Justicia y buenas nuevas
Ayer, sábado 28 de septiembre, finalizó el Cuarto Congreso de Lausana celebrado en Incheon, Corea del Sur. Se trata del cónclave evangélico más global y policéntrico del cristianismo que procura sinergias entre iglesias para la evangelización y el discipulado. El encuentro de Corea contó con la participación de 5,000 delegados, de 193 países, sentados alrededor de mil mesas. La idea de las mesas fue la de no tener un auditorio pasivo sino el de uno que dialoga, analiza y aporta colectivamente para dar forma a una estrategia compartida con miras al 2050. Es importante el giro que se imprimió desde el Tercer Congreso, hace 14 años, en Ciudad del Cabo, en el que se sustituyó el púlpito por las mesas. Como ha comentado Harold Segura, teólogo colombiano: «Necesitamos más mesas y menos púlpitos, o al menos tantas mesas como púlpitos. La teología se construye dialogando, no solo escuchando».
Fue en el seno de los Congresos Mundiales de Evangelismo que los evangélicos vivieron su despertar a la responsabilidad social de la iglesia para ponerse a tono con las exigencias de los tiempos. En el Primer Congreso, en 1974, una de las voces más importantes fue la del teólogo suramericano René Padilla y, en 2024, la voz más representativa fue la de Ruth Padilla, hija de aquél. En el segundo día del congreso recordó a los delegados que invocar al Espíritu de Dios sin mencionar los dolores humanos es convertirlo en una figura etérea, desconectada de la realidad que nos rodea.
Ella afirmó: «Dios escucha los gritos de todos los que sufren injusticia. Y haciendo eco con el corazón compasivo de Dios, lloramos con los pobres y marginados. Lloramos con las víctimas del racismo, discriminación y abusos de todo tipo. Lloramos con los millones desplazados por el cambio climático. Lloramos con la tierra misma y con las especies que desaparecen. Lloramos con todos los que sufren la guerra que circunda al mundo. Su dolor es nuestro dolor».
También agregó: «No hay espacio para la indiferencia hacia todos los que sufren el flagelo de la guerra y la violencia que ronda el mundo, la gente desarraigada y asediada de Gaza, los rehenes retenidos por Israel y Hamás y sus familias, los palestinos amenazados en su propio territorio, todos los que están de luto por la pérdida de seres queridos. Su dolor es nuestro dolor si es que somos el pueblo de Dios».
Estas últimas palabras calaron hondo en algunos delegados al Congreso, al punto que enviaron una nota de inconformidad a los directores del cónclave. Las palabras en demanda de justicia siempre se vuelven incómodas para quienes no comprenden todas las implicaciones del evangelio. Fue la misma Ruth Padilla quien en una carta abierta a todos los delegados precisó: «Estoy convencida de que se trata de un problema de justicia actual en relación con el cual nosotros, como cristianos, tenemos una responsabilidad particular. Permítanme explicarme. En verdad, el ataque de Hamás hace casi un año fue aborrecible y absolutamente reprensible, y en verdad, las personas que viven en Israel, judías, palestinas y otras, están siendo amenazadas mientras escribo. Su dolor es nuestro dolor. Al mismo tiempo, el prolongado sufrimiento de los palestinos se ha visto agravado por los ataques a Gaza desde el 7 de octubre, en los que han muerto más de 40,000 personas, muchas de ellas niños. Además, los ataques de los colonos no han hecho más que aumentar en Cisjordania. Sin embargo, demasiados evangélicos de todo el mundo se muestran acríticos y “apoyan a Israel” y no se preocupan por el sufrimiento de los palestinos. Esta injusticia deber ser nombrada».
«Es mi oración, como la Dra. Anne Zaki nos desafió tan claramente, que podamos valientemente elevar nuestras voces y no ser silenciados, que podamos participar humildemente en una conversación respetuosa en medio de nuestras diferencias para que, juntos, podamos declarar y mostrar a Cristo a un mundo roto».
Palabras valientes pronunciadas ante la representación más universal del cristianismo evangélico para hacerles recordar que la justicia es la expresión más alta del amor, del Dios de amor. Quien no se decanta por ninguno de los bandos enfrentados, sino por los sufrientes y despreciados para redimirlos y salvarlos.
La Comunión impulsa la Gran Comisión
2 Corintios 13:14 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.
Algo tan clave para la cónclave cristiana para llegar al entendimiento de la obra de Dios es la comunión unos con otros. Sabemos plenamente que todo creyente posee una conformación cultural, académica, social, personal y una cosmovisión de las cosas o situaciones que acontecen en el mundo. (Un niño que creció entre pobres y con grandes necesidades conoce lo importante que es tener algo, lo valora, lo considera y esta cerca para recibir y en alguna medida dar gracias. Pero otro que creció teniendolo todo, disfrutando de viajes, banquetes, deleites tiende a desvalorizar poseer un par de zapatos o un plato de comida. Cuan fácil es derrochar las cosas o los bienes si se está saciado o lo se tienen). Para entrar en una comprensión muy amplia de la obra o misión de la Iglesia en este siglo XXI, y en este tipo de reunión cristiana se vive las distintas opiniones y cosmovisiones de los creyentes. La modalidad de las mesas permite una verdadera comunión entre los hermanos y el acercamiento. Ya se acerca el día de la Reunión Gloriosa con nuestro Señor Jesucristo, 2 Tes 2: 1 Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos. Y otro texto más, Ap 19:9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.
También debemos recordar que los primeros pasos de la iglesia fue gozar de comunión unos con otros. Nadie estaba fuera, nadie estaba atrás, ni había puestos únicos y exclusivos, ya que El lugar central le pertenece al Señor. En perfecta comunión ya que somos su cuerpo y El es la cabeza. Aquí en el mundo muchas veces se copia formas de realizar las reuniones, modelos seculares para comunicarnos o encontrar solución al desarrolo fructífero de la misión Cristiana. Gracias a Dios por disponer este tipo de Reunión donde todos pueden ser copartícipes, colaboradores, siervos, o como uno fuera de tiempo de los siervos pero bajo la dirección del Espíritu, dispuestos a pelear la gran batalla final antes que suene la final trompeta. No somos de los que por miedo o cobardía hundimos el paso en el cieno, antes bien El Señor puso nuestros pies sobre Roca firme, Que es el fundamento Apostólico. Esta necesidad de reunirnos sin esperar aplauso, ovación o renombre, Exalta el Nombre de Cristo. Todo le pertenece al Señor, todos somos miembros de un solo cuerpo perfecto. Aunque existan distintas culturas, razas y costumbres, en Cristo Jesús somos uno solo, como un solo hombre, para rendir nuestras ser al Señor y así unidos por su Santo Espíritu nos extendemos al supremo llamado de anunciar las Buenas nuevas, es decir la Gran Comisión. La realidad es que todo estará dedicado a la Gloria de Dios Padre y del Señor Jesucristo en la comunión mutua de su Espíritu. Efesios 4:3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz.
De modo que Revisar el proceder de la Iglesia en sus inicios es importante, se percibe cómo los distintos ministerios y dones afloran y se enriquece en el contenido Teológico para la obra. Pero todo se desarrolla en esa constante: la comunión fraternal. Ahí es donde Dios envía Vida abundante, se manifiesta el Espíritu en cada cual y Dios es Glorificado. Veamos el texto Hechos 2:42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Y ahora en este siglo veintiuno es prioridad para la Iglesia de Cristo perseverar:
1 En la doctrina de los Apóstoles
2 En la Comunión unos con otros
3 En el partimiento del pan y
4 En las oraciones
Si unimos o sumamos estos elementos, encontramos un común denominador que es: La comunión fraternal. Cada actividad es hecha en comunión con Dios( la presencia del Señor por medio de su Espíritu) y en la comunión entre los santos. Así es como logramos alcanzar una mejor visión, mejor perspectiva, mejor entendimiento y aplicación.
Tenemos una gran nube de Enseñanza teológica, diversas oraciones en distintas situaciones que han sido superadas, el crecimiento numérico de creyentes en todo el mundo, distintos ministerios y servicios dentro y fuera de la iglesia, todo con el fin de cumplir con la Gran Comisión hacia el mundo. Con todos esos elementos y bajo la guianza del Espíritu de Dios la iglesia emprende el camino del Reino de los cielos. Cristo dijo: Mateo 28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. También
Marcos 16: 15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. La Gran Comisión sigue siendo la prioridad para la Iglesia. Una labor que no recae en métodos meramente humanos ni estrategias de hombres. Más que un nivel académico o una posición económica de alto rango social, ni se pretende confiar en lo visible o tangible. La verdadera confianza recae en el poder del Espíritu de Dios, quien nos guía y capacita para anunciar el mensaje de Salvación. La Salvación es la prioridad y el Evangelio fue entregado para ser entendible a todo ser humano. Dios abre las mentes y toca el interior de cada hombre para que reciba el mensaje y tome la decisión de recibirle. Juan 1: 9 Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. 11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. 12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 14 Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.
La Palabra del Señor es poderosa, no se basa en agregados humanos. Lo que sí realmente importa es el testimonio eficaz, cuya dimensión está en el testimonio personal. Esta es una característica que no podemos omitir a la hora de servir, no podemos omitir en la Predicación, ni al predicador, ni mucho menos podemos vivir lejos de esta realidad: Dios en nosotros. Veamos lo que se nos dice: Hechos 4:33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Había algo diferente en ellos, estaban tan cerca de Cristo, es decir Cristo viviendo en su interior. La presencia de Dios estaba sobre ellos. Ese era el testimonio innegable, poderoso y eficaz. Vivir en la unción del Espíritu es esa presencia del Señor que hace todas las cosas posible.
La tarea evangelizadora no cambia, es eso mismo que vemos en Pedro, Juan, Esteban, Pablo, Felipe, Bernabe, Silas, Aquila y Priscila, y en todo siervo. Eso mismo debemos hacer permanecer en la presencia de Dios. Cristo Jesús es quien nos da la vida y esa vida se anuncia para el mundo. 1 Juan 1: 2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); 3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.
El contenido teológico sistemático de las distintas doctrinas parece ser que omite la reunión fraternal y la comunión de unos con otros. Las redes sociales y los nuevos dispositivos tecnológicos, el afán por las cosas temporales y la búsqueda de la fortuna y de la fama, parece ser que se pierde el gozo de vivir en la comunión unos con otros. Nuestros intereses, motivos y acciones deberán estar encaminados a las cosas del Reino de los cielos, con el fin de Exaltar al Señor y Dios. Debemos menguar y que sea Él exaltado. Debemos reunirnos no para impresionar o buscar un nombre sino para disfrutar de una perfecta comunión con Dios y con cada hermano entre las mesas. Juan 3:30 Es necesario que él crezca, pero que yo mengue.
Esta nueva modalidad de reunión, de comunión eclesiástica es el preludio de otros eventos futuros y no sólo en el caso del Cuarto Congreso de Lausana celebrado en Incheon, Corea del Sur. Es una manera de volver al inicio de la iglesia, los 5000 delegados sentados alrededor de mil mesas, permite un verdadero cambio de compartir, de vivir, de fraternidad, de conocer a cada hermano, de dialogar y participar. Creo que Dios nos está llevando a una nueva experiencia. Es algo que ya era pero hoy se reitera, se siente y que el Espíritu Santo nos llama nuevamente. Los gobiernos del mundo hacen un programa centralizado en un icono, un color, un partido o un símbolo. Pero dentro de la Iglesia no es suficiente dirigir la mirada a la organización, al líder humano, al símbolo o ícono. Más bien se necesita el estilo de Cristo, tal como él lo manifestó. ¿Cómo? La comunión fraternal. Es en ese acercamiento que viene del Espíritu Santo, es el tiempo de refrigerio. Es el tiempo de gozar de la perfecta comunión con Dios cuando convivimos y disfrutamos de verdaderas experiencias y vivencias con los santos. Venciendo las múltiples formas de ver las cosas críticas del mundo y las diversas opiniones de la realidad política económica de la sociedad. Sin embargo, siendo miembros del cuerpo de Cristo en comunión y vida cristiana debe de aflorar en gozo y satisfacción entre los hermanos. Ese amor será visto ante el mundo. Hay que enfatizar la verdadera comunión fraternal y El amor verdadero que implica compasión y misericordia, paz, verdad y justicia.
1 Juan 3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? La comunión es más que palabras, son hechos justos y en verdad. Cuando nos reunimos en la iglesia ¿Que hay?
Pedro 3: 8 Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; Romanos 12:10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros.
Es determinante la fraternidad para continuar con la obra evangelizadora, es un compromiso de responsabilidad mutua. El apoyo financiero, la oración, la preparación de misioneros, la apertura de nuevos campos misioneros, la sana doctrina, el testimonio eficaz del amor de Dios y la confianza en Cristo que dijo: Mateo 28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Para terminar el IV Congreso de Lausana, Michael Oh da el discurso de clausura enfatizando una vez más que la Gran Comisión es responsabilidad de todos. Y finalmente un contundente Compromiso de Acción Colaborativa. El Señor está cerca.
Adal R
30sept2024
Corrección en el siguiente parrafo
(…..Cuan fácil es derrochar las cosas o los bienes si se está saciado o se tienen)