El mensaje de un preso de conciencia
No es lo mismo un preso cualquiera que un preso de conciencia. Un preso de conciencia es una persona detenida injustamente por ejercer pacíficamente sus derechos fundamentales, como la libertad de expresión, religión o reunión. Para que una persona sea declarada un preso de conciencia es necesario que su expediente judicial sea examinado de manera experta y detenida. Si se verifica que la persona no ha cometido ningún delito y que actuó pacíficamente sobre la base de sus convicciones y ética personales, puede ser catalogado como preso de conciencia.
Esta verificación fue realizada por Amnistía Internacional, una organización global e independiente, en el caso del pastor José Ángel Pérez declarándolo, el pasado 1 de julio, preso de conciencia. Con esta declaratoria se confirma que el pastor Ángel se encuentra detenido solamente por vivir y predicar una fe que se niega a abandonar a su congregación en sus angustias y sufrimientos. Es un hermano nuestro, preso de conciencia.
Igual que él, existen otros casos como el de Wang Yi, pastor reformado en China, sentenciado a nueve años de prisión por afirmar en sus sermones que Jesús es el Señor, no el Estado. Aun en prisión, se niega a doblegarse ante los ídolos del poder político. De igual manera, Youcef Nadarkhani, pastor iraní, que ha sido encarcelado repetidas veces por su conversión del islam al cristianismo. Ninguno de ellos usó la violencia ni conspiró contra ningún gobierno. Su delito fue sostener su fe con integridad en un ambiente autoritario que reclama el control absoluto sobre el pensamiento humano. En El Salvador también hay otros presos de conciencia como los abogados Alejandro Henríquez y Ruth López, declarados así también por Amnistía Internacional.
Otro ejemplo de prisionero de conciencia lo constituyó Martin Luther King, pastor bautista, que fue arrestado en varias ocasiones por negarse a obedecer leyes injustas que negaban la dignidad de las personas negras. En su famosa «Carta desde la cárcel de Birmingham», no solo interpelaba a los jueces y políticos, sino a las iglesias cómodas, tibias, que eligen la paz del estatus quo antes que los riesgos de la cruz. La carta de Luther King resuena hasta nuestro país ahora, cuando tenemos a un pastor perseguido por apoyar y defender a su comunidad y por no callar ante la injusticia. Aunque los evangélicos idólatras o acomodados prefieran no ver a su hermano, el hecho es que vivimos condiciones cuando el púlpito se ha convertido en trinchera de la conciencia.
El pastor Ángel Pérez es testigo de una fe que no desvía la mirada de los sufrimientos de su congregación. Como los profetas, se planta frente al trono para asegurar: «¡Así dice el Señor!». Lastimosamente, demasiadas iglesias han abandonado esa tradición profética. Se han refugiado en una espiritualidad cómoda, sin riesgo, más preocupada por su crecimiento institucional que por el sufrimiento del prójimo. Esa ceguera no es accidental, es el fruto de una teología que separó la fe de la justicia, el alma del cuerpo, el cielo de la tierra.
Pero desde su encierro, el pastor Ángel nos llama a recuperar una conciencia cristiana comprometida con los derechos humanos, la justicia y la libertad de todos. No se trata de partidismos ni de ideologías, sino del corazón mismo del evangelio: defender al oprimido, hablar por los que no tienen voz, denunciar la mentira, incluso cuando sea costoso. Ni Jesús ni Pablo fueron ajusticiados por predicar sobre el cielo, sino por anunciar un reino que había llegado para confrontar el pecado, la mentira, la crueldad, la corrupción. Ellos también fueron presos de conciencia.
¿Cómo puede la iglesia actuar ante el abuso de poder? Puede levantar la voz, actuar en solidaridad, orar, acompañar, informar, denunciar: hay muchas formas en que la comunidad evangélica puede mostrar fidelidad al evangelio que nos llama a tomar partido por la dignidad humana. Se han dado las condiciones en las que las palabras de Hebreos 13:3 se aplican perfectamente a nosotros: «Acuérdense de los presos, como si ustedes fueran sus compañeros de cárcel». Mientras haya un solo pastor encarcelado por su fe, la iglesia entera está convocada a no permanecer en silencio. Que nos halle la voz de la conciencia, nacida del evangelio, alzándose por la justicia.
Muchas de las cosas que le han acontecido a la iglesia están dentro de esa experiencia que Dios ha permitido. Pero no con el fin de seguir el patrón de conducta silenciosa, cómoda y sin complicación alguna. Desde el principio de la extensión del Evangelio se nota la persecución, el poder terrenal contra el poder del amor de Dios. Digo el amor de Dios, porque cada cristiano a conocido el verdadero amor, y al conocerlo no se puede seguir siendo el mismo indiferente ante los problemas sociales, familiares y personales. Cristo cambia nuestro modo de pensar. Antes de conocerlo veíamos bien la Atrocidad y barbarie de las potencias y gobernantes, aún cuando veíamos películas nos inclinabamos aceptando borbandeos, crimenes de guerra, persecución racial o religiosa. Pero hoy en Cristo nuestra forma de pensar y patrón de conducta es hacer el bien y amor al prójimo. Actuar a favor de los necesitados, denunciar todo tipo de crimen organizado o individual. No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído, es decir, silenciarnos ante la perversidad y desatino de un régimen o gobierno por muy aprobado que sea por un mundo en caos ¡no podemos! Callar es delito. Este gobierno actual actúa de manera cruel al capturar personas que exigían justicia para no ser despojados de sus bienes. Pero la picardía y avaricia del sistema lleva a silenciar a todo aquel que exige sus derechos. El sistema dominante no tiene razón de ser, ni de ser admitido cuando destruye la vida, desecha a los pobres, reprime la forma democrática de libre expresión y entendimiento. Cuando implenta la persecución a personas sin delito alguno, cuando arma malos argumentos y acusación contra personas valientes que los cuestionan. Dejar que las cosas siguen como están, sin una conciencia social, ver gobiernos inhumanos y perversos, y no cuestionarlos desde el púlpito pone en debilidad el ministerio. Mateo 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis. Mateo 25:42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber.
Cuantas cosas se han dado en el mundo, como el exterminio judío, la discriminación racial, la bombas atómicas devorando escuelas y casas, negocios y caminantes. Guerras civiles, aún aquí en nuestro país decapitaban profesores, sindicalistas, concientizadores, campesinos, pueblos enteros barridos por la metralla. Y cada arma llevaba el agua con sal. Y todo como que nada. Ya basta de tanta mediocridad y comodidad, como intocables vivimos porque no denunciamos o hablamos a favor de los necesitados e injusticia. Pero se que Dios tiene hombres y mujeres que se levantarán sin miedo, como lo hicieron los apóstoles y siervos para desengañar, para abrir los ojos, para concientizar, para no volver atrás tanto en nuestro modo de pensar como de actuar. Viendo a Cristo el Señor como ejemplo máximo, y dándole a Dios la Gloria debida a su Nombre, e intercediendo por muchos hermanos que están presos. Digo muchos porque hay muchas personas capturadas de manera arbitraria. Porque preseos hay: de conciencia, de dedo, de armar tamales( mentiras), de envidia, de color político. Y este régimen lo han impuesto para seguridad de lo gobernantes ilegales que abusan del poder y de los fondos públicos, reduciendo la economía y progreso de todo un país. Donde queda la tolerancia e entendimiento, han decidido perseguir en lugar de actuar con justicia y Verdad. Despojan a los pobres para dar a los ricos. Pero no les abunda. Sólo debo decirles hermanos y amigos que hasta tres veces hay llega a mi casa, la policía y militares, ¿Cual era el fin? ¿Quien los envió? O es que ya no podemos escribir y opinar.
¡ Dios reprenda a Satanás
Y sigamos adelante hermanos!
Oremos por nuestro hermano José Ángel Pérez y por los abogados Alejandro Henríquez y Ruth López y por todos los que han sido presos por este gobierno injusto y engañador. La seguridad no es producto de perseguir personas arbitrariamente como lo presentan los funcionarios actuales. No es el resultado de perseguir al descalzo y beneficiar a un grupo de mafiosos o gobierno ilegal. La seguridad viene de Dios en Cristo Jesús cuando confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos para actuar haciendo el bien, aprobando la forma justa y verdadera de hacer el bien común, por la vida, justicia social con la mente de Cristo. Él es nuestra concientizacion real.
La seguridad va mas allá de cuatro paredes, calabozo. Es permitir que el Evangelio de la justicia divina reine, el Reino de Dios se ha acercado, acercarnos a Dios, a su Palabra, y su conciencia eterna de vida Eterna en nuestro Triunfo. Lucas 21:16 Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros.
Notemos que Cristo y los apóstoles oyeron la noticia de que Juan fue decapitado. Mateo 14:10 y ( Herodes) ordenó decapitar a Juan en la cárcel.
Es decir, El Señor conocía bien lo que vendría con el correr de los años, cuanta maldad y persecución, cuanta arbitrariedad y muerte por parte de gobiernos inhumanos e idólatras: idolatran al hombre, al sistema, a la religión( los cuentos de viejas, el Islam, el negocio de las almas), amor al dinero, avarientos y opresores. Cristo viéndolo todo les dijo que hasta sus parientes los acusarían y eso es evidente. Cristo advirtió a la iglesia de no confiarse de las manchas y arrugas, de un mundo vendido al mal y mentira. Y Cristo dijo: Lucas 12:4 Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer.
Dios nos ilumine cada día y nos de fuerzas para vencer el miedo. El Señor echa fuera el temor. El nos ha llamado para no volver atrás. Bendito sea Cristo, Bendito sea El Padre y Bendito sea su Espíritu de poder. Amén.
Adal R
6Julio2025