Las iglesias y la prevención de la violencia

Hoy por hoy, la conversión sincera al evangelio y la asistencia fiel a una iglesia es la única razón por la que las pandillas aceptan que uno de sus miembros pase a condición de inactivo. Ese hecho confiere a las iglesias una responsabilidad importante en el trabajo de inserción de jóvenes a una vida productiva y pacífica.

Además, las iglesias poseen dos características que les permiten potenciar la efectividad de su trabajo de prevención. El primero es la ubicación privilegiada de sus edificios dentro de los territorios controlados. Las iglesias son parte de las comunidades, nacieron allí y permanecen allí ilustrando continuamente la capacidad de la fe para transformar a las personas y dar esperanza de vida nueva.

La segunda característica es el alto nivel de voluntariado que existe entre los cristianos. Su pasión por Dios y el deseo de servicio al prójimo permite que personas de todas las edades, habilidades y vocaciones ofrezcan su tiempo libremente para las causas nobles.

En la conjugación de esos elementos, solamente hace falta la estructuración de un programa eficiente y probado de prevención. Éste es aportado por los ministerios paraeclesiásticos con su larga experiencia adquirida en Centros de Desarrollo Integral o en Programas de Desarrollo de Áreas. En ellos, se atiende a niños desde los tres años de edad hasta los dieciocho para ofrecerles, al menos tres veces por semana, alimento, atención médica y dental, formación espiritual, refuerzo escolar y orientación psico-social. Algunos programas se extienden desde el vientre materno e incluye a los padres.

Estos programas también luchan por eliminar la deserción escolar, involucran a la niñez en actividades lúdicas y de convivencia, proveen un espacio para ser atendidos, escuchados y orientados. Se fortalece el concepto de orden y disciplina. Se combate el maltrato en todas sus formas y se les educa para alejarlos de las drogas y el licor. Para los preadolescentes existen talleres complementarios de múltiples oficios y se les capacita en formas alternativas de obtener ingresos o alimentos para sus hogares.

Aproximadamente unos 95,000 niños son atendidos en los programas de dos de las más grandes organizaciones cristianas de ayuda para el desarrollo: Visión Mundial y Compasión Internacional. Pero existen otros numerosos esfuerzos que, sumados a los anteriores, conducen a pensar que el alcance es bastante más amplio.

En estos programas, la casi totalidad de los factores de riesgo de la violencia son desactivados en un esfuerzo por resolver de manera integral la problemática que afrontan niños y adolescentes, viviendo en asentamientos urbanos precarios y en condiciones de pobreza y exclusión.

Contrario a lo que podría pensarse, los programas no resultan ser especialmente onerosos porque utilizan la infraestructura ya existente de las iglesias y aprovecha el potencial del voluntariado cristiano.

Pero las iglesias no pueden hacerlo todo. Por ello es importante establecer alianzas más amplias para que los jóvenes que alcanzan su mayoría de edad puedan encontrar oportunidades de trabajo y de realización. Además, la cobertura de los programas puede y debe extenderse para alcanzar sectores donde reina la violencia. Un involucramiento ciudadano creciente es vital para alcanzar esa meta. No se debe esperar que otros hagan lo que está a nuestro alcance hacer; con paciencia y esperanza se debe continuar sembrando esta semilla que ha comenzado y continuará dando fruto.

Leave A Comment


HORARIOS DE SERVICIO

SERVICIO PRINCIPAL
Lunes a viernes: 6:00 PM
Domingos: 7:00, 8:45 y 10:30 AM.
2:00, 3:45 y 5:30 PM

CULTO MATUTINO
Martes: 8:00 AM

AYUNO DE MUJERES
Jueves: 9:00 AM