Caminar en la luz

La luz es un tema que aparece recurrentemente en las Escrituras. En el Antiguo Testamento es uno de los elementos simbólicos más importantes. La luz es usada en contraposición con la oscuridad; se establece una relación entre la luz y la presencia de Dios, por un lado, y la oscuridad con todo lo que se opone a Dios por el otro. El simbolismo de la luz también fue usado por otras culturas que eran contemporáneas al judaísmo antiguo, pero con una diferencia importante: mientras que los otros pueblos adoraban a los cuerpos de luz como dioses en sí mismos, para el judaísmo la luz podía sugerir simbólicamente la presencia de Dios, pero nunca era Dios ni su presencia. Dios se ubicaba por arriba de la luz, pues, siendo él quien la creó, la trasciende. 

De la misma manera que en la naturaleza existe una oposición entre luz y oscuridad, el Antiguo Testamento retoma el contraste y la oscuridad se convierte en sinónimo de todo lo que se opone a Dios, también caracteriza a quienes se oponen a Dios y a su carácter. El mal, la mentira y todas las fuerzas del odio son colocadas bajo la sombrilla de la oscuridad simbólica. En consecuencia, la necedad, la oposición al pueblo de Dios y el pecado deliberado resultan en un rompimiento y alejamiento de Dios. Se trata de una pérdida completa de la identidad divina y sus valores.

Por ese motivo, y en sentido inverso, también se vincula la luz con la sabiduría, la comprensión, la sinceridad, la transparencia y la justicia. Estos conceptos son presentados en términos de una alineación deliberada a la persona, planes, propósitos y carácter de Dios. Acercarse a Dios es recibir la luz, pero esa luz modela y cambia a las personas. De manera que cuando existe ocultamiento, mentira o maldad no puede decirse que se esté agradando a Dios, es más, ni siquiera puede decirse que se le conoce.

Al pasar al Nuevo Testamento, el simbolismo de la luz es retomado por los cristianos, pero centrándolo en Jesús como Mesías y presencia corporal de Dios. El evangelio de Juan, que proporciona el desarrollo más completo del símbolo, lo presenta como la luz que venía a este mundo y que existía antes del mundo. Pero los Evangelios también relacionan la luz con exigencias éticas para los creyentes. Jesús afirma que la luz no debe colocarse debajo de una canasta, con lo cual, amonesta a sus discípulos para que muestren sin ambages y sin lugar a duda que están totalmente identificados con él. De esa manera, se unen a Jesús para ser una luz para el mundo.

La real identidad moral de cada persona es determinada por su apego a la verdad, la honestidad y la transparencia. No son los discursos los que definen el carácter sino los hechos cotidianos. Jesús enfatiza esta realidad cuando expresa: «La luz de Dios llegó al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus acciones eran malvadas. Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto, pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere» (Juan 3:19-21). 

La distancia que la persona adopta con relación a la luz determina su carácter moral. Quienes se niegan a acercarse a la luz, por medio del ocultamiento, la mentira, la falta de rendición de cuentas, afirma Jesús que «odian la luz», porque saben que ella deja al descubierto su ruina moral. Por el contrario, quienes se acercan a la luz, por medio de la transparencia, la responsabilidad mutua y la divulgación, son quienes «hacen lo correcto», pero, además, se complacen en que todos «puedan ver» lo que hacen.

Así las cosas, no se trata de hablar mucho mientras se hace lo contrario. Como el antiguo adagio atesta: «lo que haces produce tanto ruido que no puedo oír lo que dices». La responsabilidad del cristiano es caminar en la luz. Esa es la verdadera señal de quien sigue a Jesús. Fuera de eso, todo lo demás es mentira y fariseísmo.

Comments
One Response to “Caminar en la luz”
  1. Adal R dice:

    La Luz de Dios y el amor de Dios
    Los resultados que el hombre ha venido generando tienden cada día a mostrar la incapacidad humana para dar un testimonio eficaz de verdad y justicia. Es muestra de esa lejanía que posee ante Dios. Por mucho tiempo Dios ha intervenido en el mundo y en especial a su pueblo para revelar ese poder y Verdad que el hombre necesita. Pero hasta los más cercanos fallaron en recibir esa luz. Luz en la Creación, luz en los beneficios y bienes para el hombre, luz en sus promesas de bendecir a todas las familias de la tierra, luz a Israel sacándolo de Egipto, luz al enviar su siervo Moisés, luz al dar jueces y ministros, luz para inspirar profetas y reyes por medio de su Palabra, y así se fue dando la presencia de Dios para su pueblo. Pero el plan de Dios nunca ha fallado de dar luz al mundo. Dios dio luz en cada acto histórico como el arca de Noe, la confusión de las lenguas en Babel, la dispersión de los pueblos, el llamado de Abraham, la tribus de Israel, el Reino de Israel, la deportación del los judíos y en cada hecho divino eran pocos los que respondían de manera favorable a esa luz divina que iluminaba el camino a seguir. Finalmente Dios envió a su Hijo Jesucristo, Isaías 9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
    El Hijo del Altísimo, varón experimentado en quebrantos, sin atractivo alguno, Isaías 53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Sin un recibimiento mundial, no hacia falta ya que el mundo esta en tinieblas. En el silencio( 400 años) y Soberanía de Dios Cristo vino al mundo, fue entregado al mundo, en la humildad y mansedumbre del Hijo. La luz de Dios vino al mundo. No era luz temporal, relativa, de llama flameante de una antorcha, sino que era Dios mismo, El resplandeció en la faz de Jesucristo. La Gloria de Dios es luz, luz Bendita que ilumina los corazones para dar entendimiento y conocer La Verdad, la justicia y el amor de Dios. Nacer de nuevo. El texto dice:
    2 Corintios 4:6 Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.
    Esa obra divina se ha manifestado en el postrer tiempo dando luz a los pueblos, ha pasado por alto todo tipo de ignorancia y nos ha hablado por su Hijo. Quitó el ministerio de muerte ( la ley) y dió la vida, el resplandor de su rostro en Cristo para salvación a todo aquel que cree. Jeremías 51:10 El Señor sacó a luz nuestras justicias; venid, y contemos en Sion la obra de el Señor nuestro Dios. Habacuc 3:4 Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano, Y allí estaba escondido su poder.
    ¿Cual es el mensaje de Dios? Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. 1 Juan 1:5. Y lo interesante de todo esto es que se acerca el día de plenitud donde toda tiniebla será disipada. Aún dice el texto:
    1 Juan 2:8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra. La plenitud es nuestra esperanza, y Cristo es nuestra esperanza de Gloria, donde los rudimentos pasarán y entraremos a la plenitud de Dios. Todo aquello que es de las tinieblas pasará. Aún las naciones que hayan sido salvas vivirán a la luz del Bendito Hijo de Dios en la Nueva Jerusalén. Cristo vino a buscar y salvar a los perdidos. Y ahora ya en El no andamos más en tinieblas. Las tinieblas (sin Dios) es muerte. Las obras malas, la impiedad, la mentira, la injusticia, el odio son tinieblas. Pero la luz de Dios es amor, gozo, paz, bondad, benignidad, justicia, Verdad y vida. Donde hay luz hay vida abundante. Recibir al Hijo de Dios es recibir luz, es nacer de nuevo y así podemos ver( no estar más ciego) el Reino de Dios.
    2 Timoteo 1:10 pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio,
    Resta pues hermano y amigo, andad en luz, porque todo aquel que anda en luz aborrece el mal, renuncia al pecado, confiesa el pecado, ama al hermano, practicad la justicia, habla verdad unos con otros, busca la paz y la santidad, porque:
    Dios es luz
    Dios es amor
    Dios es Santo
    Dios es justo
    Dios el Padre ha dado a su Hijo,
    el cual es la luz Bendita de este mundo,
    El Reino es visto con la luz de Cristo:
    Fiel y Verdadero
    La salvación de todo nuestro ser
    Por medio de la fe en su Sangre preciosa.

    Hemos visto Que ha sido Dios quien sacó ha luz la vida y la inmortalidad, por medio de su Hijo,
    Y nosotros hemos visto esa luz del Evangelio la Palabra de Dios, que esnacer del agua Espíritu.
    Para andar en luz el tiempo que resta, andar como él anduvo, gozandonos en El.
    Vayamos anunciando la luz de Cristo a toda Criatura, el Evangelio del Reino de Dios,
    Y así esperar al Señor de Señores, Entonces le veremos cara a cara y seremos semejantes a El.

    Adal R
    22oct 2023

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