Lección de células de adultos para sábado 10 de abril
Sábado 10 de abril de 2021
El desierto de Abram
LECTURA: Génesis 13:14-17 NVI
14 Después de que Lot se separó de Abram, el Señor le dijo: «Abram, levanta la vista desde el lugar donde estás, y mira hacia el norte y hacia el sur, hacia el este y hacia el oeste. 15 Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada. 16 Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, también podrá contar tus descendientes. 17 ¡Ve y recorre el país a lo largo y a lo ancho, porque a ti te lo daré!»
VERDAD CENTRAL: La obediencia nos puede conducir a estar totalmente solos con Dios.
INTRODUCCIÓN:
Una de las historias que más han inspirado a muchos es la de la vida de Abraham, debido al propósito y el destino al cual Dios lo había llamado. De Abraham se dice que fue amigo de Dios (Isaías 41:8) y por medio de él y su descendencia, en la persona de Jesús, las naciones serían bendecidas. Su historia esta tejida por los altos y bajos de su proceso de obediencia, conocimiento y dependencia de Dios. Dicho proceso lo colocó en repetidas ocasiones en desiertos donde se encontró totalmente solo a causa de su obediencia a la voluntad de Dios. Obedecer a Dios muchas veces nos conducirá a separarnos de quienes no siguen nuestra ruta de entrega, y sin embargo nos pondrá frente a Dios de una forma más cercana.
CUERPO
1- Caminando juntos con motivaciones distintas. Lot era el hijo de Harán, el hermano menor de Abram (Génesis 11:27). Puesto que el padre de Lot falleció en Ur antes de que la familia saliera hacia Canaán (11:28), era natural que Lot acompañara a la familia cuanto esta partió hacia la tierra de la promesa. Al parecer, Lot se sentía cercano a su tío Abram, lo cual también es comprensible debido a que Abram era el hijo mayor de la familia. Es indudable que, como el mayor de su generación, Abram también se sintiera responsable por Lot y su familia. Sin embargo, las motivaciones de la salida de ambos eran totalmente distintas. Para Lot salir de su tierra de origen, era simplemente una dependencia de Abram y un mero formalismo. Pero para Abram su salida de Ur era una cuestión de obediencia y fe. En la vida nos encontraremos con personas que caminan a nuestro lado, pero no poseen nuestra visión y mucho menos nuestras convicciones de viaje y eso nos puede conducir a conflictos profundos.
2- La obediencia que conduce a la soledad. Después de vivir un tiempo en Egipto, Abram volvió a Canaán con Lot y se instaló nuevamente cerca de Betel. Allí reconoció a Dios en adoración pública y compromiso de lealtad absoluta. Esta es una de las características más sobresalientes de Abram. En toda circunstancia y lugar adora y agradece a Dios. Posiblemente en este acto Abram se comprometió nuevamente a cumplir el llamado de Dios, arrepentido de su falta anterior por haber ido a Egipto en su desierto de escasez (Génesis 12:10-20) Pero en medio de la dedicación surge un problema. La tierra no es suficiente en recursos para los ganados de Abram y Lot, lo cual crea una situación de hostilidad entre los siervos de ambos. Además, los cananeos y ferezeos estaban establecidos también en aquel lugar, no dejando mucha tierra disponible y siendo un peligro de ataque en caso de que iniciara una contienda. Abram decidió que la mejor solución era la separación entre él y Lot. Tomó la iniciativa de ofrecer que Lot eligiera el terreno que quisiera. Abram, a cambio, acataría dicha decisión y permanecería en territorio separado. Su iniciativa en el fondo buscaba obedecer la orden de Dios de dejar su parentela. En muchas ocasiones, nuestra obediencia a Dios nos dejara solos.
3- Las promesas que florecen en el desierto. El egoísmo de Lot al escoger lo mejor de la tierra delató su corazón en el momento de la crisis con los siervos de su tío. Pero, y a pesar de que Abram quedó solo en una región desértica y árida, fue allí donde Dios plantaría a su pueblo Israel para siempre. Fue solo cuando Lot se apartó de Abram que Dios amplió su promesa de una descendencia incontable. Ya no solo le dijo el gran pueblo que vendría por medio de él, sino le señaló todo el territorio que poseerían. No por su fuerza, sino por la gracia de Dios sobre ellos. Las promesas de Dios florecen mejor en medio del desierto. El lugar más verde no siempre es el mejor lugar para que Dios confirme sus promesas. La palabra de Dios produce vida en medio de aquello que parece solo, seco y muerto.
APLICACIÓN
Años más tarde, aquella tierra árida y sin agua sería conocida como «la tierra en donde fluye leche y miel» (Ex. 3:17). Aquel momento de separación, soledad y vida en el desierto por cumplir fielmente la voluntad de Dios hizo que los planes y propósitos de Dios se cumplieran en Abram y su descendencia. En ocasiones nuestra lealtad a Dios nos conducirá a vivir separados de quienes no persiguen el mismo propósito. Nuestra soledad no será intencional, sino el resultado de que nuestros intereses no concuerdan con los del mundo. ¿Esta dispuesto a separarse de lo que le impide su obediencia al Señor?