Lección de célula de adultos para sábado 28 de noviembre
El Señor es mi pastor
LECTURA: Salmo 23:1-4
1 Jehová es mi pastor; nada me faltará. 2 En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. 3 Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. 4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
VERDAD CENTRAL: El Señor es el buen pastor que siempre vela por el bienestar de sus hijos.
INTRODUCCIÓN
Este es un salmo muy conocido por el pueblo de Dios. Es corto, ha sido redactado de manera sencilla y no posee contenidos difíciles de interpretar. El que Dios se presente como el pastor de su pueblo es un tema muy repetido en los salmos y en otros libros de la Biblia. Eso se debe a que el Señor se quejó de los dirigentes del pueblo que resultaron ser malos pastores, asalariados a quienes solamente les interesaba lo propio. En contra de ellos es que el Señor se levanta para asumir personalmente la responsabilidad de cuidar de su pueblo. Este salmo es un canto de confianza y esperanza por el que se reconoce que Dios es el pastor de su pueblo y que, por tanto, no le falta nada. Al decir que el Señor es «mi» pastor, se está hablando de una apropiación que cada persona debe hacer. La manera de acercarnos a Dios debe ser de manera personal, nadie puede hacerlo en nuestro lugar.
CUERPO
1- El Señor nos provee de alimento. Las ovejas son animales bastante frágiles. Poseen un mal olfato y una vista corta. Eso les impide encontrar el alimento por sí mismas. Las ovejas sin pastor normalmente no sobreviven. Debe ser el pastor quien les encuentre su alimento. Por ello, el salmo afirma: «En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará» (v. 2). Los pastos delicados son los que resultan apropiados para la débil dentadura de las ovejas. Ellas no pueden comer cualquier alimento, se les debe proveer pastos delicados. Pero tampoco pueden encontrarlos por ellas mismas, el pastor es necesario para su alimentación. De igual forma, el pastor debe proveerles aguas de reposo. Las ovejas son animales tímidos, no se atreven a beber de aguas agitadas o que producen ruido. El pastor debe buscar un lugar donde las aguas estén en reposo. Todo esto, revela el cuidado detallado que Dios tiene de sus hijos. Él cuida de cada pequeña cosa que nos dará satisfacción a nuestras necesidades.
2- El Señor nos guía. Como se ha dicho, las ovejas son animales con una vista muy corta. Ellas no saben encontrar el camino por sí mismas, necesitan del pastor para que les guíe tanto para encontrar alimento como para volver al redil. «Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre» (v. 3). Sí, por amor a su nombre el Señor guiará a su pueblo por el camino correcto. No lo hará porque las personas lo merezcan o se lo hayan ganado, lo hará para honra de su nombre. Él se comprometió con nosotros y cumplirá fielmente su papel de ser nuestro guía en tiempos difíciles. Él se asegurará de que nuestros caminos sean sendas de justicia, es decir, caminos buenos, justos. La responsabilidad de cada creyente se reduce a seguir los lineamientos del Señor. Debe encomendar a él su vida y él será quien le guíe por el camino justo. Esa es la manera en que Dios conforta el alma de su pueblo.
3- El Señor nos cuida en momentos críticos. Si las ovejas son animales frágiles es evidente que no pueden defenderse a sí mismas de los peligros. Por ese motivo, el Señor se ofrece como su protector: «Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento» (v. 4). En su andar, las ovejas pueden llegar a valles oscuros donde la muerte asecha. Pero, aún allí, no hay razón para temer porque el Señor estará con su pueblo. Su sola presencia se convierte en una razón para confiar y no temer. Pero, además, se afirma que él usará su vara y su cayado. Mientras que la vara servía como instrumento de defensa y protección de las ovejas, el cayado (un bastón curvo en uno de sus extremos) era para sostenerlas y atraerlas al pastor. Dios sabe combinar la protección con la disciplina para cuidar y guiar a su pueblo. De los peores momentos, sus ovejas salen fortalecidas porque la presencia del buen pastor les garantiza salud y seguridad.
APLICACIÓN
Las ovejas y los pastores eran realidades muy cercanas para el pueblo de Dios. No les resultaba difícil entender ideas como las del Salmo 23. De igual manera, al considerarlas, nosotros tampoco tenemos dificultades para entenderlas. El mensaje es que Dios es nuestro pastor, proveedor, alimentador, guiador y protector. Todas las cosas esenciales están garantizadas con él. Para ser oveja del rebaño del Señor se necesita una decisión sincera por la que se opta por seguir al buen pastor. Esa decisión comprende el arrepentimiento por haber vivido lejos de Dios y la decisión de darle un giro a la vida para comenzar a seguirle cada día. Es una decisión que no hay que postergar. De hecho, hoy es el mejor momento para hacerlo.
Nosotros somos ovejas de su rebaño y debemos confiar en que él nos cuida y proteje