Editorial de la Semana

Con gratitud a un teólogo latinoamericano

Samuel Escobar se encuentra ya en su morada eterna. Destacado teólogo latinoamericano y uno de los principales proponentes de la Misión Integral, falleció el pasado 29 de abril, a los 90 años, en Valencia, España. Samuel Escobar nació en Arequipa, Perú, cuando una matrona, misionera inglesa, ayudó a su madre a darle a luz en su casa. Los padres de Escobar se separaron y él se crio con su madre. Su educación primaria la recibió en una escuela misionera, pero al llegar a la secundaria fue uno de los únicos dos alumnos evangélicos, entre quinientos, que tenía la institución. Desde su adolescencia fue un lector apasionado.

En 1951 ingresó a la Facultad de Letras y Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima. Allí conoció al filósofo mexicano Leopoldo Zea, quien era impulsor de una filosofía latinoamericana y latinoamericanista. Esa influencia le condujo a tomar conciencia de la necesidad de desarrollar un pensamiento teológico que tomara en serio las condiciones históricas, económicas y culturales de Latinoamérica. Pero fue también en la universidad donde Escobar se enfrentó al ambiente universitario en el que el marxismo era una ideología poderosa. Era el tiempo de las dictaduras militares y las condiciones de desigualdad social inquietaban a los estudiantes en busca de respuestas.

Años después, Escobar contaría que la ideología marxista nunca lo convenció del todo, pero, por otra parte, observaba que la predicación del evangelio no reflejaba la visión bíblica de manera que pudiera responder al desafío marxista. Escobar se dedicó a entablar conversaciones con jóvenes que habían sido fuertemente influenciados por ideologías de izquierda. Muchas veces impartió conferencias sobre evangelización y misiones en los paraninfos universitarios. Recordando esos años, Escobar escribiría décadas después: «Los marxistas venían, no solo para refutarme, sino también para aprovechar la ocasión para proclamar su mensaje… los estudiantes evangélicos se sorprendían de que fuera posible debatir con los marxistas y presentar el evangelio como una alternativa válida».

Escobar recopiló esas conferencias y debates y los publicó en forma de libro en 1967 bajo el título de «Diálogo entre Cristo y Marx». Escobar estudió mucho y se preparó para conversar con los estudiantes marxistas de una manera que le permitiera conectar con ellos, con una preocupación tanto social como evangelizadora. En ese ejercicio conoció a otros jóvenes evangélicos entre los que se encontraban el químico y teólogo Pedro Arana y el doctor en teología René Padilla. Los tres comenzaron a desarrollar el fundamento de lo que sería la teología de la Misión Integral, a fin de aplicar la fe evangélica como repuesta a la aguda crisis de autoritarismo e injusticia que veían.

En 1969 Escobar fue invitado a Bogotá a participar del Primer Congreso Latinoamericano de Evangelización (CLADE I). En ese evento intervino con su ponencia titulada «Responsabilidad social de la iglesia», un tema muy osado que chocaba con el evangelismo conservador y que llamaba a regresar al evangelio integral, tal como se encuentra en las Escrituras. Afirmó que era tiempo de terminar con la dañina idea que separaba la evangelización de la acción social. Como reacción, fue calificado como un teólogo de la liberación; pero Escobar estaba muy lejos de las teologías de la liberación y era muy crítico del uso de las Escrituras que caracterizaba a ese movimiento. Afirmaba que la teología de la liberación sometía la Biblia a la ideología marxista.

En 1970, Escobar, Padilla y Arana, desempeñaron un papel fundamental en la fundación de la Fraternidad Teológica Latinoamericana (FTL), una organización para fomentar el ejercicio de una teología contextualizada que fuera consistentemente bíblica. En 1974, en el Congreso Internacional sobre Evangelización, en Lausana, Suiza, le correspondió a René Padilla y a Samuel Escobar impartir dos importantes plenarias. Escobar hizo un llamado a revisar lo que se entendía por evangelización. El resultado quedó plasmado en el Pacto de Lausana que, con el tiempo, se convertiría en un documento fundacional de la Misión Integral.

Las enseñanzas de Escobar sobre la Misión Integral continúan suscitando debates y dando forma al trabajo actual de muchas iglesias evangélicas. Vivió y enseñó en Perú, Argentina, Brasil, Canadá, Estados Unidos y España. Lega una considerable cantidad de libros y artículos de su autoría, la mayor parte de ellos en inglés.

Restauración 100.5 FM · Editorial de la semana – Con gratitud a un teólogo latinoamericano
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