Lección de célula de adultos para sábado 17 de octubre
Sábado 17 de octubre de 2020
Amarás al Señor tu Dios
LECTURA: Deuteronomio 6:4-9 RVC
4 Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es uno. 5 Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, 7 y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Las atarás en tu mano como una señal, y las pondrás entre tus ojos como frontales, 9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
VERDAD CENTRAL: La esencia del cristianismo es el amor al único Dios verdadero.
INTRODUCCIÓN
En el pasaje que hoy se considera encontramos el mandamiento más importante del judaísmo (v. 4) y el mandamiento más importante del cristianismo (v. 5). Uno tras otro, juntos. Esto es así porque la revelación que dio paso a la formación de las dos confesiones se origina en el mismo Dios. Entre ellas no hay contradicción ni oposición, por el contrario, se complementan la una a la otra. Se les llama primer mandamiento porque resumen las enseñanzas más importantes de cada fe. Ambos mandamientos aparecen en la ley de Moisés, por tanto, fue el cristianismo quien tomó estas enseñanzas del judaísmo. Con la salvedad de que Jesús los llevó a su máxima expresión: la necesidad de vivirlos sinceramente.
CUERPO
1- El Señor es uno. La confesión de fe más importante del judaísmo es esta: «Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor es uno» (v. 4). A esta confesión le llaman shema, una palabra derivada del hebreo y que significa «oye», porque esa es la palabra con la que comienza el versículo. El shema es rezado dos veces al día por los judíos devotos. Su propósito es enfatizar la enseñanza de que solamente hay un único Dios verdadero. A eso se refiere cuando dice: «… el Señor es uno». Mientras que los dioses falsos eran muchos, a veces comunidades, el Señor solo es uno. Por tanto, él debía ser el único Dios en ser adorado y reconocido en Israel. Pero la historia de Israel muestra que les tomó muchos siglos llegar a entender esa verdad. El monoteísmo del judaísmo pasó a ser la base del cristianismo y, así, es como creemos que existe un único Dios verdadero. No obstante, al igual que Israel, podemos desviarnos tras otros dioses como el dinero, el placer, las ideologías. El primer mandamiento judío todavía tiene una importante enseñanza para nosotros.
2- El primer mandamiento. Si el Señor es el único Dios verdadero entonces es claro que él merece la mayor lealtad y una entrega sin reservas. Por ese motivo se ordena: «… amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas» (v. 5). Cuando un escriba le preguntó a Jesús: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús recitó el shema, declarando que ese era el primero de todos los mandamientos (Mar. 12:28-29). Así, el mandamiento de amar a Dios de manera total pasó a ser la enseñanza cardinal del cristianismo. La fe cristiana y la verdadera espiritualidad consiste en amar a Dios con todo el corazón y con toda el alma. El cristianismo no es una colección de normas o reglas religiosas. Es una relación de amor dinámica con Dios. La esencia de la fe se alcanza al amar a Dios. Quien le ama hará plenamente su voluntad sin estar preocupado por prohibiciones u obligaciones. Para amar a Dios, igual que con cualquier otra persona, se necesita conocerle. Llegamos a conocerlo por medio de su palabra y la relación con su Hijo. Quien conoce al Hijo, conoce al Padre.
3- Insistencia en la enseñanza de la verdad. La doctrina de un solo Dios y del amor absoluto hacia él, son verdades en las cuales se debe insistir y asegurarse de que pasen de una generación a otra. «Estas palabras que hoy te mando cumplir estarán en tu corazón, y se las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa, y cuando vayas por el camino, y cuando te acuestes y cuando te levantes. Las atarás en tu mano como una señal, y las pondrás entre tus ojos como frontales, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas» (v. 6-9). Se puede notar que estas palabras son muy insistentes y enfáticas. Reiteran la necesidad de no olvidarlas. Gracias a Dios que ahora tenemos al Espíritu Santo, quien nos enseña todas las cosas y, además, nos da el poder que necesitamos para cumplir con ellas.
APLICACIÓN
Solamente hay un único Dios, por tanto, todas nuestras energías y facultades deben estar enfocadas en servirle. Esto es posible por medio del amor. Cuando se ama profundamente, eso absorbe la vida toda. Para que Dios llegue a ser nuestro amor principal debemos conocerle. Eso se logra por medio de su Hijo Jesús. Cuando una persona reconoce que su forma de vida está muy alejada de lo que Dios espera y se arrepiente, tiene acceso a la gracia y el perdón de Jesús. Es así como llegamos a conocerle y, es así, como llegamos a amar a Dios. Cuando el amor impera, la vida cristiana brota de manera muy natural.