Lección de célula de adultos para sábado 16 de enero

Sábado 16 de enero de 2021

De tal manera amó Dios al mundo

LECTURA: Juan 3:16-18

16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

VERDAD CENTRAL: Dios envió a su único hijo para salvarnos por medio de la fe.

INTRODUCCIÓN

Posiblemente estas sean las palabras más conocidas de la Biblia. Juan 3:16 bien puede ser el versículo más memorizado por los cristianos. Contiene palabras que fueron dichas por el Señor Jesús en un diálogo que sostuvo con Nicodemo, un maestro dentro del judaísmo. Él tenía inquietudes espirituales que decidió consultar con Jesús. Aunque no tuvo oportunidad de expresar sus preguntas, el Maestro interpretó su interés y le habló de la necesidad del nuevo nacimiento. Después, como una extensión de su enseñanza, pronunció lo que hoy es Juan 3:16. Las palabras son muy valoradas porque contienen un resumen del evangelio. En un solo versículo se expresa el amor de Dios que hizo posible la salvación para todo el que crea, sin distinciones.

CUERPO

1- De tal manera amó Dios al mundo. Juan 3:16 es un versículo que inicia mencionando el amor de Dios: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (v. 16). Dios amó al mundo por una iniciativa propia, no solo a una nación, como creían los israelitas, sino a cada uno de los pueblos que moran en el planeta. El amor de Dios fue de una dimensión tal que entregó a su único hijo. La intensidad de ese amor es incomparable, pues le llevó a dar lo que era más querido para él: su mismo Hijo. Se dice que es unigénito porque solo hay uno en su especie. Jesús es el Hijo único de Dios, no hay otro más. Ese regalo tuvo como propósito que se convirtiera en el sacrificio para cancelar el pecado. El regalo de Dios está allí disponible para todo quien quiera creer. No hay otra exigencia más que la de creer. Quien lo hace alcanza la reconciliación con Dios de una manera tan segura que ya no se perderá. Por el contrario, tendrá la vida eterna.

2- El propósito es la salvación. El gran regalo de Dios para la humanidad tiene como propósito la salvación de las personas. Como se dijo al inicio, este es un resumen del evangelio. Por tanto, el objeto del evangelio es la salvación para todo el que crea. «Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él» (v. 17). El evangelio no es un mensaje de condenación sino todo lo contrario. Es la buena noticia de que por la fe en Jesús se alcanza la salvación. El énfasis en la enseñanza del evangelio no debe ser la condenación o las amenazas a las personas sino brindarles la esperanza que el evangelio contiene. El propósito del Señor al encarnarse no fue el de venir a condenar y destruir el mundo, sino el de aliviar la esclavitud del pecado y dar a quienes creen la seguridad de que sus pecados son perdonados y que tendrán la vida eterna. Al anunciar el evangelio debe quedar la idea de que hay salvación por medio de Jesús. Él no desea la condenación del mundo sino su salvación.

3- La importancia de creer. En esto de recibir salvación en lugar de condenación existe un solo elemento que hace la diferencia: el creer. «El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios» (v. 18). Estas palabras son contundentes. Todo depende del creer. Si una persona cree no será condenada, la salvación no es un asunto del futuro o del día del juicio. Es de hoy: quien hoy cree hoy es salvado. Al contrario, quien no cree es condenado. Esto tampoco es asunto del futuro o del día del juicio, es algo que se resuelve ahora mismo. El que se rehúsa a creer «ya ha sido condenado», ese es verbo en pasado que presenta la condenación como ya realizada. Solamente por el hecho de no haber creído.

APLICACIÓN

 Es maravilloso el amor que Dios nos ha mostrado que, sin merecerlo, entregó a su único Hijo para las personas de todas las naciones. Él no pide nada difícil o imposible de cumplir. Solo espera que creamos que Jesús es su Hijo, su enviado y que le sigamos con amor. A quienes así creen, hoy mismo alcanzan la salvación y la vida eterna. Es por un acto sencillo de fe que las personas se salvan. Dios no desea la condenación del mundo sino su salvación y, por eso, envió a su Hijo para resolver el problema del pecado. Ahora la salvación está disponible por el solo creer. Hoy llega esa oportunidad a usted, para que, creyendo, tenga la seguridad de su salvación. Reciba a Jesús sin más demora.

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