Un llamado urgente para los predicadores
En octubre de 2010. Tuvo lugar en Ciudad del Cabo, Sur África, el Congreso Internacional para la Evangelización Mundial Lausana III. El Congreso, considerado en sus tres ediciones como la expresión más incluyente del pensamiento evangélico global, ha marcado el rumbo de la misión de las iglesias evangélicas en los últimos 36 años.
El Congreso de hace unos meses, produjo el documento titulado «Compromiso de Ciudad del Cabo». El documento consta de dos partes. En la primera se hace la presentación de una declaración de fe que trata de ser lo más totalizadora posible. La primera parte fue presentada al final del Congreso, quedando pendiente la publicación de la segunda que se elaboraría sobre la base de las ponencias, talleres, mesas de diálogos y los aportes de las mesas de trabajo, donde participaron los más de 4,000 delegados de 198 países.
En el mes de enero de 2011 la segunda parte fue hecha pública bajo el título de «Un llamado a la acción». Esta segunda parte gira en torno a los seis grandes temas que se desarrollaron durante el Congreso. La verdad de Cristo en un mundo globalizado y plural, la paz de Cristo en nuestro mundo dividido y roto, el amor de Cristo entre personas de otras fe; la voluntad de Cristo para la evangelización mundial, de regreso a la humildad, la integridad y la simplicidad, y la unidad para la misión
En la primera sección dedicada a la verdad en un mundo globalizado y plural, se afirma que la verdad es tanto última como presente, universal como contextual y personal como proposicional. Todo ello porque Jesús es la verdad. El cristiano, como discípulo de Cristo, es llamado a ser el pueblo de la verdad. Consecuentemente, el cristiano debe vivir y proclamar la verdad. Se fusiona así tanto el ser como el decir. Primero se hace necesario el ser para luego dar paso al decir.
Dado que la nota más distintiva de las iglesias evangélicas es la constante proclamación del evangelio, el Congreso expresa: «Urgimos a los líderes de iglesias, pastores y evangelistas a predicar y enseñar la totalidad del evangelio bíblico como Pablo lo hizo, en toda su verdad y enfoque cósmico. Debemos presentar el evangelio no meramente como ofreciendo salvación individual, o una mejor solución a las necesidades que la que otros dioses pueden proveer, sino como el plan de Dios para todo el universo en Cristo. Las personas algunas veces vienen a Cristo por satisfacer una necesidad personal, pero ellos permanecerán con Cristo cuando encuentren que él es la verdad».
El único sostén auténtico de la misión evangelizadora es la verdad. Por ello el Congreso calificó de urgente la necesidad de que los predicadores anuncien la verdad. Esa verdad lo es en tanto que presente el evangelio en toda su dimensión redentora. Una buena nueva que se limita a la salvación de almas individuales es una aberración del evangelio bíblico. La salvación no es solamente para el alma del ser humano, la es para todo el ser humano incluido su cuerpo y todo lo que implica en la cotidianeidad la salvación física. No puede decirse que un ser humano ha sido totalmente salvado si continúa viviendo en condiciones por debajo de la dignidad de quien porta la imagen divina.
Pero el evangelio trasciende al individuo para alcanzar a su familia, su comunidad, la sociedad y el mundo. Si el evangelio no transforma la manera de relacionarse del cristiano con su prójimo, y si la presencia de cristianos no afecta tales relaciones, la conversión será todavía una tarea pendiente.