Lección de célula de adultos para sábado 12 de junio

Sábado 12 de junio de 2021

El desierto de Jesús

LECTURA: Mateo 4:1-11 NVI

Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo sometiera a tentación. 2 Después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. 3 El tentador se le acercó y le propuso: —Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan. 4 Jesús le respondió: —Escrito está: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. 5 Luego el diablo lo llevó a la ciudad santa e hizo que se pusiera de pie sobre la parte más alta del templo, y le dijo:6 —Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo. Porque escrito está:» “Ordenará que sus ángeles te sostengan en sus manos, para que no tropieces con piedra alguna”».7 —También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” —le contestó Jesús. 8 De nuevo lo tentó el diablo, llevándolo a una montaña muy alta, y le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. 9 —Todo esto te daré si te postras y me adoras. 10 —¡Vete, Satanás! —le dijo Jesús—. Porque escrito está: “Adora al Señor tu Dios y sírvele solamente a él”. 11 Entonces el diablo lo dejó, y unos ángeles acudieron a servirle.

VERDAD CENTRAL: En los desiertos Satanás cuestiona la palabra de Dios.

INTRODUCCIÓN

La conexión entre el bautismo de Jesús y la tentación no es sólo de carácter cronológico, sino que va dada también en los hechos mismos. El mensaje revelado por el Padre a Jesús: «Tu eres mi hijo amado, estoy muy complacido contigo» (Mc. 1:11), es el que se pondrá a prueba en el desierto en cada una de las tentaciones a las que el diablo tratará de incitar al Señor sin éxito alguno. Es importante mencionar que el Espíritu descendido sobre Jesús en forma de paloma, en el momento del bautismo, es el que lo empuja al desierto, con lo que queda dicho que estas tentaciones forman también parte de los planes de Dios. Si bien Dios no tienta a nadie, según lo señala la Escritura; las tentaciones en los desiertos se vuelven comunes con el objetivo de demostrar si realmente hemos creído en la palabra que hemos recibido de Dios ante de entrar al desierto.

CUERPO:

1- La palabra de Dios cuestionada. Antes de ser llevado al desierto Jesús sabía perfectamente quien era por la revelación que recibió de su Padre en el momento de su bautismo (Mc. 1:11). Luego, Mateo y Lucas dicen expresamente que Jesús ayunó cuarenta días y cuarenta noches, mientras estuvo en el desierto. Después de transcurrido ese período experimentó hambre. Puesto que Jesús, además de ser divino, era perfectamente humano, no es sorprendente que al final de esos cuarenta días tuviera hambre. El diablo aprovechó y eligió ese momento como una ocasión favorable para pretender cuestionar la palabra dicha por el Padre en el bautismo. Sin embargo, su deseo fue más allá y quizo provocar a Jesús a utilizar su poder en un interés propio. Las tentaciones en el desierto buscan cuestionar la palabra de Dios y usar los caminos fáciles para salir de la prueba.

2- El plan de Dios cuestionado. Un texto judío no bíblico llamado midrash, declaraba que el Mesías aparecería en el tejado del templo. El escenario de la segunda tentación es perfecto para que por señales extraordinarias la gente crea que Jesús es el mesías prometido a Israel, y es precisamente ahí, donde el tentador propone a Jesús que se arroje a la plaza del templo, o mejor, que se haga bajar por los ángeles. En la primera tentación le ha incitado a salvarse a sí mismo de la necesidad corporal de alimentos, ahora el tentador le incita a provocar él mismo un peligro, para poder así exigir un milagro de parte de Dios. El demonio ha quedado vencido antes por una frase de la Escritura y por eso, la segunda vez, basa su propuesta también en unas palabras de la misma. La afirmación del salmo 91, de que el hombre bueno está bajo la protección de Dios, debe cumplirse con mucha más razón en el Hijo amado de Dios.

3- La lealtad a Dios puesta a prueba. La tercera tentación se vincula al deseo de los ojos (Mateo 4:8-10), y si hubiera una ruta rápida por la que el Mesías pudiera cumplir su misión de convertirse en rey, evitando la pasión y crucifixión para lo que él originalmente vino en obediencia al Padre, sería ésta. En una atrevida y mentirosa propuesta, el demonio ofrece el poder absoluto de las naciones a cambio de su rendición y lealtad hacia él. Lo que el Padre tardaría en darle a través de un proceso doloroso, Satanás planea entregárselo de forma inmediata y sin dolor. En los desiertos, el enemigo nos hará propuestas rápidas para traicionar nuestra lealtad y obediencia al Señor.

APLICACIÓN

Cuando somos llevados al desierto, el tentador aparecerá para cuestionar nuestra esperanza y fe en las palabras que hemos recibido del Señor. Su meta siempre será conducirnos por los caminos fáciles en abierta deslealtad hacia Dios. Al igual que Jesús, en nuestros desiertos es necesario fortalecernos por la palabra, solo así lograremos obtener la victoria sobre el mal. Reciba consuelo del hecho de que tenemos un sumo sacerdote que, habiendo sido tentado, puede ayudarnos en nuestras debilidades (Heb. 4:14-16).

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