Lección de célula de adultos para sábado 29 de mayo
Sábado 29 de mayo de 2021
Preparen en el desierto un camino para el Señor
LECTURA: Isaías 40:3-8 NVI
Una voz proclama: «Preparen en el desierto un camino para el Señor; enderecen en la estepa un sendero para nuestro Dios. 4 Que se levanten todos los valles, y se allanen todos los montes y colinas; que el terreno escabroso se nivele y se alisen las quebradas. 5 Entonces se revelará la gloria del Señor, y la verá toda la humanidad. El Señor mismo lo ha dicho». 6 Una voz dice: «Proclama». «¿Y qué voy a proclamar?», respondo yo.[a] «Que todo mortal es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo. 7 La hierba se seca y la flor se marchita, porque el aliento del Señor sopla sobre ellas. Sin duda, el pueblo es hierba. 8 La hierba se seca y la flor se marchita, pero la palabra de nuestro Dios permanece para siempre».
VERDAD CENTRAL: Quienes son llevados por Dios al desierto conocen su naturaleza y son transformados en su carácter.
INTRODUCCIÓN
El contexto de este pasaje de la Escritura nos ubica frente a un escenario político, religioso y cultural bastante desafiante en la historia de Israel. Este panorama es conocido popularmente como el exilio de Judá a Babilonia. Una consecuencia final por la desobediencia de siglos de Israel como nación a Dios y a su pacto. Durante este período de decadencia, Israel había perdido todos los elementos simbólicos que los unían como nación: la monarquía, el templo y la tierra. En ese tiempo de agitación y convulsión social, la tribu de Judá y la capital Jerusalén se llevaron la peor parte: sus habitantes fueron llevados cautivos a Babilonia y allí permanecieron en un nuevo «desierto» de setenta años que tuvo como propósito revelar el corazón de su pueblo y limpiarlo de las impurezas.
CUERPO:
1- Un camino en el desierto. El verso tres se abre con una voz humana que alienta a escuchar detenidamente: «una voz proclama». Esa voz anónima advierte al pueblo de la llegada del Señor al desierto espiritual que ellos atraviesan en Babilonia. La imagen de «un camino para el Señor» no es usual del éxodo. Cuando el pueblo del Señor volvía a casa: no son llamados a preparar el camino, sino que éste ya está dispuesto para ellos (Is. 35:8, 42:16, 43:16-19, 48:17-21, 55:12) El sentido del pasaje combina la imagen antigua del Señor que viene al rescate de su pueblo (Dt 33:2, Jue 5:4, Sal 68:4-5; 7-8) con la costumbre de construir caminos procesionales para recibir a un alto dignatario. Así, Israel debía prepararse para encontrarse en su desierto de Babilonia con el Señor. Los creyentes debemos estar conscientes de que en medio de nuestras dificultades podemos tener un encuentro cercano y especial con el Señor.
2- Una nivelación necesaria. La razón por la que somos llevados al desierto es para descubrir lo que nos ha conducido a vivir lejos del Señor. En su intervención, Dios necesita modelar nuestra naturaleza en aquellas áreas donde creemos que somos autosuficientes. «Allanando todos los montes» (v. 4), que simbolizan nuestro orgullo y arrogancia, y así formar una nueva altura que nos permita contemplar su gloria desde una adecuada perspectiva. De ahí que Isaías anticipa una nueva transformación «Levantando todos los valles» (v. 4), algo que sobrenaturalmente solo Dios puede hacer.
3- Una necesaria rectitud. No hay nada más difícil para un constructor que trabajar en una superficie que no es del todo horizontal. Al igual que el constructor, Dios necesita trabajar en aquellas áreas de nuestra vida en las que no somos tan rectos como él anhela. Por está razón, el profeta Isaías prevé una transformación que comienza desde los cimientos mismos al decir: «Que el terreno escabroso se nivele y se alisen las quebradas» (v. 4). Esta es una función de vital importancia mientras estamos en los desiertos de la vida, mejorar y perfeccionar en todas aquellas áreas desniveladas que hay en nuestro interior. Al darnos cuenta de que no somos tan rectos o perfectos como creemos, somos animados para que en una actitud de humildad nos acerquemos al arquitecto de nuestra vida para que enderece lo torcido (Sal 139:23-24). Comprender esta verdad nos hará afirmar nuestros pasos día a día en nuestro camino de parecernos al Hijo de Dios, ya que esa rectitud necesaria «Revelará la gloria del Señor» (v. 5) y esta «la verá toda la humanidad. El mismo Señor lo ha dicho». Solo una vida renovada y transformada en el crisol del desierto revela su gloria e imagen continuamente.
APLICACIÓN
Los versos del seis al ocho hacen un cierre de la imagen real del hombre frente a Dios y su palabra. Nada es más frágil que la vida del hombre y nada es más permanente que la Palabra de Dios que nos perfecciona. Debido a eso, Dios por medio del desierto desnuda nuestro ser interior y hace que poco a poco nos veamos tal y como somos. Él lo hace para que demos un vistazo a nuestro interior, podamos arrepentirnos, morir a nuestra naturaleza carnal y proseguir nuestro camino. Es importante que recordemos que las circunstancias no cambian nuestro carácter, simplemente lo revelan. ¿Ha aprovechado las valiosas lecciones para su vida que Dios le ha dado frente a las actuales circuntancias? ¿Ha permitido que el Señor lo moldee por medio de su palabra y así labrar la imagen de su Hijo en usted?