Justicia sin sobornos
«Justicia, justicia perseguirás», fueron las palabras de Moisés al hablar sobre la equidad y el trato justo hacia los demás. Con ello, resaltó la importancia que la justicia tiene para Dios y debe tenerla también para su pueblo. Dirigiéndose a los jueces les advirtió: «Tendrás que juzgar al pueblo con justicia. Por ninguna razón tuerzas la justicia ni muestres parcialidad. Jamás aceptes un soborno, porque el soborno nubla los ojos del sabio y corrompe las decisiones de los íntegros. Que siempre triunfe la justicia verdadera» (Deuteronomio 16:18-20). Después de proclamar los Diez Mandamientos, también dedicó bastante esfuerzo a legislar sobre el tema de la justicia para colocarlo como eje central de su sistema de convivencia. «No aceptes sobornos, porque el soborno te lleva a hacerte de la vista gorda en aquello que ves con claridad. El soborno mueve incluso a una persona justa a tergiversar la verdad» (Éxodo 23:8). Esta declaración destaca la influencia corruptora del soborno y su capacidad para distorsionar la percepción de la verdad y la justicia.
La paz solamente puede nacer y crecer entre personas justamente tratadas. De allí que la sociedad debe tomar medidas para garantizar que los débiles tengan asegurada su dignidad. Si Dios es justo, se espera que sus seguidores también practiquen la justicia, en especial los encargados de impartir justicia. En muchos pasajes la Biblia enfatiza la responsabilidad de los jueces de buscar la verdad, defender a los oprimidos y tratar a los demás como a ellos les gustaría ser tratados.
La justicia es considerada un atributo divino y un principio fundamental para mantener la armonía en la sociedad. La Biblia enfatiza la importancia de una justicia independiente y honrada como un principio crucial para mantener la equidad. La justicia es la base de la paz y muchos pasajes advierten contra el soborno y exigen una aplicación justa de la ley. En la colección de los dichos sabios del libro de Proverbios se exhorta: «Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos; garantiza justicia para todos los abatidos. Sí, habla a favor de los pobres e indefensos, y asegúrate de que se les haga justicia» (31:8-9).
El impacto negativo de la codicia no solo afecta el discernimiento de los jueces sino también su entorno, particularmente su familia. Tal como los Proverbios lo expresan: «El avaro causa mucho dolor a toda la familia, pero los que odian el soborno vivirán» (15:27). El dinero obtenido como recompensa por hacer lo injusto se termina. Todo lo que el hombre siembra lo cosecha y, cuando eso sucede, la familia se llena de dolor ante las consecuencias que toda acción injusta trae.
El profeta Isaías también levantó la voz en la misma introducción a su libro para afirmar: «Aprendan a hacer el bien. Busquen la justicia y ayuden a los oprimidos. Defiendan la causa de los huérfanos y luchen por los derechos de las viudas» (1:17). Más adelante también recuerda: «Los que absuelven al malhechor por soborno y le quitan al justo lo que le pertenece, recibirán su merecido» (5:23). Esta advertencia resalta las consecuencias negativas que enfrentarán aquellos que participan en prácticas corruptas para torcer el derecho.
Al coro de profetas también se suma Miqueas quien recuerda: «Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno y lo que él exige de ti: solamente hacer justicia, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios» (6:8). En el Nuevo Testamento, Jesús también abordó indirectamente la cuestión del soborno al ir a la raíz del asunto: el amor al dinero. Mateo recoge su enseñanza sobre la honestidad y la integridad: «Nadie puede servir a dos amos. Pues odiará a uno y amará al otro; será leal a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y al dinero» (6:24). Jesús priorizó los principios éticos sobre la búsqueda desmedida de ganancias.
La aceptación de sobornos distorsiona el proceso judicial y favorece a los poderosos. De esa manera se socava la confianza en las instituciones judiciales y se crean desigualdades. La búsqueda de la justicia sin sobornos no solo refleja la voluntad divina, sino que también contribuye a la construcción de comunidades justas y éticas.
La Fuente de Justicia y Verdad.
Dios no es hombre para recibir cosas de este mundo. Dios es el Señor Creador. Dios se viste de Justicia y Verdad, y asímismo es el caracter Dios. Dios no es hombre para que mienta. Todo lo que hace es Verdad, todo lo que dice es Verdad. El es la Verdad. Toda su Palabra es verdad. Su ser es Totalmente Plenitud, Hermosura de santidad. En su presencia no hay mancha. Pero ¿qué pasa con sus creaturas? ¿Qué hay entre los hombres?
Deuteronomio 32:5 La corrupción no es suya; de sus hijos es la mancha, Generación torcida y perversa.
Dios es El Creador de todo, Es Hacedor de maravillas y portentos, y de el vienen milagros de justicia y bienestar. Si tan solo conociéramos la Plenitud de la perfección de Dios. Al contemplar su Santidad, su perfección y Hermosura. Es decir ver al Hijo, creer en El, puesta la mirada en El, Entonces nos gozamos de su presencia. Salmos 96:9 Adorad a El Señor en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra. Toda la Gloria de Dios ha sido revelada en Cristo, en su amor de justicia y Verdad. Por otro lado en nuestro ser, ya sea deseo o necesidad, sentimiento o entendimiento, alma o cuerpo encuentra plenitud en Cristo Jesús. Y podemos decir: Salmos 16:2 Oh alma mía, dijiste al Dios: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.
Y no tendríamos necesidad de otra fuente o cisterna rota para saciar nuestro interior. Salmos 73:25 ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. En la plenitud de Cristo somos saciados. Su riqueza vale más que oro y plata, qué religión o tradición, qué cuentos o inventos nuevos. No hay tales de nuevas ideas, ni de experiencias nuevas. Ni un superhombre, o un nuevo lider mundial. Ya Cristo fue ofrecido en el altar de Dios y ahi en su Trono encontramos vida abundante, gozo, justicia nuestra, verdad todo esto se traduce en amor de Dios a favor de los pecadores. Es en la sencillez de la fe en el Hijo de Dios. La hermosura de Dios Padre la hemos visto en su Hijo. La verdad y la justicia la recibimos en Cristo Jesús, y nos da la paz con Dios. Dios que es Justo y Santo pone su sello en los corazones de los hombres. Lleva ese sello: En Cristo hemos sido justificados. Efesios 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. El apóstol Pablo dice: 1 Corintios 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.
El camino a seguir es Cristo.
1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Y de este modo se nos introduce a un camino nuevo para ser instrumentos de honra y justicia, a fin de glorificar su Santo Nombre.
Ahora bien, ¿Qué hacemos en la calle, en la escuela, en el hogar o en la empresa? ¿Hay verdad, hay justicia? Debe haber cosas dignas de alabanzas, de buen nombre, hechos justos y veraces. Que no dependamos de cuánto se nos pone por delante (soborno), que no sea el precio que tuerza la apreciación o actitud correcta. Que no firmemos documentos para torcer el derecho y la justicia social. Muchos ya sucumbieron ante los apetitos materiales y codicias engañosas. Perdidos por la oferta o propuesta de este mundo. Han aceptado un sistema de cosas contra la palabra de Dios, cayeron en el abismo del vicio y soborno. Siendo presas fáciles de las cosas. La avaricia es su Dios. No son ricos en Cristo, por un breve momento vieron luz pero el oropel les nubló la visión real de las cosas. Y el Señor nos dice: Efesios 4:24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.
Una serie de recomendaciones se exponen a continuación para seguir con gozo y triunfantes en este mar violento de propuestas, sobornos y mañas:
-Debemos Complacernos en la verdad
-Por nada estén afanosos
-Sigamos sus pasos de justicia, verdad y amor.
-Puesta la mirada en Cristo Jesus, Señor nuestro.
-No se incomoden por el malo que prospera, ya le llegará su día.
-Hablemos verdad cada cual, en la casa, en la iglesia, en la empresa, en la sociedad, en cada gobierno.
-Honramos a Dios y exaltados el nombre de Cristo haciendo justicia como olor fragante para Dios.
Porque somos hacedores de justicia, llamados para reinar con El.
Salmos 111:3 Gloria y hermosura es su obra, Y su justicia permanece para siempre.
Habacuc 2:20 Mas El Señor está en su santo templo; calle delante de él toda la tierra.
Adal R
28ene2024