Los cristianos y el cuidado de la creación

El cuidado que los cristianos deben a la creación no es una reacción política a las coyunturas del momento, tampoco es un afecto sentimental por la naturaleza y mucho menos una adoración panteísta. Más bien, es el producto de una coherencia que nace del reconocimiento de que la naturaleza le pertenece al Creador: «La tierra es del Señor y todo lo que hay en ella; el mundo y todos sus habitantes le pertenecen. Pues él echó los cimientos de la tierra sobre los mares y los estableció sobre las profundidades de los océanos» (Salmo 24:1-2). «Mira, los cielos más altos, y la tierra y todo lo que hay en ella pertenecen al Señor tu Dios» (Deuteronomio 10:14). La tierra es propiedad del Dios que los cristianos dicen amar y obedecer. El compromiso de los creyentes con la creación es la consecuencia lógica de que ella pertenece a quien llaman Señor.

La creación ocupa un papel central en el desarrollo de las relaciones entre Dios y el ser humano. Existe una estrecha relación entre Cristo y el mundo de Dios. El plan redentor de Dios ha corrido paralelo a la creación y también es objeto de ella. La naturaleza fue hecha por y para Jesucristo: «Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra. Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible. Todo fue creado por medio de él y para él» (Colosenses 1:15-16).

Pero la creación no solo fue hecha por medio de Cristo, sino que también es conservada por él: «Él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten» (Colosenses 1:17). Los cristianos comparten la pasión de Dios por su mundo, amando todo lo que él ha hecho y cuidándolo porque es lo que su Hijo hace. Esa es la razón por la que la redención también incluye a la naturaleza: «Pues a Dios, en toda su plenitud, le agradó vivir en Cristo y por medio de él, Dios reconcilió consigo todas las cosas. Hizo la paz con todo lo que existe en el cielo y en la tierra, por medio de la sangre de Cristo en la cruz» (Colosenses 1:19-20). La misma sangre que redimió a la humanidad es la que redime a la creación de Dios. Al final de los tiempos la naturaleza redimida será entregada como una herencia al Hijo de Dios: «Dios le prometió todo al Hijo como herencia y, mediante el Hijo, creó el universo» (Hebreos 1:2). No puede decirse que se ama a Dios mientras se abusa de lo que pertenece a Cristo por derecho de creación, redención y herencia.

El Compromiso de Ciudad del Cabo, nacido del Congreso Mundial de Evangelismo en 2010, declara acerca de esto: «Cuidamos de la tierra y usamos en forma responsable sus abundantes recursos, no según las razones del mundo secular, sino por causa del Señor. Si Jesús es Señor de toda la tierra, no podemos separar nuestra relación con Cristo de la manera en que actuamos con relación a la tierra. Porque proclamar el evangelio que dice “Jesús es Señor” es proclamar el evangelio que incluye a la tierra, dado que el señorío de Cristo es sobre toda la creación. El cuidado de la creación es, por lo tanto, un tema del evangelio dentro del señorío de Cristo».

Frente a esta responsabilidad bíblica los cristianos tienen varias tareas pendientes. La primera es el arrepentimiento por su parte en la destrucción y contaminación del medio ambiente y la complicidad con la idolatría del consumismo. La segunda, el compromiso de ejercer una voz profética que confronte la avaricia de los poderosos. Tercero, brindar apoyo a los cristianos cuyo llamado es específico a la defensoría ambiental. Cuarto, proclamar y vivir la verdades bíblicas de que el evangelio es buenas noticias para los individuos, la sociedad y la creación. El asumir estos deberes será la evidencia de una conversión legítima.

Comments
2 Responses to “Los cristianos y el cuidado de la creación”
  1. Francisco Grimaldi dice:

    Que buena reflexión
    Como pueblo cristiano, deberiamos de organizar jornadas de cuido al medio ambiente: Reforestar, recolección de basura, promover el uso de la bicicleta, y así muchas actividades que promueven el cuido del medio ambiente.

  2. Adal R dice:

    Buenos administradores de las riquezas de Dios

    Viviendo en el mundo pasamos de largo la belleza de la Creación. Bebiendo el agua bendita que Dios creó no gozamos de ese bien como debe ser. Pasaron muchas maravillas en las noches oscuras y perdimos la vida entre placeres, licor y droga. Vimos a la mujer como instrumento de placer y no apreciamos la belleza y la imagen de Dios en ella. Pasaron los momentos de crecimiento y desarrollo humano y cada etapa gozaba de la gloriosa presencia de Dios sin percibirlo. Pasaron los años y perdimos el rumbo, aún con la brújula en nuestras manos le dimos mas énfasis no a aquello que es el mapa ( La Verdad de Dios). Acontecieron hechos naturales y la tierra siempre mantuvo su equilibrio, pero no vimos las preciosas manos de Cristo sustentadolo todo y su protección. Todos los detalles se fueron desvaneciendo y no pudimos sacar la ciencia que se escondía en cada elemento. El hombre llegó a hilvanar argumentos contra la Grandeza y soberanía de Dios, redujo al mismo hombre al producto de la evolución. Negó la creación y dio honra a las criaturas antes que a Dios. El Apóstol Pablo señala lo siguiente: Romanos 1:21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
    Dios es el Creador de todo lo visible e invisible. Todas las cosas fueron hechas con sabiduría, con amor, orden y bendición de la riqueza y progreso eterno, pero el hombre no entendió ni disfrutó de esa bendición. Antes bien, un enemigo lo engaño con falsas ilusiones de grandeza y exaltación «seran como dios» . El hombre se ha mostrado indiferente a la creación, y mas al Creador. Pero esa indiferencia viene del corazón caído, esclavo del pecado. El orgullo humano y la soberbia por determinar su propio destino o pasos, hace de su propia vida una total esclavitud y condenación. El mal tocó el universo y mucho ejército cayó, luego el hombre en su desobediencia, e impactó en el río del hombre, crisis de carácter interno y externo. Pero la fluidez de la creación no se detuvo, aunque la rueda de la creación fue dañada, las cosas prosiguieron.
    Jesucristo apareció para deshacer las obras del diablo. Y hoy tenemos el Río de Dios, la fuente de vida, donde se libera al hombre, se vence la sed terrenal, se goza de comunión con Dios, se aprecia la grandeza de Dios en su Creación. El río inagotable para vida eterna. El río de Dios la sangre que limpia de todo pecado. Recibir por la fe esta Vida Eterna, damos Gracias a Dios, y le adoramos por sus riquezas manifestadas. Y aún esperamos su retorno, mientras tanto, es parte de nuestra labor como creyentes comprender la magnitud de la Redención en Cristo Jesús para gloria de Dios Padre.
    Primero por medio de Cristo todas las cosas fueron hechas.
    Segundo, todas las cosas subsisten por su poder y autoridad.
    Tercero, la Redención abarca la creación entera, nada queda excluido.
    Cuarto, hizo la paz o reconciliación de las cosas visible e invisible, en el cielo y en la tierra.
    Quinto, nuestra habitación de barro (el cuerpo) como la habitación externa ( el medio ambiente) y nuestra parte espiritual le pertenecen a Dios. Y a Dios rendirnos cuenta de lo que hicimos con todo ello.
    Sexto, siendo conocedores de la Verdad que es Cristo, en ningún caso somos destructores antes accionamos, decidimos y anunciamos el bien. Fuimos hechos para respetar toda la creación. Cuidando de las cosas, de la naturaleza, del medio ambiente y de la riqueza que Dios ha dejado para nuestro beneficio, es decir el beneficio de todos. Y no solo de un grupo específico. El hombre toma lo que ya Dios entregó, y esa labor deberá ser hecha en justicia y Verdad. Libres de avaricia, libres de despojar de manera animal (sin juicio justo) al prójimo. La tendencia en Cristo es determinante: vale mas la vida que las cosas temporales de maldad, pero la tendencia de maldad contraria a Cristo es: Contaminar el medio ambiente con la minería metálica, destruir el ecosistema, la tala de árboles, la quema de tierras, el uso de cianuro para extraer oro, dinamitar zonas para beneficio personal sin importar la comunidad, movilizar personas de su techo, botar basura en lugar inadecuados, crear bombas destructivas que en segundos fulminan a muchos, aprobar leyes contra la sanidad y bienestar de los pueblos, Contaminar las aguas con elementos tóxicos, matar o asesinar paulatinamente a las personas con agua altamente contaminada., no invertir en el bienestar de la comunidad.
    La lista de cosas sigue y cada uno puede pensar en otros detalles que dañan la tierra y la creación de Dios.

    Séptimo, Queda claro que es Dios El Creador y Señor, que por medio de Cristo hizo todo lo visible e invisible. Y por medio de Cristo subsisten, y también en Cristo se ha realizado de una vez para siempre la Redención de la Creación. Solo resta esperar en El, servirle a Él a Cristo, rendirle cuentas de la ejecución de proyectos, con decisiones acorden con la Palabra de Dios. Cuidando de su creación y siendo buenos administradores de los bienes espirituales y bienes materiales. Nuestro Señor Jesucristo se manifestó no para destruir la creación ni para dominar con crueldad e imponer abruptamente su reino. El Señor Jesucristo se hizo hombre, habitó entre nosotros. Se humilló de manera única e incomparable. Nadie puede superar su entrega, todo lo hizo por amor, y en cumplimiento de las exigencias de la justicia divina. El castigo de nuestra paz fue sobre El. Filipenses 2: 6-8 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
    La grandeza de nuestro Señor se expresa en su muerte, se despojó totalmente: se despojó de su Justicia y tomó nuestra lugar de castigo, dejándolo todo, se despojó así mismo de su gloria y se hizo pobre, dejó su divinidad y tomó nuestra condición de hombre. Con toda tipo de limitaciones, maltratado, escupido, abofeteado, insultado, horadaron sus manos, fue vaciado y como vaso de barro no abrió su boca. Toda esa entrega tenía un propósito eterno. La Redención de toda la creación.
    El Señor padeció para ponerle fin o deshacer las obras de Satanás. Juan 10:10a El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir;…1 Juan 3:8b Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

    Adal R
    10Marzo2025

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