Entre el Señor y Baal

La tensión entre el campo y la ciudad ha existido desde los inicios de la civilización. En tiempos bíblicos las diferencias entre las dos formas de vida eran evidentes y suponían relaciones que fácilmente se volvían injustas. En cuanto a las formas de producción, en el campo se daba la producción de alimentos y materias primas en tanto que, en la ciudad, se daba la producción de bienes y servicios; en consecuencia, los ingresos de los campesinos eran más bajos que los de los trabajadores de las ciudades. A la larga, las ciudades concentraban las riquezas en tanto que el campo se empobrecía.

La cultura de la ciudad solía ser más moderna, más abierta a nuevos valores y tendencias, en tanto que, en el campo, la cultura era más tradicional, más basada en las costumbres del pasado. En el campo había menos acceso a la educación y, en consecuencia, menos oportunidades de participar en la vida política y social. La ciudad se consolidaba así en un centro de poder y control territorial. Con el tiempo, se dio paso a la ciudad-estado donde vivía el rey quien ejercía el poder militar. La relación se hizo desigual y plagada de injusticias.

Una lectura atenta al libro de Josué, que relata la conquista de la tierra por Israel, muestra que la verdadera lucha se dio contra los reyes en las ciudades más que contra las poblaciones. El polo del conflicto no fue de israelitas versus cananeos, pero sí de campo versus ciudad. En esa ecuación el Señor se colocó del lado de los que vivían en mayor desventaja y les presentó su proyecto alternativo: un pueblo sin rey y sin palacio. La tierra debía ser distribuida entre el pueblo sin permitir la acumulación. Sería una herencia familiar perpetua y su producto distribuido equitativamente. El plan divino ponía fin a los tributos y, en consecuencia, a la explotación.

El conflicto entre ambas propuestas también tenía su expresión religiosa. El Señor y Baal eran los polos ideológicos del conflicto. La fe en el Señor suponía la adhesión al proyecto del campo libre, autónomo, dueño de su producto. Por eso, al Señor, y sólo al Señor, debían servir los que luchaban por la tierra. La fe en Baal tenía por detrás el proyecto del palacio, del tributo. El Señor era el garante del derecho del pueblo productor en tanto que Baal era el garante del derecho del rey. Por ese motivo, el culto que recibía el patrocinio del rey era el culto a Baal. En ciertos momentos, como durante el reinado de Acab, no solo se patrocinó a Baal, sino que se combatió sistemáticamente el culto al Señor.

En ese contexto, el Señor levantó al profeta Elías para retomar la batalla por la propuesta divina. El rey Acab estaba plenamente consciente del conflicto y, por eso, se refería a Elías como su enemigo. Pero mientras la batalla se daba entre el profeta del Señor y los profetas de Baal ¿qué rol jugaba el pueblo, aquellos por quienes se libraba la batalla? Ellos no sabían a cuál culto debían rendir fidelidad, si al Dios que los había librado de la esclavitud o al dios del rey quien los cargaba con el pago de tributos y los explotaba. En tal disyuntiva parece no haber lógica. ¿Cómo era posible que el pueblo se inclinara por el dios de sus opresores? La alienación es un problema complejo en el que convergen factores como las limitaciones educativas, la falta de participación significativa, la falta de oportunidades económicas y sociales, las desigualdades y las divisiones sociales.

El profeta Elías retó al pueblo diciéndole: «—¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él». Sorprendentemente el pueblo no dijo una sola palabra. No sabían en verdad a quién debían su fidelidad. Fue entonces que Elías lanzó su atrevida propuesta de que el Dios que demostrara estar vivo fuera el verdadero. Tuvo que retumbar el trueno de Dios para poder despertar al pueblo de su adormilamiento. Un despertar que lo hizo consciente de la realidad de las cosas. ¡Cuánto necesitamos un nuevo trueno del Dios vivo hoy!

Comments
One Response to “Entre el Señor y Baal”
  1. Adal R dice:

    Gracias a Dios que llama y levanta sus pregoneros de justicia. Así como lo hizo con el profeta Elías para la batalla por el bien. Esta claro que el contexto social, político y económico sigue siendo el mismo como en el tiempo de Elías. Es un contexto bastante cruel, lleno de injusticia, y notase bien: con religión, con tecnología, con buena señal de internet, con muchos gobiernos y naciones, aún con la facilidad de hacer más para el desarrollo y progreso de los pueblos, pero muy lejos para Edificar para Dios y su Reino. ¿Cual es la razón? He aquí la respuesta: Apocalipsis 18:3 Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación (la gran ramera); y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.
    Todo ha sido mal enfocado, viviendo para sí, doblegadas a un patrón de administración sin Dios, a un sistema de cosas sin Dios, perdieron el rumbo en el camino y se desviaron o se ahogaron entre negocios, trances, mezclas, gobiernos . Es una hipocresía acusar a Israel de haberse mezclado con ídolos. Si Hoy muchas congregaciones no ven el peligro de la Jezabel seduciendo al pueblo. Un mundo de maldad dentro de los linderos religiosos. Todo ha sido hecho no por amor sino por codicia y a golpe limpio. Formaron y pusieron obispos según la tendencia de gobiernos injustos y crueles. Perdieron toda sensibilidad al bien, al amor y la bondad. Y muchos gobiernos han condenado a profetas y hasta los mataron. Persiguieron a los que anunciaban el Evangelio que iluminaban el sendero de la Justicia y Verdad. Las naciones han sido dominadas por Jezabel( la ambición, la avaricia, la mentira, lo ilegal, las riquezas mal habidas, lo injusto, la droga, la religión cruel e injusta plagada de codicia y de toda rapiña).

    Esta forma de actuar lleva al hombre a perder los verdaderos valores como la misericordia, la bondad y en definitiva el amor.
    Todos corren, todos buscan, todos chocan por alcanzar, todos piensan gobernar y dominar pero son pocos los que se enfocan en servir y amar. Lo que se logra o alcanza enorgullece o envanece pero no edifica. ¿ Por qué razón? Es por ese estilo de vida de recibir y recibir, y no el que da, el que sirve, el que ama. Todo apunta en los hombres a granjear y granjear, pero una vez se tiene no logran servir a Dios con lo poco. Y el Señor Jesucristo dijo: Lucas 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. Esta avaricia conduce a la falta de amor verdadero y cada vez el sistema de cosas lleva al hombre a pasar de largo la necesidades básicas humanas y vitales. 1 Juan 3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
    Primeramente, Servir al Dios verdadero en Cristo Jesús es poner nuestro ser en La obra Redentora de Cristo para ser justificados en su sangre, de ese modo nuestra obra podrá ser transparente y aprobada e humilde ante el Señor. Edificaremos para el Reino y cada obra será olor fragante para Dios Padre. Esto es lo importante de tener paz con Dios. Es Edificar en su cuerpo con oro o piedras preciosas. La ciudad de Dios. La morada de Dios o la casa del Señor.
    La forma perjudicial es vivir en la ciudad vanidosa, mentirosa, rebelde, sin Dios, sin amor. Todo el quehacer se enfoca a la vanidad de este mundo como:
    1 Juan 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
    Y el Señor nos dice: Apocalipsis 18:4 Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas;
    2 Corintios 6:17 Por lo cual,     Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré,

    Es lo que Elías vio en el contexto histórico durante el reinado de Acab. Acab fue el Séptimo rey de Israel, que sucedió a su padre Omri en el año 918 a.C. y reinó veintidós años. Se Casó con Jezabel, hija del rey de Tiro. Acab era un hombre voluble, es decir un inconstante, sin criterio. La mujer extraña lo sedujo en cada decisión, lo inducía al mal, al fracaso. Y bajo la influencia de su mujer Jezabel, que era ambiciosa e idólatra, introduce en Israel el culto de Baal y Astoret. Acab erigió en Samaria un templo a Baal, persiguió a los profetas de Dios. Esta apostasía y conducta inconstante fue notoria también entre el pueblo. Pero hubo una intervención de Dios, Israel fue atribulado con tres años de sequía y hambre, hasta que el profeta Elías retó y eliminó a los profetas de Baal en el monte Carmelo (1 R. 18:20-40). Acab comete otro crimen repugnante por consejo de su esposa, fue el asesinato desde el gobierno a su vecino Nabot, para apoderarse de su propiedad. ¿Cuanta injusticia se cometen en nombre del Estado?
    ¿Que vemos en Acab? Es lo mismo que vio Elías, vemos un gobernante ambicioso, vanidoso, amparado a la mentira y dominado por una mujer, que representa la Gran ramera religión-Estado. Elías vio profetas vendidos al mal, hundidos en el servilismo por dadivas, y que por un pedazo de pan o zapatos traicionaban al pueblo. Dejaron a Dios y cavaron cisternas rotas. Su conducta los dejaba vacíos. Jeremías 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua.
    Entonces fue necesaria la Confrontación divina.
    ¿Cual es tu motivo?
    ¿Quien va por la verdad, la justicia, el amor y la misericordia?
    ¿Cuál es la enseñanza en los púlpitos?
    ¿Qué cosas te dominan?
    El común denominador es elevar el Yo, orar por cosas vanas, apoyar a estructuras injustas a cambio de algún bien, elevar funcionarios incompetentes, o apoyar la reelección ilegal, y silenciando la voz del pueblo, sobornado jueces y permitir las dictaduras. O realmente enseñamos a Cristo crucificado y resucitado, anunciamos justicia, rectitud y defendemos a los oprimidos. ¿Cual es el Reino dentro de nosotros?
    Los profetas mentirosos hacen cualquier cosas para inducir a otros, son inventores de males, Dios nunca les ha hablado y dicen: el Señor me dijo. Carecen de la Palabra de Dios y de todo el consejo de Dios. Y lo que acontece en nuestro contexto es lo mismo:
    Romanos 1:25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
    Eso de dar culto a las criaturas no es la vaca, el cerdo, o el perro…aunque hoy día la cultura por el animal aflora, pero es más, el culto es al mismo hombre. Es todavía más pernicioso golpear la mente humana seduciendolo, dominando sus sentidos, llevándolo cautivo a la imagen del hombre inicuo. Dejando a Dios y su Reino, y las fuerza tienden a la exaltación del poderío humano, cruel y despiadado. Son millones que padecen hambre y escasez, mientras las naciones vierten: deporte, casinos, burdeles, show, juegos de azar y virtuales, cine, música obscena, videos, novedades( como griegos en el areopago) entre las cabinas de la muerte, etc. Los esfuerzos es para remendar, untar con lodo suelto a la grieta o esconder esa gran injusticia y robo. 1 Juan 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Nuevamente se presenta la lucha entre el bien y el mal. Apocalipsis 18:3 Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de sus deleites.
    De esa estructura vanidosa, injusta, vanagloriosa, sin Dios, sin amor y bondad, De ese mar inmenso de vanidad y mentira surge el hombre inicuo. Todo lo que vemos es una exaltación del hombre inicuo. Se agolpa la tensión entre el Reino de Dios y el Reino de los hombres(el mundo y sus valores injustos). ¿Quien ganará? ¿Quien suprimirá a Quién? Son millones de personas inmersas en la indecisión, pusilánimes, apocados, indecisos, volubles, cobardes que solo apretan botones o teclas, perdidos en la vanidad de las redes y religiones huecas y cuentos de viejas. Pero es importante decirlo: Dios es más que vencedor y El Señor resplandecera en el firmamento y todo rodilla se doblará ante El. Dios triunfa sobre el mal. Y ya lo hizo en la Cruz, dando lo mejor: su Hijo Amado. Y viene por segunda vez, entonces las naciones comprenderán que actuaron mal e injustamente. Bajo un régimen del impostor. Pero Cristo reinará y el bien será visto.
    Adal R
    12nov2023

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