Desobediencia civil

Los reyes egipcios de la decimoctava dinastía desarrollaron desconfianza hacia los extranjeros que vivían en su territorio. Ese elemento ayuda a explicar la razón por la que el faraón del Éxodo ordenó a las parteras matar a los niños israelitas al momento de nacer. Esa decisión fue el punto de inflexión que hizo despertar a los israelitas a la realidad hostil que vivían sin que les quedara ya ninguna duda. Fue entonces también cuando las parteras tomaron la decisión de desobedecer el mandato del rey basándose en sus principios personales. Ellas eran plenamente conscientes de que arriesgaban sus vidas al tomar una decisión tan osada. Pero, estaban convencidas de que ese era el camino de lo moral y correcto. Al final, Dios terminó bendiciéndolas, lo cual, se vuelve un problema para aquellos que piensan que Dios está siempre del lado de los gobernantes. El caso de las parteras es, probablemente, el ejemplo de desobediencia civil más antiguo que se registra.

Cuando los ciudadanos están descontentos con una o varias leyes que son indefendibles y que afectan a las mayorías, siempre queda el recurso de la desobediencia civil que es un acto premeditado de rechazo pacífico, pero activo. La base de la desobediencia es ética: aunque el hecho de insumisión es ilegal (desde el punto de vista de la ley despótica), guarda una lealtad a los principios de libertad, justicia y respeto a los derechos humanos. Los ciudadanos no deben renunciar a su conciencia ante un legislador. La dignidad debe ser insobornable pues en ella se basa la cualidad de ser una persona. Henry David Thoreau, quien fue el sistematizador de la desobediencia civil, lo expresó así: “No es deseable cultivar respeto por la ley más de por lo que es correcto. La única obligación a la que tengo derecho de asumir es a la de hacer siempre lo que creo correcto”.

El adoptar una posición de desobediencia civil demanda valentía, pues las consecuencias del desacato suelen ser crueles y violentas. Solo la fuerte convicción de que se hace lo correcto puede mantener firmes a quienes optan por seguir sus conciencias, no porque sea cómodo. A los gobiernos les fastidia la desobediencia porque es la prueba de su incapacidad para someter a los individuos. Nadie puede entrometerse en la libertad última de los ciudadanos de actuar conforme a sus convicciones y su fe. Las amenazas, el acoso y la prisión no pueden doblegar a las personas dignas. Como también lo dijo Thoreau: “Bajo un gobierno que encarcela injustamente, el verdadero lugar para un hombre justo está en la cárcel… es allí, en ese suelo separado, pero más libre y honorable, donde el Estado coloca a los que no están con él, sino en su contra, donde el hombre libre puede habitar con honor”.

La desobediencia civil también demanda espiritualidad. Para poseer el carácter disciplinado que sacrifica la imagen pública, la libertad y hasta la vida se necesita una visión de trascendencia. La fe habilita al disidente a creer que los sacrificios del presente son solo condiciones temporales que contribuyen a la construcción de un futuro mejor. Futuro en el que las leyes absurdas habrán sido derrotadas y se vivirán condiciones favorables para la justicia y la libertad. La convicción de que ese mañana llegará les impulsa a no ser conformistas, cobardes ni irresponsables. Por el contrario, les infunde la valentía, la firmeza y la paz que se requiere para ser firmes contra lo inaceptable.

Comments
4 Responses to “Desobediencia civil”
  1. Giovanni Adan Batres Mejía dice:

    Es así que aceptar así por así leyes injustas, y otras decisiones contra del derecho, dignidad y libertad de las mayorías nos hacen cómplices.

  2. Nestor Lara dice:

    Valentía, firmeza y paz es lo que necesito para mantenerme seguro de lo que hago!!
    Son muy claros y precisos estos criterios, verdaderos firmes y contundentes!!
    La justicia ha sido, es y seguirá siendo mi vida!!
    Audacia, claridad y firmeza, necesitamos todos!!
    Claro que seremos un excelente país!!
    Las transformaciones debemos continuarlas!!

  3. Pablo dice:

    Aunque la salida del pueblo de Israel ya estaba profetizada, era el plan de Dios.

    Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza.
    Génesis 15:13-14

  4. Salomón Ernesto Ramos Portillo dice:

    Dios le bendiga hermano pastor Mario Vega.
    Gloria a Dios!!! Por tener siervos que siguen mostrando la identidad de un hijo de Dios. Gracias por compartir esas breves palabras llenas de enseñanzas valientes.
    Dios le bendiga.

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