¿De qué lado nos encontramos?
Quienes dieron muerte a los profetas lo hicieron bajo la convicción de que hacían lo correcto. En muchos casos les pareció tener razones para justificar su crimen.
Durante los momentos más angustiosos del sitio caldeo a Jerusalén, en el año 587 a.C., el profeta Jeremías se dedicó a animar a los soldados a pasarse del lado de los caldeos. Cuando los nobles y oficiales del rey se enteraron, lo acusaron de destruir la moral de las pocas tropas que les quedaban y del resto de pobladores. Decían que Jeremías no buscaba el bien del pueblo sino su mal. En el contexto en que las cosas se daban, lo que Jeremías proclamaba era considerado alta traición. Era una causal de muerte. Esa fue la razón por la que el profeta fue a parar a la cárcel, lugar del que no saldría sino hasta la caída de la ciudad.
El profeta Amós, que era originario de Judá, fue enviado al reino del norte para denunciar los pecados del rey. Paradójicamente quien allí reaccionó en su contra fue el sacerdote del santuario principal. Las palabras de Amós eran de denuncia y de anuncio de los males que vendrían en contra del rey y su familia. Fue entonces cuando el sacerdote Amasías le pidió que volviera a su propia tierra. Como extranjero no podía estar hablando en contra del rey y mucho menos si lo hacía en el santuario real y capital del reino. Le dijo que podía profetizar todo lo que quisiera, pero en su propio país. El sacerdote había adoptado una posición nacionalista y sobre esa base deseaba la deportación del profeta.
Otros ejemplos pueden ser citados de cómo el rechazo de muchos de los profetas se produjo por razones aparentemente justificadas. En su empeño por defender lo que consideraban correcto, divino o patriótico, las personas no percibían el momento cuando comenzaban a estar en oposición a Dios y a sus enviados. Esto ocurría por su inhabilidad para captar el contexto general de lo que estaba ocurriendo en su momento histórico. Para poder comprender las señales de los tiempos y el rol profético de la iglesia se precisa de discernimiento espiritual.
El mensaje de Jeremías expresaba la palabra de Dios al final de una larga era de idolatría, injusticias, abusos y maldades. La destrucción de Jerusalén, largamente anunciada, había llegado a su punto de no retorno. Bajo esas condiciones el anuncio de Jeremías de pasarse al lado caldeo era ya la última esperanza de conservar la vida. Lo que desde el punto de vista estrecho y legalista se veía como una traición a la patria, desde la iluminación divina se veía como un mensaje de compasión y vida. La última puerta de esperanza.
El que Amós hubiera sido llevado desde el reino del sur para profetizar en el del norte era ya un fuerte mensaje que demostraba que ya no quedaba ningún justo en el norte. Dios debía traer a su hombre desde el sur para pronunciar una palabra de advertencia a un reino que también se precipitaba a su propia destrucción. Lo que la corta visión del sacerdote Amasías veía como una injerencia extranjera, en la amplia visión divina era la última llamada de oportunidad para evitar el desastre. Amasías no pudo discernir el propósito de Dios y no despertó sino hasta que su esposa fue entregada a la prostitución, sus hijos muertos y el pueblo llevado lejos en cautividad.
Quien carece de iluminación se guía por su criterio o por las opiniones que le rodean, de allí a rechazar a los mensajeros de Dios hay un paso muy pequeño. En su mente cree ser defensor de lo justo y lo correcto, pero no percibe que se encuentra luchando contra Dios. A esto se refirió Jesús cuando afirmó: «Los expulsarán de las sinagogas; y hasta viene el día en que cualquiera que los mate pensará que le está prestando un servicio a Dios». Bajo la fuerza del fanatismo se puede llegar a las mayores expresiones de inhumanidad en nombre de Dios. Jeremías terminó en prisión, Daniel en el foso de los leones, Juan el Bautista decapitado, Jesús crucificado, Esteban apedreado y Pedro ejecutado. ¡Iluminación! Para no luchar contra Dios.
1 Tesalonicenses 2
14b Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea; pues habéis padecido de los de vuestra propia nación las mismas cosas que ellas padecieron de los judíos, 1 Tesalonicenses 2:15 los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres.
Estimados hermanos y amigos, ya nuestro Señor Jesucristo nos ha dejado ejemplo tan evidente en su misma persona como la misma iglesia del Señor en días anteriores. La persecusión se extendió no solamente en Judea sino también en todo el mundo. Dónde se anuncia la Verdad y los hombres son salvos por la fe en Cristo. Ahí aparece el anuncio de la mentira para pervertir y confundir, para atrapar a los simples y a los que no creen a la verdad. Así como se extendió el evangelio a las naciones y El Espíritu Santo se movía en el corazón de la iglesia así hay una obra no de bien ni de buenas nuevas sino una obra perversa, de maldad de gran oposición. Apocalipsis 12:17 Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo. Y cada época ha tenido su distractor o engaño. Hoy día imperan las redes sociales y el oropel vanidoso de los mercaderes. ( Todo es venta, transe o tráfico de vanidades) Fluye Ese río impetuoso, sigue su curso no sólo en un determinado cause sino que va abriendo paso en dónde esté el hombre, con el propósito de apartarlo de llamado de Dios. Las aguas de este río es nacido en el mismo infierno, sus aguas están contaminadas desde el principio de suciedad moral, de orgullo y soberbia., Sin rendición de cuentas ante Dios. La agenda oculta del poder del mal que se opone a Dios Justo y Santo. Este el río de la impiedad, no hay Dios ni misericordia ni verdad. Todo es matar, hurtar y destruir, todo es granjear y granjear y nada podrán sacar, Ese ímpetu o fuerza salió de la boca de satanás: Apocalipsis 12:15 Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Y hermano y amigo estos momentos decisivos debe despertar en nosotros una actitud de firmeza (la fe en Cristo) y de combate ( perseverancia de los santos por la verdad) El apóstol Pablo dijo 2 Timoteo 4:7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. E igualmente debemos decir nosotros: 1) Seguir peleando la buena batalla, no dejar de usar nuestras armas espirituales, como la oración, la reprendion, la denuncia, el poder del Nombre de Cristo, la virtud de su Espíritu, el buen testimonio, la espada de Espíritu que es la Palabra de nuestro Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu. No decaer ante las amenazas de los falsos hermanos o falsa religión vendida a la destrucción del mismo hombre, ya que negocian con cosas y con las almas de los inconstantes. Antes bien debemos ser fortalecidos en la perfecta comunión de la Santísima Trinidad, el amor del Padre, la Gracia de nuestro Señor Jesucristo y la comunión del Espíritu, y aún sin verle le adoramos en Santidad y verdad. De ese modo somos bienaventurados en medio de la persecusión que se agolpa cada día sobre el cuerpo de Cristo. La justicia divina en nosotros nos capacita para vencer, somos más en El y con El y para El. Un solo Dios verdadero El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo, Quién nos vencerá, si ya Él habita en nuestro ser. Al templo de Dios nadie lo podrá destruir. Podrán cortarnos la cabeza o meternos a la cárcel o amarrarnos o perseguir al cuerpo de Cristo con el Régimen destructivo y falsear el derecho, pero eso mismo, ya muchos creyentes han dejando ejemplo y sobretodo Jesucristo venció la muerte y Cristo dijo: El cree en mí no morirá jamás. Hemos pasado de muerte a vida. Somos más que vencedores.
2) He acabado la carrera: es esa vocación de Cristo en nosotros porque de Cristo hemos aprendido. Su palabra mora en nosotros, su verdad nos ilumina y El Espíritu de Dios nos guía al cumplimiento de su mandamiento amar a Dios y amar al prójimo, no olvidar a los necesitados, no olvidar a los pobres. No dejar el camino de la sabiduría de lo alto, no dejar espacio para los herejes o malos obreros. A los pies de Jesús siempre aprendiendo y llevando el Evangelio a toda creatura. El Verbo de Dios es nuestra cátedra y sin El nada podemos hacer. Haciendo discípulos para darles ánimo y consuelo en Cristo. ¿Cuál es tu carrera? ¿Cuál título? Qué mejor labor y carrera que la de servir al Señor.
Y 3) He guardado la Fe, Nuestra fe en Cristo Jesús vence al mundo. Muy interesante y decisivo para evitar vanagloria religiosa o confusión salvífica, porque la Palabra dice no por obras para que nadie se gloríe, sino por medio de la FE, iniciamos en fe, peleamos en fe, servimos en fe, vencemos en fe. Porque sin es imposible agradar a Dios. Y Dios ha dejado este Camino para que nadie se gloríe, La gloria de Dios es su Hijo Bendito y en El tiene complacencia, de manera que Honrar al Hijo por su gran entrega por los pecadores es lo mejor que podemos hacer. ¿ Dónde está la jactancia? ¿ Dónde está el escriba o sabio? Dios es el que salva y espera que todos sean salvos. El salva y El mismo es el Juez de vivo y muertos. Jesucristo reinará por siempre.
A Dios sea la Gloria el ejemplo de sufrimiento y persecución que vemos en Cristo Jesús debe inspirarnos para no desistir en la batalla contra el Mal. Es de gran valor El Reino de Cristo que las riquezas y vanidad se este mundo.
Adal R
2 julio 2023