Lección de células de adultos para sábado 11 de septiembre
Sábado 11 de septiembre de 2021
El viñador misericordioso
LECTURA: Lucas 13:6-9
6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? 8 Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. 9 Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.
VERDAD CENTRAL: Hay que procurar el arrepentimiento antes de que sea demasiado tarde y ya no haya misericordia.
INTRODUCCIÓN
El Señor Jesús se acercaba a Jerusalén y al final de su ministerio. Este viaje a la capital de Israel era su último intento para mover a su pueblo a un sincero arrepentimiento. Es solamente el evangelio de Lucas el que registra esta parábola y en ella se destaca el punto en torno a que la oportunidad para arrepentirse no dura para siempre. El verdadero arrepentimiento se evidencia mediante frutos tangibles y permanentes. Jesús presentó esta parábola como una advertencia más para Israel. Pero, al mismo tiempo, es también una advertencia para toda persona. La paciencia del Señor tiene un límite y debemos aprovecharla antes de que termine. Debemos sacar provecho de cada detalle y oportunidad que se nos da de encontrar el camino a la vida.
CUERPO
1 – La higuera que no daba frutos. La parábola trata de una viña en cuyo seno había una higuera que no daba fruto, por lo que el dueño resolvió cortarla. En el Antiguo Testamento se usa a la higuera como una figura de Israel, el pueblo al que el Señor Jesús se había acercado. El mensaje es absolutamente claro: Israel fue plantado para dar fruto, pero estaba muerto: «Vino a buscar fruto en ella, y no lo halló» (v. 6). Dios venía buscando fruto de arrepentimiento en su pueblo ya por más de tres años: «He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera» (v. 7). Algunos han relacionado la mención que se hace aquí de los tres años con la duración aproximada que había tenido el ministerio del Señor Jesús. Se acercaba la hora crucial, y en lugar de aceptación la cosecha fue oposición y rechazo irracional. Ante la situación el dueño de la viña emitió su sentencia: «Córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra?» (v. 7). La falta de frutos hace a las plantas improductivas y, si esa es la situación, no hay razón para que sigan ocupando un espacio en la tierra que bien podría ser aprovechada por otra planta. Las personas son responsables de usar de la mejor manera los privilegios que Dios da. Si las personas no son conscientes o no valoran las ventajas que han recibido, Dios puede tomar la decisión de cortarlos para que otros necesitados tomen su lugar. En la mayordomía del reino no se desperdicia nada, ni el espacio, por ello, si la higuera no da fruto se corta, porque ocupa inútilmente el terreno.
2 – La intercesión del viñador. En la parábola el dueño es Dios el padre, el viñador es el Señor Jesús y la higuera es la nación de Israel. Cuando el viñador escuchó la sentencia del dueño, intercedió por la planta, pidiendo un año de tregua para esperar fruto: «Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone» (v. 8). El dueño accedió al plazo, aunque la sentencia se mantuvo: ¡Si no hay fruto, córtala! El viñador intentaba por todos los medios salvar la planta. No todo estaba perdido, aparentemente. Se le otorgó un año más para estar seguros de si la planta era o no del todo inútil. Esa oportunidad era concordante con las enseñanzas de los rabinos judíos quienes, generalmente, estaban de acuerdo con que Dios podía suspender o modificar el juicio a Israel, si se hallaba en ellos genuino arrepentimiento. El reino de Dios es un esfuerzo redentor grande para beneficiar a cada ser humano que se rinde a él. Lo que era cierto para Israel, lo es para cada persona que en la actualidad pretenda seguir a Cristo y no produzca el fruto anhelado por Dios. Lo grave es no vivir como Dios quiere, practicando la justicia, el amor y la verdad. La parábola en cuestión hace referencia originalmente a Israel, pero tiene su extensión pastoral a la iglesia del Señor también, que no siempre está a la altura de las demandas del reino. Generalmente nos quejamos de la incredulidad de la gente, pero ¿no será mejor mirar hacia adentro y ver, por si acaso, si no es la iglesia la que se está secando y tornándose estéril?
APLICACIÓN
Si bien la parábola de la higuera se refiere, en primer lugar, a la responsabilidad de Israel, ilustra también las oportunidades que Dios les ofrece a las personas de todos los pueblos para que se conviertan en sus discípulos. Lo más importante es entender que Dios espera buenos frutos. Las palabras y las prácticas externas no son nada si no se vive en la luz, la verdad y la justicia que Dios desea. Este relato enseña, además que, aunque el Señor en su bondad puede darnos más de una oportunidad, su paciencia tiene un límite y, por esa razón, debemos aprovechar el día de hoy.