La valentía que demanda la justicia
La justicia se menciona como una de las más profundas y esenciales aspiraciones de la humanidad. Pero tal aspiración choca con el temor de todo aquello que la justicia implica. O la justicia es totalmente justa o no es tal. La justicia es implacable, imparcial y posee una capacidad extensiva que alcanza la totalidad. En ese alcance pleno se desarrollan los temores del hombre.
La justicia se convierte en una paradoja. Mientras que el ser humano la anhela profundamente, le teme al mismo tiempo. La procura, pero le huye. Porque la justicia no puede ser confinada a la preferencia personal; solamente se produce y se expande por su misma naturaleza. De quienes procuran la justicia se requiere una muy grande valentía para aceptar su confrontación, si fuera necesaria. Y, por eso, son tan pocos los que están dispuestos a abrazarla. De ellos dijo Jesús: «Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados».
En necesitar la justicia se encuentra la dicha del hombre. El precio es alto. Pero toda la creación se rige por un principio de justicia y la historia se encamina a su realización plena y definitiva. Su acción es inevitable y es mejor estar de su parte porque al final triunfará.
La justicia se fundamenta en la verdad y en la libertad. Para que haya verdadera justicia se requiere de verdad sin límites. De allí los temores, porque descubrir la verdad conduce a la verdad acerca de todo y de todos. La verdad no se puede limitar sino solamente reprimir temporalmente con la restricción de la libertad. De manera que la única forma de mantener controlada la justicia es por la supresión de la libertad. Aquella libertad de todo ciudadano a apelar a una justicia imparcial, equitativa, independiente, rápida y eficaz.
Cuando los ciudadanos no encuentran en el orden jurídico un recurso donde ampararse del abuso y donde defenderse del atropello a sus derechos, se decantan por la frustración, la desesperanza, la agresividad y hasta la violencia. No puede reclamarse justicia en el ámbito delictivo si se la reprime en el ámbito de los desmanes contra la Constitución. Siguiendo procedimientos legales se puede suprimir la libertad y limitar la verdad, pero sin que lleguen a ser legítimos.
En el campo político se necesita de consensos entre las expresiones de intereses para hacer viable la convivencia pacífica. Los consensos se construyen cediendo en unos aspectos y ganando en otros. Toda sociedad es posible gracias a los consensos. No obstante, el tema de fondo es qué es lo negociable. Sin duda que los principios no deben ser negociables. Menos cuando se trata de un principio tan universal y sentido como el de la justicia.
Quien se decide por la justicia como principio rector, debe estar dispuesto a afrontar las consecuencias de la misma aun cuando sean adversas a sus intereses. Si la mirada no está puesta en el horizonte de equidad que la justicia anuncia sino en el mañana inmediato, no se tendrá la grandeza para comprender que quizá a uno le tocó sembrar lo que otros cosecharán: un futuro de paz.
Por ello, aunque la anhelan, hay a quienes les urge limitar la justicia. La desean pero la temen. Les urge que no sea tan justa. Al menos, no para todos. Al menos mientras queden honorables que no sacrifican la justicia por su reelección. Por eso Jesús dijo que los dichosos no son aquellos que simpatizan con la justicia sino los que tienen hambre de ella, los que agonizan por ella y, para ellos, extendió una promesa: serán saciados.
Hno Randolph Orellana
DIOS ME LO BENDIGA EN GRAN MANERA , MI MÁXIMA AUTORIDAD ESPIRITUAL, EN ESTE PLANETA, HABLANDO HUMANAMENTE, (Pastor Hno J. Mario Vega).
ME ENCANTO LO QUE USTED NOS ESCRIBIÓ, EN ESTA OCACIÓN.
– PUES ES UN TEMA QUE ES MUY DIFÍCIL DE HABLARLO. Y MUCISISISISIMO MAS DE VIVIRLO.
Espero en DIOS poder escuchar la plenaria para lideres, Lideresas, Supervisores/as Pastores, Etcétera.
Los cuales nos edificaremos con su participación, esperando sea la noche de Miércoles 29- Junio – 2011.
Nos llena de gozo que DIOS nos regale un Hermano Pastor, como usted. «A DIOS LA GLORIA».
Y esperamos la participación de cada Hno Invitado, de dicha plenaria.
Estos 25 años de los que nos hacemos parte es una extremada bendición estos 25 Años.
COMENTO:
El TaNaJ afirma que ningún ser humano es justo ante Dios (Job 25.4; Sal 143.2; Is 57.12; 64.6), pero en algunos pasajes destella aquella justicia imputada por Dios en virtud de la fe. Justicia que habría de revelarse plenamente Con la venida de nuestro SEÑOR, «EL CRISTO».
———————— Justificación —————————-
Entre los muchos sentidos que tiene «justo» en el TaNaJ se pueden describir:
a) La perfección de Dios en virtud de la cual Él es fiel a sí mismo y a su pacto (Jn 17.25; Ro 3.26), especialmente como juez (2 Ti 4.8; Ap 16.5) sobre los hombres y las naciones.
b) El término «justo» tiene un sentido mesiánico y escatológico. En algunos pasajes rabínicos y apocalípticos se describe al Mesías como «el Justo» o «el Mesías, nuestra Justicia»;
Jer 23.5 ; 33.15; Zac 9.9. A Cristo se le llama «el justo» en Hch 3.14; 7.52; 22.14 y el reino escatológico se describe frecuentemente como «justicia» (véase abajo). De igual manera, a los redimidos del reino escatológico, que constituyen el pueblo del Mesías, también se les llama «los justos» (Mt 10.41; 13.43, 49; Heb 12.23; 1 P 4.18).
c) A veces «justicia» significa misericordia, generosidad (2 Co 9.9) o limosna (Mt 6.1; 23.23; el uso más común de tsedaqah entre los rabinos). En algunos pasajes se emplea el término en su sentido más helenístico de virtud moral («honorable», «respetable»; cf. Flp 4.8; 1 Ti 1.9s; «inocente» en Mt 27.19, 24) o «meritorio» ante los hombres o ante Dios (Lc 1.6; Ro 2.13; «no hay justo», 3.10). En otros pasajes, se alude a la seudojusticia de los fariseos (Mt 9.13; 23.28; Lc 20.20).
d) Generalmente en el Nuevo Testamento la justicia no se concibe como la virtud del pensamiento griego, sino como una relación personal con Dios, como en el Antiguo Testamento (el «justo» es aquel a quien el rey acepta), e implica fidelidad (Ro 5.1s; 8.1–4; 9.30–10.5; 1 Jn 3.6–10). Este parece ser el sentido de la frecuente asociación entre el «reino de Dios» y «su justicia» (Mt 5.6, 10; 6.33; 13.43; Ro 14.17; 1 Co 6.9; cf. «camino de justicia», Mt 21.32; 2 P 2.21). En muchos pasajes esta justicia equivale al nuevo modo de vivir que nace de la fe en Cristo (Stg 3.18; 1 P 2.24; 1 Jn 2.29), esta «vida cristiana», es verdadera justicia.
EXCELENTE reflexion hno, D.T.B.+y+. Ese anhelar , es ese gemir interno , que aveces tenemos y sentimos de querer de que todo esto termine pronto………………………
que dificil tema para tratar, porque no a muchos les importa o entienden lo que la justicia demanda, espero que el hambre y la sed de ella despierte en todos nosotros para poder hacer que el reino de Dios se establesca y venga a nosotros, bendiciones Hermano Vega, muy admirable su labor, Dios lo usa de una manera muy sorprendente…adelante con su llamado!!!!
EXCELENTE reflexion hno, D.T.B.+y+. Ese anhelar , es ese gemir interno , que aveces tenemos y sentimos de querer de que todo esto termine pronto………………………
interesante lo ultimo… dichosos no son aquellos que simpatizan con las justicia si no con los que tienen hambre de ella.
Bueno es un privilegio hno. pastor tener un lider espiritual como usted doy gracias a dios nuestro padre por haber depositado en su vida una gran cantidad de dones pero lo que mas admiro es su humildad digna de imitar con respecto al tema que desarrolla creo que es un poco delicado y dificil de explicar cuando tenemos ante nosotros dos tipos de justicia por cierto muy diferente una de la otra por un lado la justicia de dios que es perfecta y por otro la justicia terrenal que deja mucho que decir espero que temas tan complejos como este siga desarrayando para que el cristiano y no cristiano podamos tener una persepcion del punto de vista diferente al politico gracias y BENDICIONES .