Lección de células de adultos para sábado 1 de mayo
El desierto de Jacob
LECTURA: Génesis 32:22-30 NVI
22 Aquella misma noche Jacob se levantó, tomó a sus dos esposas, a sus dos esclavas y a sus once hijos, y cruzó el vado del río Jaboc. 23 Una vez que lo habían cruzado, hizo pasar también todas sus posesiones, 24 quedándose solo. Entonces un hombre luchó con él hasta el amanecer. 25 Cuando ese hombre se dio cuenta de que no podía vencer a Jacob, lo tocó en la coyuntura de la cadera, y esta se le dislocó mientras luchaban. 26 Entonces el hombre le dijo:—¡Suéltame, que ya está por amanecer!—¡No te soltaré hasta que me bendigas! —respondió Jacob. 27 —¿Cómo te llamas? —le preguntó el hombre. —Me llamo Jacob —respondió. 28 Entonces el hombre le dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel,[b] porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido. 29 —Y tú, ¿cómo te llamas? —le preguntó Jacob. —¿Por qué preguntas cómo me llamo? —le respondió el hombre. Y en ese mismo lugar lo bendijo. 30 Jacob llamó a ese lugar Penuel,[c] porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida».
VERDAD CENTRAL: Dios puede transformar nuestro carácter en los momentos de soledad con él.
INTRODUCCIÓN
El regreso de Jacob a Canaán no se presentaba con facilidad. Además de la distancia y el peligro de los pobladores locales, Jacob tenía que encontrarse con Esaú de quién había huido veinte años antes. Esta situación complicaba la posibilidad de que Jacob llegara a Canaán y ponía en serio peligro la sobrevivencia de su familia. El mayor obstáculo para su regreso a Canaán era Esaú. Jacob no estaba seguro de la reacción de Esaú. Pero, una vez más, Dios permite que su propósito se cumpla y pese a los temores de Jacob, le mostró su compasión respondiéndole una de manera inesperada.
CUERPO:
1- La iniciativa de Jacob. Jacob se preparó muy bien para intentar el reencuentro con Esaú. Lo primero fue de orden espiritual. Al continuar su camino, y posiblemente en respuesta a su oración, Dios envió unos ángeles divididos en dos grupos o campamentos para que salieran al encuentro de Jacob (Génesis 31:1-3). Esta experiencia indica la presencia protectora de Dios. Jacob tomó la iniciativa de enviar mensajeros a Esaú para informarle de su retorno y el deseo de hallar gracia delante de él. Este hecho ilustra que cuando tomamos la iniciativa para reconciliarnos con nuestro hermano, hemos dado el primer paso para el crecimiento espiritual. En su soledad Jacob fue consciente del daño que había hecho a su hermano y trató de enmendar las cosas, aún así el miedo por la amenaza hecha por Esaú años atrás seguía presente.
2- Frente a la amenaza, una oración de paz. Para enfrentar el encuentro Jacob apeló a estos recursos: Primero, dividió su gente y su ganado en dos campamentos, así, en un eventual ataque, un campamento podría escapar y librarse. Inmediatamente, acudió a la oración, en la que presentó varios elementos: Una invocación donde identifica a Dios como el Dios del pacto. Luego recuerda a Dios que su regreso a Canaán, se debe a su obediencia a la orden de Dios y a la promesa de prosperidad. También hace una confesión: Su prosperidad actual se debe no a sus méritos sino exclusivamente a la fidelidad de Dios. La iniciativa fue de Dios que por su gracia obró un cambio en la condición de Jacob: de la pobreza y desamparo a poseer dos campamentos. Por último, hizo una petición clara y directa: «Líbrame… del poder… de Esaú» (v. 11). Esta petición muestra el recurso más importante en la vida de Jacob: su relación personal con Dios, su dependencia y confianza en él en momentos de angustia.
3- La transformación de Jacob en su soledad. Antes del encuentro con Esaú, Jacob se quedó solo. En esa soledad tuvo un encuentro con Dios muy peculiar. Se trató de una lucha: el ángel tomó la iniciativa para ponerle fin a la pelea, pero Jacob no le niega la libertad sino se la condiciona: «No te soltaré hasta que me bendigas» (v. 26). Seguro de la identidad divina de su contendedor, Jacob pidió la bendición. El ángel cambió el tema y le preguntó a Jacob su nombre. El nombre, más que una identidad convencional, reflejaba la personalidad. Jacob, indicaba todo lo que él había sido hasta entonces. Era la aceptación de que realmente Jacob era un «suplantador», y que el engaño había sido su arma en las dificultades de la vida. Tras esta confesión, viene la transformación e identidad nueva: «ya no te llamarás Jacob, sino Israel» (v. 28). La confesión de su naturaleza le permitió la transformación sobrenatural de Dios.
APLICACIÓN
Los miedos de Jacob fueron superados cuando reconoció que su vida necesitaba un cambio radical frente a los errores cometidos. Aquí la lucha del alma es «luchar con o al lado de Dios»; es decir, perseverar en oración. Por medio de esta experiencia uno puede aprender mucho de sí mismo y a la vez meditar sobre su pasado y su futuro. Para Jacob significó su conversión. Para nosotros, Dios nos transforma por medio de estas experiencias. Los momentos de temor nos pueden acercar al Señor para buscar en él, el oportuno socorro. ¿Ha vencido sus temores con Dios de su lado? ¿Ha permitido que él cambie su vida?