Lección de células de adultos para el sábado 20 de marzo

Sábado 20 de marzo de 2021

La amistad del mundo es enemistad contra Dios

LECTURA: Santiago 4:4-6

4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente? 6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

VERDAD CENTRAL: Dios desea que le seamos completamente fieles.

INTRODUCCIÓN

Las pasiones engañosas y el vivir para los placeres nos hacen equivocar en nuestras lealtades, entre ellas, las lealtades espirituales, que son las más importantes. En lugar de consagrarnos a adorar al verdadero Dios, comenzamos a dedicarnos y a adorar a otros ídolos que toman su lugar. Eso es adulterio espiritual. La imagen del adulterio espiritual fue utilizada por el profeta Oseas, que recibió de Dios el mandato de casarse con una mujer dada a la prostitución, la cual, era una figura del pueblo que se había volcado enteramente a otros dioses y a apartarse del Señor. Santiago retoma la imagen y lo dice directamente, sin tapujos: ¡Almas adúlteras! Son palabras fuertes, pero expresan el rechazo de Dios hacia las personas que no terminan por decidirse a ser completamente fieles a él.

CUERPO

1- Los enemigos de Dios. Aunque la referencia que Santiago hace del adulterio no es literal, sino que simbólica, continúan siendo palabras muy fuertes. Pero, él se encarga de explicar en qué consiste ese adulterio: «¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios» (v. 4). El problema con los creyentes es que puede ser que crean en Jesús, pero mientras sigan sustentando valores del mundo seguirán siendo amigos del mundo. Esos valores son la envidia, la codicia, la falta de compasión, la falta de perdón, la agresividad y muchas otras expresiones que los creyentes practican a menudo. Pero, Santiago es muy claro al decir que quien se hace amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios. Cada uno tiene que tomar su decisión. Cada cual debe decidir con quien caminar, si con Dios o con el mundo, cada uno debe decidir dónde estarán sus amigos. Para poder afectarlo y cambiarlo para bien, el cristiano debe meterse en el mundo que le rodea, no retraerse. Los cristianos siempre viven en esa tensión de estar en el mundo pero no ser del mundo. Es la misma tensión que Jesús vivió de manera victoriosa.

2- El anhelo del Espíritu Santo. Santiago tenía otra razón más para usar palabras tan definitivas. Es la que explica a continuación: «¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?» (v. 5). El argumento de Santiago sigue rondando la idea de la amistad-enemistad con Dios. Si el Espíritu nos anhela celosamente no dejará que nos alejemos de Dios y que seamos constituidos enemigos suyos. La expresión «anhelar celosamente» hace alusión a un deseo intenso. Es un amor celoso, en el buen sentido de los celos, el que el Espíritu Santo tiene por los cristianos. Él desea que seamos solo de Dios, que seamos completamente fieles a él. El Espíritu de Dios no dejará que los creyentes se desvíen tras los valores mundanos. Él se encargará de inquietar a los cristianos y hacerles ver cuándo se han desviado del camino. Su amor celoso es la garantía de que hemos de perseverar en obediencia. Para ello se necesita una sensibilidad especial que permita percibir su voz y, también, una voluntad sumisa, dispuesta a agradar al Señor en todo lo que requiera.

3- Dios da gracia a los humildes. Al pensar en esos celos amorosos del Espíritu hacia los cristianos, la idea que inmediatamente viene a la mente es de si seremos dignos de tanto amor y de tanto celo. Quizá por eso Santiago se apure a decir: «Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (v. 6). ¿Qué quiere decir con que «él da mayor gracia»? Obviamente, mayor que nuestra falta de fidelidad al amor celoso del Espíritu que nos habita. Si fuera por nuestra falta de consideración al Espíritu de Dios, éste debiera haberse ya retirado de nosotros. No lo hace, sin embargo, porque la presencia del Espíritu en el cristiano no es un mérito del cristiano sino un don de Dios, una gracia mayor que Dios nos da, mayor que nuestra falta de fe, mayor que nuestra incredulidad, mayor que nuestra infidelidad, mayor que nuestra humanidad.

APLICACIÓN

La única cosa que como humanos podemos hacer para merecer la gracia de Dios, culmina Santiago, es mantener un espíritu de humildad. Todo lo demás es hecho por Dios. Él resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. Los humildes son los amigos de Dios y los únicos que reciben su gracia. De allí que es tan importante ser sencillos cuando se escucha la palabra de Dios. Hoy tenemos la oportunidad de revisar nuestras actitudes frente al anuncio del evangelio. Quien es humilde alcanzará la luz para entender el camino de vida y andar por él. Con una actitud de arrepentimiento se puede llegar a la conversión y a recibir el Espíritu que nos cela con amor.

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