Siempre tendrán pobres
¿Era Jesús el Mesías prometido? Esa era la pregunta que Juan el Bautista y muchos otros se hacían. Juan envío en su nombre a algunos de sus discípulos para preguntarle directamente a Jesús. Para mostrar la autenticidad de su mesiazgo Jesús comenzó a sanar enfermos y luego les dijo a los mensajeros de Juan: «Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio» (Lucas 7:22). La predicación de las buenas nuevas a los pobres era para Jesús una demostración de la realidad de que el Reino de Dios se había iniciado en su persona y en su ministerio.
La mención de la predicación del evangelio a los pobres y su ubicación al final de la lista de evidencias, para hacerlo más enfático, muestra la importancia de redescubrir el ministerio de la iglesia a los pobres. Esto cobra mayor importancia en tiempos cuando la iglesia le da la espalda al énfasis de Jesús, ya sea espiritualizándolo o excluyéndolo de su incumbencia. Otras veces incluso tergiversando sus palabras a fin de justificar su apatía, como ocurre con el discutido pasaje cuando dijo: «Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis» (Mateo 26:11). Es importante comprender este dicho de Jesús porque sus implicaciones pueden favorecer o entorpecer la evangelización.
Las palabras de Jesús fueron expresadas en el contexto de su ausencia inminente. Él estaba defendiendo la buena acción de la mujer que lo ungió para prepararlo para la muerte. El pensamiento de Jesús podría expresarse así: «Dentro de unas horas no podréis ofrecerme este perfume porque estaré muerto, pero podréis hacer bien a los pobres porque estarán con vosotros». En el texto griego el verbo «tener» [a los pobres] no está en futuro, sino en presente del indicativo. Si por razones teológicas algunos traductores usaron «tener» en futuro, no estaría mal que lo hubieran hecho con Jesús; pero aplicar el futuro a los pobres, es una barbaridad; porque se le hace un gran daño al evangelio en sus dimensiones sociales, morales, pastorales y políticas, porque condenan a los pobres a ser pobres, por los siglos de los siglos.
El pasaje tampoco debe ser entendido como una condición divina para las mayorías a fin de que los cristianos puedan ejercitar su piedad a través de las buenas obras. Esta interpretación no solo es incorrecta bíblicamente sino también monstruosa en la dimensión humana. ¿Cómo sería posible creer en un Dios que coloca a algunos seres humanos en la miseria para que sirvan de entrenamiento para la piedad de otros? Ese no es el Dios que Jesús vino a revelar. La interpretación también resulta defectuosa en la dimensión divina y no hace justicia al texto ni al contexto. Es contrastante con la actitud que Jesús asumió hacia los pobres. El alivio de las necesidades humanas fue una constante en su vida y ministerio.
Más adelante, el apóstol Pablo urge a los cristianos a trabajar, no solo para satisfacer sus necesidades sino también para contar con más medios económicos para poder ayudar a los que tienen menos. «No se trata de que otros encuentren alivio mientras que ustedes sufren escasez; es más bien cuestión de igualdad. En las circunstancias actuales la abundancia de ustedes suplirá lo que ellos necesitan, para que a su vez la abundancia de ellos supla lo que ustedes necesitan. Así habrá igualdad, como está escrito: “Ni al que recogió mucho le sobraba, ni al que recogió poco le faltaba”» (2 Corintios 8:13-15).
Es necesario que cada cristiano se ubique en la realidad en que vive. Necesita desarrollar su sensibilidad humana ante la realidad de la pobreza en todas sus manifestaciones. El creyente puede tratar de justificarse afirmando que no puede resolver todos los problemas. Jesús tampoco resolvió todos los problemas de su época, pero no les dio la espalda, no dejó de tomar una posición frente a lo que vivía. Él decidió resueltamente solidarizarse con los humildes en su sufrimiento. Los creyentes, que llevan su nombre, deberían seguir su ejemplo. En eso consiste la esencia del cristianismo, en el seguimiento de Jesús.
La pobreza no es un destino, sino , una condición histórico social. El texto bíblico también puede ser comentado – así como usted pastor lo ha interpretado – en CLAVE DE CONTEXTO HISTÓRICO, es decir, que en los tiempos de Jesús, Él ya calibraba la situación de injusticia social que prevalecía como dominante en aquella sociedad patriarcal y excluyente y que a CONTRACORRIENTE el ministerio de Jesús proclamaba el Reino o Reinado de Dios y como el mismo Jesús proclamó : Que el que no nazca de nuevo NO VERÄ EL REINO DE DIOS. Por lo que encaja decir, que por la CERRAZÓN y EGOÍSMO del mundo de aquel entonces y del de ahora, es que la POBREZA COMO CONDICIÓN perdurará aunque maten a los pobres como está ocurriendo en PALESTINA. Gracias.
La solución a todos los problemas del hombre de una vez por todas, no es la manera de Dios. Nuestro Señor Creador y sustentador de todo lo visible e invisible ha establecido los límites de nuestra habitación y en esa finitud humana Dios ha puesto también el límite para revelar la plenitud y la perfección de su Reino. El tiempo está en la potestad del Señor. Sin embargo, en este YA del Reino, se manifiesta la presencia Gloriosa de Uno que estuvo muerto pero vive y permanece para siempre. Jesucristo hizo la Redención para los hombres, la plena liberación de las cosas creadas y la Restauración de las naciones al sometimiento del Reino de Dios.
Muchos gobiernos están dentro de un patrón de administración de injusticia social y unidos al proceder parcial de engrandecer a unos pocos (oligarquía económica) y apropiarse de bienes y medios. (tierras, agua, infraestructura, mercados e influencias). Por ejemplo, actualmenteen El Salvador se dice que ya gobierna el pueblo, pero realmente el giro de las cosas es beneficiar a las mismas estructuras económicas que por años han dominado y marginado multitudes de distinta manera. Y hoy siguen el camino de la avaricia, exclusión y de elevar a un grupo de allegados al poder, y no es el pueblo. Un día de esta semana se ve a unos agentes del CAM (agentes metropolitanos) con prepotencia y matonería le quitan el producto a un vendedor de sorbete, le quitan la venta, la suben al camión. El vendedor se retira del lugar sin nada. ¿Es justo esto? ¿Es ayudar al pobre esta forma de arrebatar lo poco que tiene alguien para su supervivencia? ¿Qué haría Cristo? ¿Qué ve un ministro del Reino? ¿Y que hacemos? Hay necesidades profundas en todos lo países, en la grandes naciones como los pequeños pueblos. Son millones que mueren de hambre, son millones sin educación gratuita y adecuada, la vida que dicen enfocar es una comodidad de cosas vanas, pero están lejos de ayudar al pobre. La mirada se dirige a lo bonito y gratificante de un mundo vanidoso, codicioso, vanaglorioso e injusto. Un pequeño grupo de foráneos que no tienen nada que ver en el desarrollo de todo un pueblo. Sin importarles la muerte de niños, que viven con sus madres en las calles, hombre y mujeres con salarios precarios. Y muchos veces los ministros religiosos piensan en sí mismos, en su ventaja económica, como Balaam que no le importaba maldecir al pueblo de Dios y entregar al pueblo a la derrota. El interés radica en el precio de la maldad. Esclavizan y atrapan la almas con el sistema económico idólatra. Muchos piensan en cosas primeramente, y se olvidan del Reino. Y Cristo dice: Mateo 6:33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Cristo vio la avaricia de los Saduceos, fariseos y herodianos. El negocio en el Templo. Estos malos ejemplos siguen siendo hoy día como tentáculos en el poder religioso que extorsionan la vida de un pueblo pobre. Ya no son cobradores de impuestos, sino cobradores y ejecutores del mal, usureros y engañadores. Otros como Judas traicionan al pueblo, llevándose la bolsa, el sudor y el esfuerzo de muchos hermanos, y traicionan al Señor. En la edad media, (1534-1549), la situación en la iglesia universal indicaba que Los papas y los cardenales eran avaros, se había extendido el soborno para obtener un cargo en la iglesia; los monasterios habían perdido su disciplina; y se estaba abusando ampliamente de la venta de indulgencias, y muchos ostentaban de poder para condenar y matar.
Existe una visión del Reino conforme al amor de Dios y el amor de Cristo que padeció por los pecadores, y anuncia la Verdad a los pobres, que abre los ojos a los ciegos, que saca del hoyo y la muerte, de la pobreza extrema e interna. Pero la otra visión del mundo que se extiende como un gobierno grande, y de monumentos impresionantes, de ciudades sofisticadas, de suntuosidad y placer por doquier. El sexo y la droga, el éxtasis en bandeja. En el punto de vista pagano, las personas importaban menos que la conquista y el dinero. Esta es la visión pagana que en tiempos pasado cuando lo imperios se miden conforme a lo material, a lo conquistado, a los edificios construidos. Mientras que la gente, los civiles y soldados muchos morían en las batallas, sin importarles. Los muchos esclavos que se necesitaron para construir las pirámides y los templos paganos no importaban. Lo que importa es lo conquistado: Mi hacienda, mi riqueza, mi oropel, mi fama.
Los muchos pobres que dejan sus vidas en maquilas, en grandes construcciones, en producciones y corporaciones, sin lograr salir de la pobreza, del hambre y del reducido espacio donde viven. Aparte de esto el poder militar golpeándolo, matones a sueldo retirándose y quitándoles productos. Con el fin de elevar el poder económico imperante que rompe la imagen de Dios.
Pero Cristo le dijo al joven rico:
Marcos 10:21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
Creo que es lo que más se necesita es renunciar a la falsa confianza en las cosas, en el deseo de granjear, el tener sin propósito. Y el Señor dijo: Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios, a los que confían en las riquezas!
Pero la victoria de los creyentes está en confiar en Jesús, y seguir sus pasos cada día.
En cierta ocasión alguien dijo: La iglesia no es un centro de beneficencia. Este individuo estaba muy lejos de comprender el meollo del Reino de los cielos. No había leído la multiplicación de los panes. Con el paso del tiempo, muchos creyentes ha procurado las riquezas materiales y han vuelto a caer en los mismos errores que el Señor corrigió en sus discípulos: No confíen en las riquezas, cuídense de la avaricia, Eviten el afan por las cosas.
También la vida del evangelio de la prosperidad su dieta es: lujos excesivos y riquezas. Tienen casas de varios millones de dólares y viajan en sus Jets privados, viven de forma ostentosa y jactandose de todo lo que tienen, y opinan que se trata de bendiciones de Dios que evidencian de vida espiritual. Lo evidente es que estos malos obreros se están enriqueciendo indebidamente mientras explotan la ingenuidad de los creyentes sinceros que ofrendan su dinero.
De modo que vale mencionar los siguientes términos y advertencias de Cristo:
1. Siempre hay más que hacer por los pobres, sin descuidar tu verdadero amor a Dios y al prójimo. Adora al Verdadero Dios y sirve al prójimo.
Mateo 26:11 Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.
2. No olvidemos de donde Dios nos sacó, (del fango de la pobreza extrema, con todas sus implicaciones). Gálatas 2:10 Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.
3. Invierte todo en el Reino de los cielos. Mateo 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
4. El sentir personal como el apóstol Pablo. 2 Corintios 12:15 Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos.
5. Dios conoce tu amor y tu trabajo mostrado a los santos. Sigue adelante.
Hebreos 6:10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.
6. La perfección es cuando te desprendes de las cosas. Mateo 19:21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Y el Señor Jesucristo hizo una seria advertencia sobre la avaricia explicando que «la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee» (Lc 12:15).
7. Llegará el momento establecido por El Padre que las primeras cosas pasarán y todas son hechas nuevas. Por eso nadie se inquiete sí la injusticia es la dieta de los gobiernos y de los líderes del pueblo. Dios juzgará toda obra mala y de engaño, explotación y extorsión. El hombre debe reconocer su finitud, debilidad, pobreza y pecado delante de Cristo. Y arrepentirse. Porque en ningún otro hay Salvación y Redención, solo en Cristo Jesús.
Apocalipsis 21:4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.
Adal R
26mayo2024