Lección de célula de adultos para sábado 27 de febrero

Sábado, 27 de febrero de 2021

Todo lo puedo en Cristo

LECTURA: Filipenses 4:10-13

10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

VERDAD CENTRAL: Con la seguridad que brota de la fe en Jesús podemos tener contentamiento con lo que poseemos.

INTRODUCCIÓN

«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece», son palabras muy conocidas y sabidas de memoria por los cristianos. Pero, pocos podrían explicar en qué contexto las pronuncia Pablo. La frase es usada con frecuencia con relación a todo tipo de dificultades o situaciones que el creyente pueda experimentar, pero Pablo las dice referidas a la mayordomía cristiana. La mayordomía se refiere a la manera como los creyentes administran sus recursos económicos. No importa si se trata de muchos o escasos recursos, tanto en un caso como en el otro se deben tener las actitudes y las conductas correctas. La frase tiene que ver con una actitud labrada con respecto al dinero y los bienes materiales en la fe del evangelio.

CUERPO

1- La gratitud de Pablo hacia los filipenses. La iglesia en Filipos fue muy importante para el ministerio de Pablo. Ellos sostuvieron al apóstol en buena parte de su vida de servicio. A causa de las dificultades que se presentaban en otras iglesias, Pablo prefería no recibir ninguna ayuda económica de ellas sino solo de los filipenses. Pero no siempre era fácil hacer llegar a Pablo esa ayuda. En esta ocasión él se encontraba en prisión (se cree que en Éfeso) y eso había dificultado que los filipenses le hicieran llegar su ayuda. Pero, al final, lo ubicaron y se la pudieron enviar. Por eso él les dice: «En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad» (v. 10). No había sido falta de voluntad de los filipenses de ayudarlo, sino que no se habían dado las condiciones para hacérsela llegar. La mayordomía de Dios establece que las iglesias deben asegurarse del cuidado de los ministros de la palabra. Los filipenses fueron un ejemplo en su empeño de asegurar lo necesario para el apóstol Pablo.

2- Las carencias y las abundancias de Pablo. Lo que el apóstol afirmó sobre que al fin habían vuelto a cuidar de él, podía parecer un reclamo para la iglesia. Pero no era así, por eso Pablo se apresura a aclarar: «No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación» (v. 11). Era cierto que él estaba en una situación de pobreza, pero eso no era un problema porque la dedicación que ponía en su ministerio no dependía de lo que pudiera recibir. «Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad» (v. 12). La vida le había enseñado a Pablo a tener todo tipo de experiencias. A veces había disfrutado de momentos de abundancia y, en otras ocasiones, había padecido escasez. De una manera u otra él podía seguir sirviendo sin problemas. A momentos de necesidad él sabía que le seguirían los de abundancia. Pero ni lo uno ni lo otro le afectarían en su deseo de servir a las iglesias.

3- La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Después de haber explicado su actitud personal frente a los bienes materiales Pablo finalmente declara: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (v. 13). Ese grito de victoria se refiere, como se puede ver, a su capacidad de haber forjado un carácter a prueba de cualquier situación económica que pudiera enfrentar. Cuando una persona comprende que la esencia de la vida no consiste en lo que se posee sino en lo que se hace con ella, los bienes pasan a un segundo plano. Para el apóstol lo importante no era si tenía o no lo suficiente, sino el cumplir con la misión que se le había encomendado. Para que el creyente pueda hacer suya la victoriosa frase de «todo lo puedo en Cristo me fortalece» debe también aprender a ser agradecido con lo que ya tiene.

APLICACIÓN

Es un arte el estar contentos en toda circunstancia y lugar. Eso se aprende solo a través de las experiencias y la reflexión. Es un resultado de la madurez espiritual que se resume en el versículo clásico que ha sido de bendición para tantas personas: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece». La frase no habla de una actitud positiva y entusiasta acerca de las capacidades humanas, sino que es una seguridad que brota de la fe en Cristo, de él viene la fortaleza. De allí la importancia de recibirle como Señor de la vida. Para ello, se le debe recibir con toda sinceridad, renunciando al egoísmo y adoptando un estilo de fe, generosidad y cuidado de los unos por los otros.

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