La mutación de la violencia
En 2016 publiqué mi libro «La mutación de la violencia en El Salvador, de la guerra civil a la violencia de las pandillas».La tesis principal que sostiene el libro es que las causas de la violencia social se encuentran en los altos niveles de marginación y exclusión económica y social de las mayorías. El ensanchamiento progresivo de esa brecha alcanzó un punto cuando los niveles de tolerancia que las personas poseen fueron sobrepasados y sucumbieron a la desesperación de las medidas extremas. Bajo esa dinámica se llegó a la guerra civil. Años después, los Acuerdos de Paz pusieron fin al enfrentamiento armado logrando algunas reformas políticas, pero sin resolver las raíces estructurales del conflicto.
Por ese tiempo, la situación precaria de las mayorías recibió un pequeño alivio por medio de importantes flujos migratorios que se consolidaron durante el período del conflicto y que han continuado hasta el presente. Las remesas, que cada año fueron mayores, se convirtieron en la válvula de escape que postergó un nuevo estallido social. Pero la emigración no puede ser una salida real ni sostenible para la apremiante necesidad de las mayorías.
No todos lograron en el extranjero condiciones que les permitieran mantener a flote las débiles finanzas de sus hogares, mucho menos aquellos que fueron forzados a volver al país deportados. Volvieron a un país que continuaba sin brindarles oportunidades y que les obligaba a vivir en condiciones de marginación. Ese era un caldo de cultivo en el que solo era cuestión de tiempo para que nuevos estadillos violentos se manifestaran. Y así fue, la violencia se manifestó en la forma de grupos altamente homogéneos de olvidados que buscaban salir de su situación usando medidas intimidatorias para aliviar su exclusión y recobrar su autoestima. La violencia de la guerra había mutado y ahora se manifestaba en las acciones criminales de las pandillas.
En la actualidad, las pandillas han sufrido una embestida represiva que ha logrado desarticularlas y apresarlas casi en su totalidad. La expresión visible del problema ha sido encerrada en los penales mientras, afuera, persisten las mismas condiciones que les dieron origen. El paréntesis temporal de alivio debería aprovecharse diligentemente para desmontar los factores de riesgo de la violencia y así asegurar una transformación que evite nuevas expresiones violentas. Mientras eso no se haga, de nuevo, será solo cuestión de tiempo antes de que se produzca una nueva eclosión de la violencia.
De hecho, como en un micro tiempo premonitorio, otras formas de violencia se están visibilizando. El gabinete de seguridad del gobierno central informó que en 2022 se registraron 9,038 amenazas; 5,877 hurtos; 1,545 casos de violencia intrafamiliar; 1,520 casos de estupro; 1,387 violaciones a menores; 1,151 casos de extorsión; 4,292 casos de violencia contra la mujer y 1,222 denuncias de acoso sexual. Los casos de feminicidios se han intensificado al punto de convertirse en una realidad aceptada por el gobierno. ¿Por qué tenemos una sociedad tan violenta? La respuesta en una frase sería: porque no se atienden las raíces del problema.
Los esfuerzos de las últimas cinco décadas se han concentrado en resolver los síntomas visibles del conflicto y, por la misma razón, resultan temporales al no tener en cuenta las causas que lo producen. Cuando los esfuerzos se centran en lo inmediato y deja de lado la raíz, la violencia muta, pero continúa latente. Esto volverá a repetirse ineludiblemente mientras no se tome en serio la necesidad de realizar las reformas estructurales en la forma cómo el país tiene organizada su economía. Al menos hasta hoy, no se está haciendo nada para revertir o, al menos, mitigar los mecanismos de exclusión.
Los conflictos podrán cambiar de modalidad, pero seguirán existiendo y el costo social a pagar seguirá siendo alto. Ese costo social, como ha ocurrido históricamente, será pagado por la población con menos recursos económicos. El costo de las improvisaciones se pagará con condiciones cada vez más precarias y con vidas humanas. Esto desde el punto de vista cristiano es inadmisible. No es agradable ser profeta de desgracias, pero mientras la tendencia continúe siendo hacia la concentración de los beneficios en nuevos grupos de poder, para las mayorías desposeídas no se vislumbrará un mañana muy prometedor.
En una palabra se puede encerrar la visión de los hombres: El hombre ve lo externo, y en esa condición Juzga, considera, evalúa las cosas vanamente. La carencia del conocimiento de la justicia divina, la falta de responsabilidad, la decadencia de principios y valores. En este problema de la violencia es mundial: unos hacen el mal y otros callan haciendo caso omiso, unos hacen violencia y otros coligados a tales intenciones aprueban actos de violencia y maltrato. Hoy como ayer ha habido: emigración de miles de salvadoreños a otras latitudes por la búsqueda a una salida económica, la persecución política en todos los períodos históricos, la muerte violenta en comunidades pobres, la falta de política públicas a favor de los más necesitados, generando debilidad en hogares y muchas familias, quedando muchos jóvenes a la deriva, hogares rotos, muchos árboles tronchados de raíz violentamente y la mutilación de la sociedad ha sido una constantes aún hasta este día. Desde el inicio del siglo pasado ha existido grandes injusticias y un grupo mínimo de foráneos afianzaron el gobierno de El Salvador, sin importarles el pueblo y las fuerzas vivas de obreros, campesinos. Antes bien buscaron sus intereses económicos: granjear, arrebatar, tomar a la fuerza, (con el militarismo a su disposición). El terreno fue el adecuado para sus negocios fraudulentos y explotaciones. La crisis social sigue existiendo aunque se pinte El Salvador, se haga un nuevo escudo, se hable de un nuevo activo “mal uso de fondos públicos”, se construyan escuelas de perros, se capture alocadamente, y se construya una mega cárcel…..y todo eso no es la solución a los graves problemas de la nación. Hay una sola razón en todo esto: La avaricia e interés mezquinos de ganar, granjear e imponer un sistema económico que hace exclusión del ser humano. Buscar sólo mano de obra barata o mano de obra sin beneficios social de ese crecimiento o progreso.
Montar un aparato represivo y de allanamiento de Miles de hogares pobres. Dejando un gran abismo entre los que han raptado el poder del Estado por años beneficiando sólo al grupo de avarientos e hijos de la oligarquía. Esa es la peor exclusión. Dentro de esto podemos incluir también:
El militarismo servil al grupo.
La mentira en los medios.( Prensa y web)
La falta de educación e inversión.
El cierre de escuelas y Universidades.
La apertura de Casinos a nivel nacional.
El narcotráfico: dejar pasar dejar hacer.
La venta de licor y de droga.
La intención perversa de persecución a opositores de ese sistema inhumano.
Las venta de armas y la proliferación de publicaciones violentas.
Así en este día 19 de febrero de 2023 se ve esa misma estructura de poder coligado con el gobierno para seguir destruyendo al ser humano por unos dólares más o criptoactivos.
La gente juzga de manera vana la seguridad que dicen ofrecer, puesto que el problema real no se ha tocado aún. La exploración del hombre por el hombre. Extorsión igual explotación. De modo que el hombre buscando una manera fácil de tener dinero, destruye al mismo hombre. 1 Timoteo 6:10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, … Qué hay en el corazón de los hombres? Que hay en las decisiones y proyectos del gobierno? Agrandar a los del grupo, encumbrar a los de siempre olvidando a los pobres y en ese sentido el abismo crece al destruir las almas de los más necesitados.
Muchos olvidamos el sufrimiento de millones de almas sin el pan diario.
La oración nuestra es por cosas y cosas ( chunches ). Pero hay una gran prioridad: La salvación de las almas, la liberación de millones de desposeídos a través de un despertar social por medio de la Verdad de Dios.
No podemos olvidarnos del prójimo que carece de vital.
Actuemos como hombres de Verdad, hablando Verdad, anunciando la Verdad, Dando de gracia lo que de gracia hemos recibido. Cristo le dijo a un hombre rico, Marcos 10:21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
Es llevar a los hombre a una conciencia social del Verdadero amor de Dios a favor de los pobres, y marginados, Manifestamos la Justicia y Verdad de Reino de los Cielos de manera práctica. Praxis social.
Adal R
19feb2023