaleza principal era la habilidad verbal. Amante de la literatura y, posteriormente, del estudio de los idiomas. Compartimos esas inquietudes leyendo a los autores del Boom latinoamericano, Dostoyevsky, Solzhenitsyn, Sábato, Rulfo. Nos fascinaban los autores existencialistas y hacíamos nuestros pininos escribiendo poemas y cuentos. En los concursos del Colegio siempre era él y yo quienes ganábamos los premios. Nuestras pláticas se volvían interminables y creo que eran conversaciones muy diferentes a las charlas banales que se acostumbran entre adolescentes. Los otros muchachos nos consideraban locos o aburridos pues despreciábamos los temas comunes para hablar de Literatura, Filosofía, Sociología, Historia, Política, Ciencias, etc.

A veces nos poníamos de acuerdo para estudiar. Yo iba a su casa de San Marcos donde nos encerrábamos en una pequeña habitación que él había convertido en laboratorio. Era el lugar más interesante y donde más cómodo me sentía. Carlos vivía solamente con su hermano menor pues habían quedado en orfandad desde pequeños. En ese laboratorio comenzábamos a conversar y las horas iban pasando hasta la madrugada. En realidad nunca estudiamos, ni una sola vez. Después reíamos de que no habíamos estudiado para nada pero siempre continuamos reuniéndonos “para estudiar”.

Fe versus ateísmo.

En 1975 fue mi conversión al evangelio. Carlos era un ateo consistente. Eso nos colocó en posiciones opuestas. No obstante, nuestro trato fue siempre respetuoso. Por supuesto que teníamos intensas discusiones intelectuales en torno a Dios. Sus argumentos eran poderosos pero creo que los míos también. Nunca pudo moverme de mi fe pero yo tampoco pude moverlo de su ateísmo.

Al graduarnos de bachilleres él ingresó a la UCA para estudiar Sociología, pero también ingresó a la Universidad Nacional en la carrera de Medicina. Era sorprendente cómo podía distribuir su tiempo y llevar dos carreras al mismo tiempo en dos universidades diferentes. Por mi parte, ingresé a la UCA para estudiar Letras. La dinámica social ascendente que hacía arder al país políticamente no permitía ser un estudiante universitario sin sentirse amenazado. A eso se sumaban las demandas académicas y ya no era posible disponer del tiempo que antes teníamos. No obstante, eventualmente, seguíamos reuniéndonos, conversando y compartiendo inquietudes.

Primer contacto con los medios de comunicación.

De pie, de izquierda a derecha. Carlos Ardón y sus inicios en el trabajo con los medios de comunicación. Televisión Educativa.

A la altura de 1978 Carlos apareció una mañana por mi casa. Me dijo que había visto en el Canal de la Televisión Educativa un anuncio de un curso de producción televisiva que impartirían. Me pidió si podía acompañarlo a recoger la solicitud. Fui con él y al llegar al Canal la recepcionista le atendió pero como yo iba con él nos entregó la información y una solicitud a cada uno. Yo solamente lo estaba acompañando pero al leer los contenidos me interesó el curso y también llené la solicitud. Después nos enteramos que en realidad se trataba de un proceso de selección de nuevos empleados. Lo paradójico fue que a Carlos, que me había invitado, no lo llamaron y a mi sí. De un aproximado de 300 solicitudes solamente terminamos recibiendo el curso unas 20 personas. Seguí el proceso y, al final, solamente contrataron a dos personas una de las cuales fui yo.

Sin siquiera pretenderlo me convertí en director de programas de televisión y comencé a trabajar en la Televisión Educativa, los canales 8 y 10. Era el empleado más joven que había en la institución. Casi un año después, llamaron a Carlos y le dieron un entrenamiento como camarógrafo. El ingresó a trabajar en la institución unas semanas antes que yo saliera de ella para cumplir con mi llamado al ministerio en Santa Ana.

Así fue como él comenzó a conocer los medios de comunicación. Pero él era una persona que no se quedaba con un curso, se sumergió a estudiar el tema y comenzó a profundizar en la fotografía y la producción de cine. Eso le llevó al tema de la luz y se convirtió en un amante de la pintura. Sus pintores favoritos eran Van Gogh, Picasso, Delacroix, Monet, Renoir, Degas, Goya, Velásquez, Dalí. También amaba el Realismo Socialista.

Dos hechos inesperados.

El hecho de que yo vivía en Santa Ana nos distanció y perdimos el contacto por un par de años. Pero, quiero contarles lo que ocurrió en ese tiempo. Lo más importante es que él tuvo una dramática e increíble conversión al evangelio. La califico así porque nadie mejor que yo sabía que él era un ateo muy poderoso. Pero, para Dios no hay nada imposible y lo doblegó con su gracia. Él comenzó a congregarse en una pequeña iglesia de las Asambleas de Dios en San Marcos. Posteriormente, sin yo saberlo, se trasladó a Elim.

El otro hecho importante es que fue secuestrado por el S-2 de la Guardia Nacional junto a su hermano. Llegaron con toda violencia a su casa y los ataron para tirarlos boca abajo sobre un camión. Carlos sabía que tenía poco tiempo así que comenzó a evangelizar a su hermano quien todavía iba a su lado. Al llegar al Servicio Secreto de la Guardia Nacional fueron separados y vendados. Esos terribles días Carlos mantuvo firme su testimonio cristiano, al punto, que logró desconcertar a sus torturadores. Él fue el primero en ser dejado en libertad, días después soltaron a su hermano. Eso les obligó a abandonar de inmediato y para siempre la casa de San Marcos pero también les impidió continuar sus carreras universitarias.

Un reencuentro inesperado.

De esas cosas yo no estaba enterado, pero, en una ocasión, me invitaron a predicar en la iglesia de San Salvador. Antes de que el culto iniciara alguien se me acercó y me explicó que ese día habría una presentación matrimonial. Que el pastor me pedía oficiarla, a lo cual no tuve reparo ninguno. Luego me entregaron el acta de matrimonio de los contrayentes. Como es mi costumbre, le dí una leída al documento antes de la ceremonia. Me extrañé mucho al darme cuenta que el nombre del contrayente era José Carlos Ardón. Era idéntico al nombre de mi amigo.

Mi sorpresa fue cuando lo vi entrar vestido de traje. Fue algo no planeado. Él no sabía que yo había sido invitado a predicar ese día y yo no sabía que ese día era su boda. No obstante, él se mostró muy complacido que fuera yo quien oficiara la ceremonia.

Luego Carlos fue llamado para convertirse en diácono de la iglesia. Por ese tiempo, el pastor de la iglesia tenía el deseo de comenzar a grabar en video las predicaciones. Como yo sabía que Carlos era un camarógrafo profesional se lo recomendé al pastor, quien no dudó en llamarlo para ese privilegio. Así fue como Carlos comenzó su servicio en comunicaciones dentro de la iglesia sin saber que esa pequeña cámara Beta Movie sería la semilla de lo que hoy es la Corporación de Radio y Televisión.

El nacimiento de la radio.

En 1986 Carlos ya había obtenido su primera Licenciatura, la cual fue en Traducción e Interpretación del Idioma Inglés. Su capacidad para los idiomas era pasmosa y era completamente bilingüe. Ese año Carlos estaba ya hastiado del manejo político que se hacía con lo que había sido la Televisión Educativa. Dado que él se movía por principios y no por conveniencias, decidió renunciar. Cuando me compartió su decisión me alarmó, pues, estábamos en plena guerra y encontrar empleo era casi un imposible. Yo le recomendé no renunciar mientras no tuviese otro empleo, pero sus principios no le permitían seguir adelante y solo me dijo: -Algo el buen Dios tendrá-

Entonces fue que la iglesia compró la primera radio, la 540 AM. El pastor de entonces le pidió a Carlos que se hiciera cargo de dirigirla. Carlos siempre fue una persona muy honesta y le explicó al pastor que él no sabía nada de radiodifusión. Pero, el pastor pensaba que había alguna relación entre televisión y radio. Pero Carlos sabía que eran campos diferentes. Se estableció una discusión sobre ese tema hasta que el pastor, que no tenía mucha paciencia, le dijo: -No le estoy preguntando, le estoy ordenando-

Al centro. Lic. Carlos Ardón, Gerente de CCR-TV en una de tantas transmisiones radiales de eventos de la iglesia.

Así fue que Carlos asumió la responsabilidad y comenzó a estudiar y a capacitarse en radiodifusión. Todo lo que logró con la 540 AM es ahora historia muy conocida. Durante esos años nos veíamos poco. Él muy ocupado con la radio y yo muy ocupado con el ministerio en Santa Ana. Eso cambió cuando surgió el proyecto de la radio en Santa Ana. Allí fue donde me sorprendí de todo el conocimiento y la experiencia que había logrado en todos los campos: programación, música, locución, técnico, legal, etc.

Cuando las reuniones de planeación de la Radio Restauración en Santa Ana comenzaron, para mí fue un alivio. Un refrescarse con la capacidad que Carlos tenía de pensar estratégicamente. Ya me hacían falta esas reuniones de profundo análisis. Eran un refrigerio para mí.

Cuando la radio finalmente nació en Santa Ana, en 1995, su éxito fue aplastante. Yo mismo estaba sorprendido del producto al aire. Entonces vino la crisis en la Misión. Crisis que desembocó en mi nombramiento como Pastor General. Para entonces Carlos manejaba casi perfecto el idioma francés también. Él había continuado profundizando en la literatura y ahora maneja autores que yo ya no conocía, como James Joyce y Ezra Pound. Pero, también comencé a notar que él me formulaba preguntas de carácter teológico. Ambos comprendimos que lo que él había logrado profundizar en el campo de la Literatura, yo lo había hecho en el de la Teología.

Un estratega nato.

Observando el equipo con el que se adquirió el canal 27 de TV. Año 2006

Al asumir la dirección de la Misión, Carlos enfocó su poderosa capacidad de pensamiento estratégico en apoyarme con respecto a los días por venir. Eso implicaba discernir los propósitos de Dios a cada paso. Sería muy largo enumerar todos sus valiosos aportes. Los resumo diciendo que casi todos los grandes saltos y giros estratégicos que se dieron en el camino fueron visualizados y propuestos por él.

Carlos me valoraba enormemente y siempre mantuvo una preocupación constante por mi seguridad, mi salud, mi integridad. Él no tenía ninguna duda de mis principios y de mis valores. Conocía mejor que nadie mi pensamiento y mis motivaciones. Siempre estaba colocando frente a mí información, soluciones, propuestas y, siempre, dejaba que fuera yo quien tomara la decisión final, la cual, respetaba totalmente aunque no la compartiera. Su propósito era que no tuviera ninguna otra preocupación que la de entregarme a la enseñanza de la Biblia.

Siempre estuvo preocupado por mi carga de trabajo sin darse cuenta que él también llevaba una enorme carga. Porque su trabajo, no solamente fue lo visible. Es decir, todo lo que hizo en la Corporación Cristiana de Radio y Televisión sino su inmenso trabajo haciendo casi de todo a fin que la obra marchara de la mejor manera.

Teniendo bajo su responsabilidad medios de comunicación tan poderosos le hubiera sido muy fácil potenciar sus méritos. Pero Carlos era una persona muy humilde que rechazaba firmemente el protagonismo. Siempre se mantenía detrás de las bambalinas y evitaba el exponerse al público. Por ello, la imagen que las personas tienen de él no coincide con todo lo que en realidad hizo por la obra de Dios.

Él tenía una mente fotográfica y sabía fechas, nombres, secuencia de hechos, de tantas cosas importantes que se hicieron. Yo confiaba que él manejaba esa información y sabía que al momento de necesitarla él la tendría siempre a mano. Varias veces le insistí que escribiera. Pero, su trabajo era tan intenso que creo no tuvo esa oportunidad.

Nuestra idea era que un día llegaríamos a viejos, que entonces revisaríamos todo lo vivido y que escribiríamos la verdad de todos los hechos. Pero nunca imaginamos que él se iría tan pronto. Demasiado pronto. Pero me satisface saber que finalmente él descansa. Sí, lo que casi nunca hizo en vida hoy, finalmente, lo hace: descansa de su ajetreada y demandante vida. Descansa después de haber dado un aporte a la obra de Dios que solamente la eternidad podrá revelarlo en su justa dimensión. Espero que Dios me de la vida y la oportunidad de un día escribir la verdad de todas las cosas para que se pueda, aunque limitadamente, valorarse el inmenso aporte que Carlos Ardón dio al evangelio en nuestro país.

Carlos Ardón, Gerente de CCR-TV junto al Pastor Mario Vega en su visita a la Iglesia de Yoido, Corea del Sur.