Editorial de la Semana

Quiebre espiritual en la humanidad

En tiempos de crisis las personas recurren a las iglesias con mayor entrega. Cuando en nuestro país se han producido terremotos, las personas han abarrotado las iglesias. El miedo, las pérdidas y la proximidad de la muerte son elementos que hacen más propensas a las personas a fortalecer su fe. Por esos antecedentes y ante una catástrofe de grandes proporciones como lo fue la pandemia de covid-19, cabía esperar que un mayor número de personas acudieran a las iglesias. Pero para sorpresa de todos, fue lo opuesto. Las personas no solo no se acercaron a las iglesias, sino que quienes ya se encontraban en ellas las abandonaron de manera significativa.

Un estudio realizado en los Estados Unidos por Barna Group indicó que un 33% de cristianos practicantes habían abandonado completamente la iglesia después de la pandemia. La agencia de prensa Associated Press ha documentado muchos edificios de iglesias en los Estados Unidos que se cerraron de manera definitiva debido a la pandemia. De acuerdo con la empresa Gallup el número de miembros de las iglesias en los Estados Unidos cayó por debajo del 50% por primera vez en 2020, un fenómeno que no se producía desde 1940 cuando Gallup comenzó a compilar datos.

Pero el fenómeno no solo fue estadounidense y evangélico sino mundial e interdenominacional. Por ejemplo, las iglesias protestantes del Reino Unido reportan una situación parecida. Según un estudio de Bev Botting, la asistencia en 1,139 parroquias de la Iglesia de Inglaterra se redujo en un 22%. Según Gallup la asistencia a iglesias protestantes en los Estados Unidos cayó a un 40% en tanto que en las iglesias católicas a un 30%. El fenómeno ha sido mundial y también ha alcanzado a otros cultos como el islam, el judaísmo, el budismo y el hinduismo. Lo que se produjo fue un quiebre en la espiritualidad humana.

En Latinoamérica no hay a la mano estudios de ese tipo, pero la observación indica que algo muy parecido ha ocurrido en nuestros países. Resumiendo los hechos, se sabe que todo tipo de iglesias perdieron, en promedio, entre el 30% y el 50% de sus membresías. A mayor membresía, mayor deserción. Las megaiglesias presentaron un porcentaje de hasta el 50% en tanto que las menos numerosas rondaron el 30%. Otro dato que arrojó una investigación publicada por Christianity Today indica que fueron más afectadas las iglesias urbanas que las rurales.

Investigaciones hay bastantes y datos también hay bastantes. Pero el asunto fundamental es el porqué. ¿Por qué las personas se alejaron de las iglesias durante la pandemia? Se han intentado todo tipo de explicaciones, todas ellas muy lógicas. Por ejemplo, el temor que las personas mantienen a posibles contagios, especialmente quienes pertenecen a grupos de riesgo. Las alternativas virtuales que permiten a las personas continuar participando de actividades religiosas sin necesidad de ir a las iglesias. El cambio de rutinas que impuso la pandemia en las formas de trabajo, en la enseñanza y otras interrupciones que condujeron a la reducción de la asistencia regular a las iglesias. El impacto económico de la pandemia que afectó a muchas familias e influyó en la prioridad que se le daba a la asistencia a la iglesia. El estrés y la ansiedad prolongada de la pandemia abrumó a las personas y les restó motivación para actividades adicionales, como ir a la iglesia. La pandemia produjo una reevaluación del enfoque espiritual, algunos adoptaron otras formas de espiritualidad fuera de la estructura tradicional de la iglesia.

Detrás del ausentismo postpandemia debe de haber algo de esas explicaciones o una combinación de ellas. Pero el sentido común hace sospechar que esas razones no son suficientes para explicar lo ocurrido. Algunos pensadores más analíticos han visto en el ausentismo una aceleración del proceso de secularización de las sociedades que traía ya varias décadas. Consideran que la pandemia solo catalizó una tendencia que ya estaba bien definida. Si esto fuera así, las nuevas condiciones estarían planteando a las iglesias un reto con relación a su relevancia social. Pueda ser que en cada región haya dinámicas singulares que incidieron con mayor fuerza. En todo caso, es ineludible el ejercicio de introspección que las iglesias deben hacer para continuar siendo relevantes para el hombre moderno.

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One Response to “Quiebre espiritual en la humanidad”
  1. Adal R dice:

    Dentro de las pruebas o circunstancias sociales, políticas, físicas o materiales que se presentan en la vida, se pone de manifiesto lo relevante que domina en las iglesias. Hay un estilo de vida cerca al amor de Cristo o lejos del amor de Cristo. El ministerio apostólico dentro de las congregaciones es evaluado. Al ver algunas razones del ausentismo después de la pandemia dentro de las congregaciones, se han presentado, lo siguiente:

    1 El temor a contagios,
    2 Las alternativas virtuales o actividades virtuales.
    3 El impacto económico en las familias.
    4 El cambio de rutinas laborales, académicas, sociales.
    5 El estrés y la ansiedad prolongada de la pandemia.
    6 El proceso de secularización de las sociedades.
    Lo que tenemos que reconocer es que hay una manera distinta de ver y hacer las cosas. Lo virtual al alcance de todos. Pero nunca lo virtual va superar lo real. Ni la inteligencia artificial al ser humano, ni las redes a lo real y poderoso de la convivencia fraternal en Cristo.
    La apertura a las actividades o relaciones virtuales, tanto académicas, como laborales hizo un tremendo impacto en las tareas y negocios a distancia, la fluidez de nuevos programas de enseñanza, o de asesoría, la carrera eclesiástica no quedó al margen, sino que se hicieron formas de acercamiento virtual dentro de la iglesia. La pandemia sólo enfatizó el uso virtual que ya estaba en acción. Muchos ya no tienden a usar dinero constante y sonante, sino que se basan en transferencias automáticas. Muchos ya no compran en los mercados o ya no van de compras. Sino que compran en línea. La enseñanza en casa, el intercambio de elementos desde casa. Un cambio tangible en cada sector de la sociedad. Pero ¿Que surge en toda esta modalidad? Se ha dado un problema realmente serio. Si en el pasado no nos preocupamos por acercarnos unos a otros, si en la congregación ha habido ausentismo con los miembros de la iglesia. Y solo medio nos saludables o veíamos, en medio de la pandemia fue como probar esa misma manera de proceder: olvidar al hermano, dejar la fraternidad, dejar a la deriva a los más necesitados. Hemos sido confrontados en esa medida. Entonces fue cuando recibimos una reacción en nuestro ser. Lo que he perdido todo este tiempo: la comunión con mis hermanos, con mi familia, la pérdida de seres queridos. Fue en ese pasado o trajín temporal que nos volvimos insensibles ante lo apremiante de las relaciones interpersonales. Toda la vida verdaderamente se fundamenta en las relaciones. Nadie puede vivir alejado y sin compañía.
    La iglesia sufrió lo que por años olvidó hacer, ¿a quien miras hermano? Más que números o estadísticas, debemos pensar y actuar en la verdadera comunión con la iglesia. Hebreos 10:25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca. Pero es mas que solo congregarnos. Hay mas dentro de la obra de Cristo. Ese calor de hermanos, de velar y cuidar de mi hermano, de orar por el hermano, por los pastores, ministros, cantantes y músicos, es importante. Es en ese esfuerzo de ayudarnos mutuamente en el poder de Dios y vencer cualquier prueba o necesidad o pandemia, a fin de agradar a Dios. Dios vive en el socorro, en el auxilio a los pobres. Porque la oración puede mucho, pero en la ayuda mutua se vive lo que realmente Cristo nos enseñó. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Destinar ciertos recursos para auxiliar al que perdió su trabajo, o lo ha perdido todo en la lluvia, es realmente encomiable que va al banco divino, a los tesoros celestiales. Mateo 18:10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.
    Cristo nos llama, luego de esta pandemia, temporal o terremoto, a actuar a favor de los pequeños:
    Mateo 25:40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
    Es un llamado final apostólico del Reino de Cristo. A fin de servirle mejor en este postrer tiempo. ¿Que sucederá si ocurre otra situación no de pandemia sino de dominio político extremo y de persecución por la fe en Cristo y el testimonio de Dios.? ¿Estamos preparados a enfrentar la avalancha de cosas y mentiras contra el Reino.?
    El ausentismo que hoy existe es el reflejo de cuán lejos hemos estado de los hermano, sentado juntos pero sin conocerlo ni saludarlo, ni saber su nombre o si necesita algo o está con hambre. O requiere de la sana doctrina. Es en ese acercamiento que la vida cambia. Pero que ha estado lejos de las congregaciones, ya que cuando sucede algo imperativo y agobiante en la sociedad, desconocemos donde está mi hermano. ¿Como está mi hermano? ¿Qué aflicción hay? ¿Como actuar, que hacer? No solo es que ocurra el terremoto, o el evento contaminante, sino qué ocurre dentro de mi hermano, que tanto ha afectado a mi hermano, ¿si está firme? ¿si está triste? O si tuvo pérdidas? ¿Que hay hermano cuando nos reunimos? ¿Que tiene mi hermano? ¿En que puedo ayudarle? ¿Que dolor golpea tu corazón?
    Nuestras predicas deben ir más allá de una enseñanza histórica o relato bíblico. Debemos tocar lo más interno de los seres humanos, sondear con la palabra de Dios, la distintas necesidades y llegar con la aplicación, la práctica y el amor real. La verdadera comunión con Cristo se ve claramente en la comunión con los hermanos. Y Cristo dijo: Marcos 8:2 Tengo compasión de la gente, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer. Y Pablo conocía la manera de proceder, y dijo: 1 Corintios 2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder. La atención espiritual poderosa en Dios todo lo abarca. El Reino de Cristo es más evidente actuando como Cristo. Juan 14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
    Lo que realmente nos ha faltado es llegar a ese nivel de labor ministerial apostólico que todavía está presente y manifestar la fraternidad: el amor ágape, el amor fraternal. Es un amor voluntario e incondicional, donde se tiene como base aceptar al otro a pesar de sus imperfecciones, no es nada superficial e implica entrega absoluta. La Palabra clave es comunión con Dios y comunión con el hermano. Ahora bien, nadie podrá vencer esta manera fructífera del Reino de Cristo, que es la poderosa comunión que nos ha concedido. La comunión unos con otros, el amor real, donde no hay límites, ni diferencias, ni favoritismo, ni discriminación. Recibes al pobre como recibes al rico, no hay acepción de personas, no hay grupo exclusivo, ni grupo de color o tinte político. Todos somos uno en Cristo. Así como El es uno con el Padre. Juan 17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Así nosotros unidos en Cristo, Uno para Dios, su Esposa, su verdadero amor. Su Razón de morir y resucitar, y de volver. La Gloria del Eterno presente en vasos de barro. Las riquezas del Bendito. El valor que Cristo nos ha dado es incomparable, nadie puede hacernos sentir mejor en Su presencia. Somos como un solo hombre que responde en todo momento aunque los días sean malos. Si hermano, Llegar a la estatura del varón perfecto.
    Juan 17:11 Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en tu nombre, para que sean uno, así como nosotros.
    Hermanos y amigos, es tiempo de reparar o restaurar lo deficiente. Si ayer hicimos algo, hoy hagamos mejor nuestra labor. Amando a los hermanos. Juan 14:12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Amén.

    Adal R
    7Julio2024

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