Lección de guía de células de adultos para sábado 15 de mayo

Sábado 15 de mayo de 2021

El desierto de Moisés

LECTURA: Éxodo 3:1-2 NVI

1 Un día en que Moisés estaba cuidando el rebaño de Jetro, su suegro, que era sacerdote de Madián, llevó las ovejas hasta el otro extremo del desierto y llegó a Horeb, la montaña de Dios. 2 Estando allí, el ángel del Señor se le apareció entre las llamas de una zarza ardiente.

VERDAD CENTRAL: Solo somos útiles a Dios cuando nuestras motivaciones y carácter son labrados en el desierto.

INTRODUCCIÓN

Moisés es una de las figuras más destacadas en el Antiguo Testamento. Dios lo eligió para guiar a los israelitas a salir del cautiverio en Egipto y llevarlos a la tierra prometida con un gran despliegue del poder de Dios. Moisés fue el líder indiscutible de la naciente nación. También es reconocido como el mediador del antiguo pacto, y se conoce como el dador de la ley. Estos y otros privilegios nos conducirían a pensar tan solo en los privilegios de Moisés. Pero es importante reconocer el proceso de formación que Moisés tuvo que enfrentar para poder desarrollar los propósitos de Dios en la vida de Israel. La vida de Moisés es el claro ejemplo que Dios solo podrá utilizar a alguien cuando sus motivaciones son pulidas en el desierto.

CUERPO:

1- Liberación bajo las motivaciones incorrectas. Mientras Moisés crecía comenzó a identificarse con el sufrimiento de su pueblo. Cuando vio que un egipcio golpeaba a un esclavo hebreo, intervino y mató al egipcio. En otro incidente, Moisés intentó detener una disputa entre dos hebreos, pero uno de ellos lo reprendió sarcásticamente: «¿Piensas matarme como mataste al egipcio?» (Éxodo 2:14). Estos sucesos muestran, por un lado, el deseo de liberar de la opresión a su pueblo y, por otro, de ser líder entre ellos. A pesar de que sus deseos eran legítimos, no poseía aún el carácter para enfrentar adecuadamente la tensión que suponía el bien y la posición que anhelaba. Muchas personas consideran que para alcanzar las metas y propósitos de Dios basta con tener buenas motivaciones e ideales, consideran que con sus métodos y formas los pueden lograr. Sin embargo, al actuar de esa manera impulsiva y precipitada solo consiguen retrasar y entorpecer el proceso que Dios lleva en su tiempo y en su forma. Además, los medios violentos de Moisés no justificaban el fin.

2- El silencio de los cuarenta años de servicio en el desierto. Percatandose, que su acto criminal se conoció y se hizo público, Moisés huyó a la tierra de Madián. Allí volvió a hacer uso de la violencia; esta vez en el rescate de las hijas de Jetro. En agradecimiento, Jetro (también llamado Reuel) dio a su hija Séfora por esposa a Moisés (Éxodo 2:15-21). Moisés vivió en Madián por cerca de cuarenta años. De Egipto, donde creía que podía ser líder y libertador, pasó al desierto de Madián para tomar el sencillo oficio de pastor o cuidador de ganado. Cabe mencionar que bajo la educación egipcia que había recibido, cuidar animales era un trabajo despreciable. Pero fue allí donde Dios comenzó a trabajar en el problema de su autosuficiencia. Fue en Madián donde Moisés aprendió a ser un buen segundo bajo la tutela de su suegro; este proceso, sin lugar a dudas, formaría al que llegó a ser el líder de la nación. Al igual que en Egipto, hoy en nuestro mundo se enfatiza el poder del liderazgo por la fuerza, en el protagonismo enfermizo que hace figurar y enaltecer la personalidad usando cualquier medio opresivo, violento e inmediatista. Pero en el largo proceso de Dios, el servicio desinteresado en el anonimato es lo que autentica al verdadero hombre que el Señor desea usar.

3- Después del desierto de preparación. El siguiente suceso importante que marcó la vida de Moisés, fue su encuentro con Dios en la zarza ardiente. Fue ahí donde Dios llamó a Moisés para ser el libertador de su pueblo. En su estancia en Madián por cuarenta años, Moisés se dio cuenta de su incapacidad para lograr por sí solo la libertad de sus hermanos oprimidos. En la respuesta a su llamado él reconoció sus limitantes, pero a pesar de su excusa inicial y directa petición para que Dios enviara a alguien diferente, Moisés accedió a obedecer a Dios. El Señor prometió enviar a Aarón, hermano de Moisés, junto con él. El resto de la historia es bastante conocida. Moisés y su hermano Aarón, fueron a faraón en nombre de Dios y le exigieron que dejara ir al pueblo para adorar a su Dios. Al igual que Moisés, el desierto revela nuestra incapacidad y lo débil de nuestro carácter para lograr los planes y propósitos de Dios con nuestra propia fuerza humana. Ese reconocimiento es el paso inicial para que el poder de Dios revele su fuerza en nuestra debilidad.

APLICACIÓN

Un predicador estadounidense dijo con justa razón: «Moisés pasó cuarenta años creyendo que era alguien, cuarenta años en el desierto aprendiendo que no era nadie y luego cuarenta años viendo lo que Dios puede hacer con alguien que sabe que no es nadie». Los desiertos revelan nuestra incapacidad, nuestro orgullo, autosuficiencia y protagonismo enfermizo. Es en la soledad del desierto donde nos damos cuenta de que solo con Dios podemos alcanzar sus planes para nuestras vidas. ¿Está dispuesto a renunciar a su autosuficiencia para que el poder de Dios se revele en su vida?

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