Un hombre contra el narcotráfico

Su nombre no es muy conocido. Se lamó Lin Zuxo. Vivió en China durante el siglo XVIII. La misma época cuando Inglaterra controlaba el comercio entre China y Europa, la cual, mostraba una auténtica voracidad por los productos chinos tales como el té, la porcelana, la seda y las especias.

Mientras los europeos consumían en ingentes cantidades los productos chinos, éstos no mostraban interés en los productos europeos, excepto las monedas de plata. Eso creaba un enorme déficit para el comercio inglés que no favorecía sus intereses económicos.

Los ingleses encontraron la mane- ra de revertir el desbalance introduciendo agresivamente en China la venta del opio. Ante las atroces consecuencias de la droga el emperador Chia Ching emitió un edicto en 1799, prohibiendo su comercialización. Pero, transcurrieron cuarenta años sin que el trafico de opio se viese afectado. Los oficiales encargados de combatir el narcotráfico sucumbían ante los sobornos ingleses y terminaban colaborando con ellos a cambio de ganancias que les permitían amasar rápidas y fáciles fortunas. Para 1830 el tráfico de opio había comenzado a afectar la economía China. El golpe decisivo lo produjo la muerte del hijo del emperador Daoguang, debida a una sobredosis. Ante la derrota de otros tantos oficiales que habían sucumbido por la corrupción el emperador no tuvo más opción que enviar, en 1839, a Lin Zuxo para com- batir el narcotráfico.

Lin Zuxo había mostrado desde su infancia una constante posición en el campo de la alta moralidad y era reconocido por su integridad. Había sido formado en las enseñanzas del confusionismo por las cuales desarrolló un carácter integro.

Al llegar al puerto de Guang- zhou, Lin recibió ofertas de jugosos sobornos al igual que sus predecesores: pero la honestidad de Lin Zuxo era a prueba de corrupción. Rápidamente Lin rodeó el cuartel inglés del puerto y les cortó todo suministro de alimentos, lo cual les obligó a entregar más de 20,000 paquetes de la droga. La fuerza de Lin en contra del narcotráfico se basaba en el campo de la moral y los chinos comenzaron a considerarlo su pastor.

En los siguientes meses Lin logró el arresto de más de 1,700 chinos involucrados en la venta de opio y confiscó otros 70,000 paquetes de la droga. La integridad de Lin Zuxo se convirtió en un inexpugnable muro contra el narcotráfico. Ese incorruptible muro obligó a los narcotraficantes a entregar 2.6 millones de libras de opio. Quinientos colaboradores de Lin trabajaron durante veintidós días destruyendo el opio, mezclándolo con sal y limón y arrojándolo al mar.

Lin Zuxo escribió entonces su «Carta de consejo a la Reina Victoria», en la cual, urgía a la soberana británica a poner fin al comercio del opio. La carta estaba llena de conceptos confusionistas de moralidad y espiritualidad. Lin escribió desde una posición de superioridad y con un tono de condescendencia a pesar que el imperio británico tenia la indisputable primacía militar. Lo paradójico de la situación era que el confusionista estaba dando lecciones de moral e integridad a la reina de trasfondo cristiano.

La inquebrantable integridad de Lin no pudo ser vencida y los ingleses respondieron con su poderío militar, amenazando la ciudad de Beijing.

Derrotados los chinos en las guerras del opio, Lin fue exiliado, Hong Kong entregado a perpetuidad a los ingleses y el comercio del opio legalizado. Todo ello fue revertido por la historia y Lin Zuxo es ahora considerado un modelo de gobernante en China.

Zuxo es también un modelo de la integridad que hoy deseamos ver en funcionarios, candidatos, comerciantes y dirigentes de iglesias.

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