La crítica del imperio
Los estudios sobre el imperio, o crítica del imperio, se han convertido en uno de los temas más apasionantes de los estudios bíblicos, pero hace treinta años nadie habría utilizado o entendido tales términos en el ámbito teológico. Todo comenzó cuando los eruditos del Nuevo Testamento comenzaron a interesarse en la política y religión del mundo romano de la antigüedad. En la medida que se encontraron similitudes entre la propaganda romana y las ideas del Nuevo Testamento, las explicaciones se hicieron necesarias.
Anteriormente ya hemos mencionado la evidencia que parece probar que los escritores del Nuevo Testamento tomaron prestado el lenguaje político para hablar del único Dios y de Jesucristo como Señor, Hijo de Dios y Salvador. Pero el argumento de que en los primeros escritos cristianos se pueden identificar actitudes opositoras a la propaganda política no se limita a recopilar y comparar términos. El argumento más amplio tiene que ver con las preocupaciones y la temática de sus textos en conjunto.
En el primer capítulo del libro de los Hechos de los Apóstoles, cuando Jesús da instrucciones a sus discípulos sobre su misión, justo antes de su ascensión, sus seguidores no le preguntan sobre la salvación espiritual, el perdón de los pecados o la evangelización. La única pregunta que le hacen a Jesús es de carácter político: «Señor ¿es este el momento en que restaurarás el reino a Israel?» (Hechos 1:6). A eso se suma el hecho de que la condena y la crucifixión de Jesús respondieron a un manejo político. A Pilato no le preocupaba que Jesús fuera un líder religioso, ni que haya hecho grandes afirmaciones sobre sí mismo. La acusación giró en torno a que Jesús pretendía ser el rey de los judíos, un rol político que lo colocaba como rival del rey títere impuesto por Roma: Herodes Antipas. La preocupación de Pilato no era exagerada, Jesús era amigo y aliado de Juan el Bautista, quien se oponía de manera directa a Herodes. En una ocasión Jesús se refirió a Herodes usando el término calumnioso de «zorra», en femenino y con todo el significado que la palabra podía tener.
La percepción de que los primeros cristianos eran políticamente inconformes es atestiguado por pasajes como el de Hechos capítulo diecisiete en el que a los creyentes se les considera sediciosos que seguían a «otro rey llamado Jesús» (Hechos 17:7). El libro de Apocalipsis presenta el sufrimiento de los justos y la inminente victoria de Dios. Varias veces menciona las maldades de «Babilonia», la cual es una palabra clave y bastante directa para designar a Roma, la cuna del imperio. Anuncia la destrucción de «Babilonia» en respuesta a sus abusos y por su atrevimiento de pretender tomar el lugar de Dios. Roma es presentada como centro político y económico de la «tierra» y que, sin la aceptación de su sistema de valores, «nadie puede comprar ni vender». La propaganda triunfalista y el poder imperial se enfrentan directamente a la soberanía y la victoria de Dios en Cristo. Son dos soberanos que compiten por la lealtad absoluta de las personas.
¿Es una coincidencia el que a los demonios del hombre de Gerasa se les llame «legión», el título de la mayor unidad militar romana? ¿Qué decir de que la acción liberadora de Jesús consiste en expulsar a «legión» despeñándolo al mar? ¿Debe entenderse el relato como una expresión de esperanza en la acción salvadora de Dios que arrojaría las legiones al mar?
Cuando se lee el Nuevo Testamento teniendo en cuenta las condiciones del mundo romano, queda en evidencia que los primeros cristianos tenían una preocupación por el poder y la política. Lejos estaba de ellos pensar que la política era algo que no les competía o de la que debían mantenerse alejados. Por el contrario, se les ve hondamente comprometidos con el Señorío de Jesús, el cual, no podía ser complaciente con la violencia, la corrupción y la propaganda engañosa. Su rechazo a lo injusto era un asunto de fidelidad a Dios y que, en la práctica, tuvieron que sellar con sangre. Fue varios siglos después cuando, intereses muy mundanos, alejaron a los cristianos de su responsabilidad social y redujeron su acción a lo que hoy se llama «lo espiritual».
Dios había propiciado el mismo ambiente de Esperanza, Poder y cambio( Liberación ). Ya las cosas no podían seguir igual, ya siempre lo mismo de lo mismo: el mal, el pecado, la muerte, el dominio humano, la atrocidad de los imperios y gobiernos lejos de Dios. Todos a una buscando cosas, el dominio desde la estructura militar y religiosa, sin dejar tiempo para pensar en algo mejor. Entonces es Dios quien decide actuar. Y esto ha sido siempre una manera de romper con lo esclavizante. Solo veamos que la liberación del pueblo de Israel se origina en un clamor intenso que sube hasta los cielos por ser libres. Y Dios escucha ese clamor, gemido y dolor. El corazón de Dios es Misericordioso y Justo. Salmos 12:5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, Ahora me levantaré, dice El Señor; Pondré en salvo al que por ello suspira.
Era necesario Salir del miedo, de la opresión axficciante, de la mediocridad y mentira, de trabajar para otros y no ver tu día. Salir de darlo todo y juntamente perderle todo. Es así que Dios mueve sus ángeles, se revela a sus siervos, habla a su siervo, como Noe, Moisés, los jueces de Israel, el Rey David, Juan Bautista, y envía su palabra a sus profetas y finalmente envió a su Hijo Jesucristo Nuestro Señor. El poder manifestándose en la Palabra viviente. No es que los hombres de Dios copiaran términos políticos, filosóficos, seculares o religiosos( fariseos, zelotes, saduceos, herodianos o escenios) Más bien era un momento crucial donde la Palabra viva, el Verbo Encarnado, la virtud del Espíritu de Dios en cada vaso de barro generaba hombres firmes, mujeres fieles y servidores inquebrantables para no doblegarse al Imperio Romano o cualquier otro perverso y nocivo, y en cualquier tiempo. Para sólo dar a Dios la gloria y la honra. Bendecir al Rey de reyes y Señor de señores. Ya no queda lugar para otro en nuestros corazones. Ya pasó el tiempo del impostor, ya tengo a Dios, ya veo al Bendito, ya somos libres y vivimos para su Reino. Ciegos éramos, muertos estábamos pero ahora el Reino de Cristo vive en mí, ya no vivo yo, Cristo vive en mí.
El creciente Imperio Romano con su tentáculos persuasivos:
Magníficas estructuras: coliseo, panteón, etc.
Carreteras que interconectaban 113 provincias.
El Código civil o sistema jurídico
Los Acueductos
Las Carreteras
Las Armas sofisticadas
El Cuerpo médico en cada batalla
Los Anuncios de su expansión: las tablas de metal.
La Literatura y el arte…
Y más se añade a esto, los títulos que recibía el Emperador: Primer pontífice, Príncipe del senado, Augusto( persona grata) y César.
Todo este poder recaía en una sola persona, El Emperador cuyo dicho era : se les gana o se extermina.
Un dominio absoluto, no es el senado, ni la democracia, ni los gobernadores de las provincias, sino solo El Soberano del Imperio o Jefe Supremo. Buscaban enfocarlo todo a un solo hombre, depositando todo el poder, el progreso, el dominio y la expansión en el Emperador. Esta situación llevó a los creyentes hacia una confrontación personal contra el poderío humano. El Reino de Cristo es superior, poderoso e indescriptible. Donde el lenguaje es el amor de Dios en su Hijo Jesucristo a favor del pecador, favorecidos por la fe en Cristo, era obvio que Solo Dios merece lo absoluto, solo Dios merece esa potencia. Solo Dios Padre y su Hijo merecen gratitud. La Verdad es Cristo, y el camino a seguir es Cristo, siendo libres en El de la muerte y del sometimiento Engañoso, vanidoso y temporal. He aquí estaba la plena Liberación para El pueblo de Cristo, Entonces Israel de Dios no podía ceder espacio ni un ápice a semejante gobierno temporal y vano. Llamarle Señor de señores a un hombre enclenque y frágil, pusilánime y cobarde, petulante y vanaglorioso resulta golpeante para nuestro Espíritu y La verdad Escritural y viviente. Nadie se engañe, Dios no puede ser burlado sólo Cristo el Señor merece Honra y Gloria. Hijitos huyan de los ídolos.
En ese ambiente surge del mismo corazón de la Iglesia y testimonio del Espíritu Santo iniciar el verdadero nombramiento, Jesús el Señor de señores, Rey de reyes. Era ese sentir y querer propiciado por el mismo Dios para adorarle solo a El. Debo reiterar que no era una copia de lenguaje político, sino más bien era la Realidad del Reino de los Cielos, la realidad del Señorío de Cristo, El Verbo Encarnado, revelado a los siervos y predicado entre los gentiles. Como dice el texto: 1 Timoteo 3:16 E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria.
Y ahora la iglesia enfrenta con mayor fuerza un bombardeo de palabras engañosas, propuestas, temas políticos y económicos pero todo apunta a detener el paso de firmeza y fidelidad hacia Cristo. Se impone un sistema de cosa que desvía la mirada del Santo llamamiento y sobretodo hacia Cristo Rey y Dios. Los hombre van tratando de tergiversar y enredar términos bíblicos, la sana doctrina, Buscan el sincretismo, buscan imponer credos de religiones muertas como el Islamismo, confucionismo, budismo, y los mil ismos y los cuentos de viejas que llevan a la condenación a muchos. Las puertas hacia el mal las abren con vicios, droga, entretenimientos y espejismos en las redes sociales. Situaciones enfermizas que atrapan a los simples esperando recibir «likes» o obtener reproducciones múltiples. Pero vacíos y sin Dios, sin paz y perdón de Dios. Los dominios de la potencias se sirven de las redes sociales, deporte, fantasía y riquezas inciertas para esclavizar a muchos y así beneficiarse de tal ignorancia.
En los momentos mas difíciles para el hombre siempre la Verdad del Reino de los cielos se manifiesta en los creyentes.
Salmos 11
3 Si fueren destruidos los fundamentos,
¿Qué ha de hacer el justo?
4 Jehová está en su santo templo;
Jehová tiene en el cielo su trono;
Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.
6 Sobre los malos hará llover calamidades;
Fuego, azufre y viento abrasador será la porción del cáliz de ellos.
7 Porque Jehová es justo, y ama la justicia;
El hombre recto mirará su rostro.
Y nosotros los creyentes estamos del lado vencedor, porque Cristo ha vencido al mundo y nuestra fe en Cristo ha vencido al mundo. Los hombres aplauden la vanidad, pero todo creyente se goza en la Verdad y vivimos en la Verdad.
De modo que alimentamos de estas verdades y manos a la obra en Cristo Jesús. ¡ Señor mío y Dios mío!
Mateo 5:10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Lucas 12:32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
Lucas 12:31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
Romanos 14:17 porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Adal R
8 Oct 2023