Juan encarcelado
Herodes se esforzaba por ganarse el favor del pueblo, pero cada uno de sus intentos obtenía el resultado inverso.
Su plan estrella de modernización del valle del Jordán chocó con la espiritualidad popular del movimiento de Juan el Bautista. Los campesinos y pueblerinos que se reunían en gran número para oír a Juan adquirieron nuevas perspectivas de su propia potencialidad al conocerse con personas de regiones disímiles como Galilea, Samaria, Perea y Judea. Para ellos era claro que sus propios actos y resolución moral podían cambiar la situación de sufrimiento y desposeimiento en que estaban inmersos. El mensaje de Juan era un ataque directo contra las estrategias dinásticas de Herodes y eran parte de su campaña permanente contra la injusticia y la soberbia de la sociedad herodiana.
Las personas que en masa acudían al ritual del bautismo de Juan mostraban su oposición al quebrantamiento de las leyes ancestrales por parte de Herodes. Cada vez eran más las personas convencidas de que el reino de Dios estaba próximo y de que los sufrimientos de los justos pronto llegarían a su fin. Esa expectativa fue exacerbada el día cuando otro campesino se acercó para ser también bautizado. Juan afirmaría que ese galileo, de nombre Jesús, era de quien había profetizado antes que en lugar de bautizar con agua bautizaría con fuego y quien ya tenía el hacha puesta a la raíz del árbol. Alentó a sus seguidores a que fueran tras él y lo escucharan.
En su sed de apoyo popular Herodes pensó que, al casarse con la descendiente asmonea de un rey anterior, sus súbditos le verían actuando en el papel de un nuevo David. Aunque Herodes estaba familiarizado con las tradiciones reales davídicas de su propia familia, parece que no tenía un conocimiento suficiente de las Escrituras de su propio pueblo como para entender el gran pecado que cometía. Al contrario de verlo como un nuevo David, el pueblo lo vio como una nueva versión del odiado rey Acab, que se había casado con una nueva Jezabel.
Para empeorar aún más las cosas, cuando la legítima esposa de Herodes se enteró del adulterio de su cónyuge huyó hacia el sur con una escolta armada y atravesó 110 kilómetros de territorio desértico hasta llegar a la seguridad de la ciudad de Petra, capital del reino de su padre. Con el regreso de su hija el rey de Arabia no solo dio por terminada su alianza con Herodes, sino que también reanudó las hostilidades contra Israel, dando así al traste con el plan de la nueva ruta comercial. Ahora Herodes debía prepararse para la guerra, lo que hacía que su situación política fuera sumamente vulnerable. Juan interpretó el momento de debilidad que vivía Herodes, rodeado de críticas y debilitado en todos los frentes, y lanzó su nueva arremetida predicando: «No te es lícito tener la mujer de tu hermano».
El nuevo mensaje de Juan caló fuertemente entre el pueblo, pero también llegó hasta el palacio. Herodías, la nueva esposa y sobrina de Herodes, percibió la fuerza moral que el mensaje de Juan ejercía sobre el pueblo y comenzó a presionar a su esposo para que tomara acción inmediata contra el profeta. El movimiento de protesta, fuerte y directo, encabezado por Juan el Bautista planteaba ya una seria amenaza política interna. El historiador Flavio Josefo describe la situación provocada por el Bautista en los siguientes términos: «Herodes se alarmó, debido a que sus sermones los soliviantaban [a los campesinos] en sumo grado. La elocuencia que tanto efecto había surtido en las gentes podía conducir a alguna forma de sedición, pues parecía como si estuvieran dirigidos por Juan en todo cuanto hacían. Herodes decidió que dar el primer golpe antes de que la actuación de Juan condujera a un levantamiento era mucho mejor que esperar a la convulsión, verse envuelto en una situación difícil y tener que reconocer su error».
El evangelio de Lucas resume lo que sucedió: «Sobre todas las maldades que Herodes había hecho, añadió además esta: encerró a Juan en la cárcel». Ya preso Juan, el hombre a quien él había bautizado, Jesús, comenzó a predicar: «Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos está cerca». El mismo mensaje del Bautista continuaba siendo anunciado.
Es grave el deseo intenso de gobernar por parte del ser humano. Y como es el caso de la dinastía herodiana en tiempos de Juan Baustista y de Nuestro Señor Jesucristo. Una dinastía totalmente injusta, acostumbrada al lujo, a las cosas fáciles dentro del gobierno, al acomodo de las fuerzas imperiales, a la manera de reprimir a los muchos, a la negación de la verdad, a vivir para el placer, al deseo intenso por seguir en el poder. Herodes el Grande fue el padre de Herodes Antipas. Este gobernante Herodes I (el Grande) se dedicó a ser muy complaciente, muy solícito al Imperio Romano. Y para ello utilizó la fuerza bruta, y la tiranía, ya que deseaba mas para sí mismo y su grupo herodiano. De modo que se comportaba como un subordinado ideal: sus informes periódicos eran precisos y sabía que cualquier deseo que viniera desde Roma era hecho realidad en su reino. Pero debemos recordar que ya al borde de sus días construyó una aristocracia de la nada, ¿Cuál era la intención? Su deseo intenso se notaba en cada paso que daba, del Imperio Romano había aprendido a elevarse, su publicidad afloraba en cada proyecto, en cada decisión había avidez de perpetuarse en el poder. Pero el hombre posee grandes ideales e ídolos en su mente y en su interior, que olvida sus limitaciones y finitud. La fragilidad, la debilidad, el miedo a perder, el miedo a ya no seguir, el placer desordenado que conduce a la tumba, y mas aún cuando se violentan los principios y valores eternos por antojos o concupiscencias, ahí es cuando aparece la paga del pecado que es Muerte. Herodes el Grande hombre rápidamente se enfermo con el poder o su autoridad fue cada día más cruel, era un viejo cada vez mas despreciable. No le importaba lo que se pensara espiritualmente puesto que dio la orden de asesinar a niños. Sabía que le estaba llegando la hora de dejar a otro el lugar, humanamente hablando le dolía verse despojado de su trono. Pero Cristo no apareció para poseer trono seculares o temporales. El Trono de Cristo no tiene fin. El es Rey eterno, Fiel y Verdadero, su justicia por todos los siglos.
Mateo:2 [1] Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey Herodes. Y he aquí unos magos vinieron del oriente a Jerusalén
[2] preguntando: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido para adorarle.
[3] Cuando el rey Herodes oyó esto, se turbó, y toda Jerusalén con él.
[13] Después que ellos partieron, he aquí un ángel del Señor se le apareció en sueños a José diciendo: “Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo”.
Concluimos pues que este gobernante Herodes I era un asesino, un tirano, un enemigo del Reino de los cielos. Y eso no es todo, su hijo Herodes Antipas siguió sus pasos, fue cruel, dio la orden de decapitar a Juan, buscó a toda costa el poder, tomó la mujer de su hermano, y esa mujer Herodías lo sedujo para matar a Juan, ya que Juan le decía: no te es lícito tomar la mujer de tu hermano. Cuando hombre se baña de vanagloria y se unta de aceite de gobernante o administrador, como que las leyes ya no tienen valor o peso para sus funciones. Así amigos y hermanos es el hombre cargado de soberbia, dinero, poder, o la falsa aristocracia que al final se convierte en desgracia.
Todo aquel que se exalta será humillado. Lamerá el polvo del infierno por dejar servir a Dios y romper las cuerdas divinas. Salmos:2 [1] ¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos traman cosas vanas? [3] “¡Rompamos sus ataduras! ¡Echemos de nosotros sus cuerdas!”.
[10] Y ahora, oh reyes, sean sabios; acepten la corrección, oh gobernantes de la tierra.
[11] Sirvan al SEÑOR con temor y alégrense con temblor.
Así que veamos la manera de actuar de Herodes Antipas. Su deseo era engrandecerse, arribar a un nivel mayor de dominio político. Se mantuvo en un falso progreso de parte de su antecesor, su padre, y prosiguió con una dinastía cruel a punto de sucumbir. Algo que es importante decir es que Por instigación de Herodías reclamó a Calígula, recién nombrado emperador, la corona de rey de los judíos, pero Calígula prefirió concedérsela a su amigo Agripa.
De todo esto podemos sacar lo siguiente:
1 El hombre se enferma con el poder en sus mano. Por eso debemos en todo tiempo depender de Dios. Y esto en todo lo que se haga: en el gobierno, en la iglesia, en el hogar, en la calle o en la escuela, en nuestras labores, en todo dependamos de Dios. ¿Que significa? Es rendir cuentas, no seamos absolutos, confesamos nuestras faltas, hagamos bien las cosas delante de Dios que El nos ve. (Este gobierno de El Salvador es un gobierno que no rinde cuentas y ahí siguen haciendo cosas al antojo de un hombre musulmán desconocedor del verdadero Dios).
2 El hombre busca cada día granjear el mundo. Vivir su vida, busca sus deseos desordenados, busca mantenerse en el poder rompiendo preceptos y leyes. Busca seguir en la avaricia en actos de injusticia. Atropella multitudes con soborno, arbitrariedades, capturan gente inocentes, roban, hurtan y pretenden fiscalizar iglesias (el inicio de la nueva persecución en nuestro país) La dinastía cualquiera que sea daña la sociedad, pues solo buscan sus propios intereses y antojos. Volviéndose injustos y sin valores eternos, y sin la verdad del Evangelio del Reino.
Por eso aparecerá pronto El Hijo de Dios con poder y gloria. Entonces todas las naciones caerán postradas ante El . Verán al Bendito y gran lamentación harán por su pecado mortal de haber despreciado al Rey Eterno. Herodes el Grande quiso matar al Gran Rey y no pudo. Herodes Antipas ordenó decapitar a Juan Bautista. Pero el Señor nos dice: Apocalipsis:2
[10] No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer. He aquí, el diablo va a echar a algunos de ustedes en la cárcel para que sean probados, y tendrán tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.
[11] “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venza, jamás recibirá daño de la muerte segunda.
Asimismo veamos lo que dijo María cuando adoró al Señor en Lucas:1 [46] Y María dijo: Engrandece mi alma al Señor;
[47] y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador,
[51] Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.
[52] Quitó a los poderosos de sus tronos y levantó a los humildes.
[53] A los hambrientos sació de bienes y a los ricos los despidió vacíos.
Hermanos y amigos la vida en Cristo conlleva la decisión fundamental permanecer en la vida verdadera que es Cristo, en servirle a nuestro Señor, y presentar nuestras vidas como vasos de barro para recibir de Dios la fortaleza y gozo cumplido de pertenecer a su Reino Eterno e inmarcesible. ¿Quien nos podrá apartar de su Gloria? Juan padeció, y muchos siervos han padecido por causa del Evangelio y del Nombre. Sigamos firmes en Cristo para recibir de El, la corona de la vida.
Adal R
23julio2023