Pablo frente al imperio
La crítica del imperio nace del estudio de la relación entre la política romana y las enseñanzas de los primeros cristianos plasmadas en el Nuevo Testamento. Como se ha dicho antes, el argumento más amplio no consiste en la sola similitud de los términos políticos de los romanos que fueron usados por los creyentes para aplicarlos a Jesús, sino en las enseñanzas más amplias y sustantivas del cristianismo. En la elaboración de lo que hoy conocemos como fe cristiana el apóstol Pablo jugó un papel esencial. Uno de sus aportes más significativos fue su concepción de la iglesia, un tema del cual Jesús casi no habló.
La idea de iglesia, al igual que otros conceptos cristianos, no fue invención de Pablo. Ya existía siglos antes del cristianismo y tuvo su origen en las prácticas democráticas griegas. De hecho, la palabra «iglesia» es una traducción del griego «ekklesía», que se usaba para designar a la reunión de los ciudadanos de pleno derecho para tomar decisiones comunales jurídicas o políticas.
La época de Pablo era caracterizada por una preponderancia del uso de la fuerza. El imperio romano entendía la paz como la imposición de su política, sus valores y sus intereses. Esa paz era garantizada por la fuerza militar que permeaba todo ámbito de la vida y era omnipresente. Cualquier persona que adversara lo dispuesto por el imperio era severamente reprimida. La crucifixión era uno de los instrumentos de escarmiento más utilizados para disuadir a los inconformes. La compasión y el perdón se consideraban sinónimos de debilidad. Por el contrario, la rudeza y la crueldad eran señales de virilidad y poder.
Inspirado por las enseñanzas de Jesús, Pablo reelaboró el concepto de ekklesía en torno a los valores de la compasión y el amor. Lo cual, se oponía radicalmente a los criterios de poder vigentes. Todos tenían parte en la asamblea cristiana, amos y siervos, ricos y pobres, hombres y mujeres, judíos y gentiles. En lugar del rechazo y la imposición Pablo recomendaba la tolerancia y la ayuda mutua. El resultado final fue una praxis religiosa y política que proponía una transformación profunda del orden imperial. La idea era que la asamblea cristiana se convirtiera en una alternativa diferente a las asambleas ciudadanas comunes. La incorporación a la iglesia se veía como el paso natural y lógico después de haber creído en Jesús, en consecuencia, ser cristiano equivalía a enfrentarse al sistema de valores que la práctica y propaganda romana proclamaban. La conversión no solo era en términos religiosos o espirituales sino sociales y políticos. Cualquier cosa diferente no era conversión.
Tal propuesta es lógicamente consistente, pues la vida humana no puede ser disociada, como hoy se hace, entre lo que se considera «espiritual» y «material», entre lo eclesiástico y lo social. El ser humano es uno solo y llevar una vida «espiritual» comprometida al mismo tiempo que una vida comunitaria de indiferencia o de no incumbencia es, a lo menos, inconsistente, por no decir hipócrita. Pablo urgía a los creyentes a adoptar un nuevo orden social y comunitario como garantía y signo de un auténtico seguimiento de Jesús y sus enseñanzas. Ni que decir que tales enseñanzas constituían un abierto enfrentamiento a las relaciones de poder y a la ideología de paz impuestas por la fuerza. Al igual que Jesús, Pablo lideró un movimiento contracultural que rechazaba los criterios en auge para ganar una conciencia propia: «No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar» (Romanos 12:2).
Las enseñanzas antisistema de Pablo fueron muy bien comprendidas por el aparato de dominación romano que aplicó al apóstol la pena máxima. Si Pablo fue decapitado no lo fue por sus enseñanzas sobre el perdón de pecados, el mesianismo de Jesús o la resurrección de los muertos, sino (entre otros) por su propuesta de una nueva ekklesía, que desafiaba al orden imperial. Un ejemplo que debe inspirar a los creyentes de hoy a no conformarse al mundo y sus tendencias, sino a ser fermento que se aferra a las enseñanzas de humanidad, solidaridad e inclusión. Valores que siempre deberían estar muy por arriba de la propaganda y el oportunismo desvergonzado de los políticos.
La Confrontación en el Reino de Cristo
Mateo 10:34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada.
Una manera distinta de ganar y triunfar en la vida, no por nosotros mismos sino por esa sangre de Cristo.
Cuando Cristo nos da vida nueva. ¿Que ocurre en nosotros? ¿Qué efectos produce en nosotros y fuera de nosotros?
Es imposible negar, ocultar, o ser indiferente a la transformación del poder de Dios. Una mujer recibió el auxilio de Cristo secretamente según ella, pero tuvo que confesar el hecho. Un endemoniado fue libera y quizo recrearse a la par de Cristo y Cristo le dijo: ve y cuenta cuán grandes cosas Dios hizo contigo. Nicodemo buscó de noche al Señor y reconoció su carencia espiritual y que le era necesario nacer de nuevo. Finalmente reconoció al Señor del Reino: Muerto y resucitado. Mateo dejó su puesto de cobrar impuestos al mismo pueblo y vio en Cristo el verdadero Reino de Dios, superior a todo imperio. Y Pablo de quien se menciona que confrontó al Imperio Romano, y fue decapitado, Concluyó que su mirada estaba puesta en Jesús. Habiendo sido preparado a los pies de Gamaliel, fariseo de fariseo, de la tribu de Benjamín, ultra celoso de su régimen de la ley, educado en Tarso, y agrega más Perseguidor de la iglesia. Dice: 2 Timoteo 1:9 quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, y asimismo dice: Corintios 15:10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo.
Estimados hermanos es La Gracia de Cristo y el amor del Padre que abre la puerta al Reino de los cielos y un camino nuevo a seguir mientras esperamos su pronta venida. La grandeza de la Gloria de Dios invade nuestros corazones y su luz nos da entendimiento. Ya vivimos un pasado, ya pasamos por la incertidumbre, ya estuvimos perdidos, carecíamos del bien, de la paz, del perdón, del verdadero amor. Y ahora con el nuevo nacimiento, es decir teniendo la Vida y la Luz de Cristo, servimos a Dios con gozo y seguridad. Ya que hay evidencias que no se pueden ocultar habiendo sido alcanzado por el amor de Dios, y genera un Testimonio Fiel a Cristo y al Reino de Dios. Es aquí donde se da una lucha interminable contra el sistema de cosas y orden mundial, es una batalla contra huestes infernales. 1 Timoteo 6:12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos. 2 Timoteo 2:3 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
Esas evidencias irrefutables de todo soldado de Cristo en el Reino de los cielos para dar testimonio de El:
1. Guardar sus mandamientos. 1 Juan 2:3-4
2. Andar como Cristo anduvo.1Juan 2:5-6
3. No odiar a los demás sino que es amar al projimo. 1 Juan 2:9 , 1 Juan 3:14
4. No aman el mundo. 1 Juan 2:15
5. Confiesan al Hijo de Dios Señor Nuestro y lo reciben (lo tienen).
1 Juan 2:23: «Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre».
6. Practican la justicia.
1 Juan 2:29: «Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él».
7. No practican el pecado. 1 Juan 3:6, 1 Juan 5:18: «Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca».
8. Poseen el Espíritu de Dios. 1 Juan 3:24: «Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado».
9. Escuchar y obedecer la Palabra apostólica. 1 Juan 4:6: «Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye.
10. Creer que Jesús es el Cristo, Nuestro Señor y Dios. 1 Juan 5:1: «Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios».
11. Vencen al mundo.
Si vemos cada una de estas evidencias cuidadosamente, Dios nos ha capacitado para un combate, una lucha, una plena Confrontación para vencer al mundo. Y también implica: El propósito es dar testimonio de El, no tener miedo a los imperios, gobiernos, religiones, creencias, cuentos y fábulas, y para no vivir conforme al mundo. Mas bien la obediencia a Dios y a los valores del Reino, que se reducen en: amor, gozo, justicia, paz, santidad, todo lo verdadero a fin de exaltar su Nombre. Apocalipsis 12:11 Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte.
Siempre el Evangelio pone en tela de juicio la manera de gobernar, la forma de hacer las cosas y nos conduce a hacer mejor las cosas para Dios. La exaltación a Dios es fundamental y no admite imagen o dios extraño. Reconocer a Cristo como Señor pone en pugna a los gobernantes, reyes, emperadores o cualquier otro farsante que surja en el mundo. Los hombres siempre buscan su propia exaltación o adoración. Por eso todo lo del Reino de Dios es por gracia para que el hombre no se enaltezca.
El mismo sistema mundial cada día apunta a una concentración de poder lejos de Dios, sometiendo a millones de personas a mentiras religiosas: como el Coran, el Budismo, el nuevo orden, la falsa llamada ciencia, sistemas económicos que explotan al hombre. Algo que se debe tomar señalar es que Satanás el enemigo del Reino de Dios se ha infiltrado dentro de las estructuras políticas, para esclavizar al hombre a través de ideologías, inmoralidad y corrupción. La falsa llamada guerra santa de los islámicos no es mas que odio hacia el pueblo de Israel. Las protestas del homosexualismo no es mas que romper con lo honesto, puro y natural establecido por Dios. La explotación, la avaricia y discriminación racial es la tendencia de la falsa raza superior. Por lo cual como cristianos tenemos una lucha constante: derribar muros de impiedad, inmoralidad, injusticia, idolatría, mentira y falsedad. Nuestra Participación Testimonial Conlleva una plena conciencia de justicia, verdad y amor. Donde hay un creyente estan esta evidencia de vida abundante. Pelear como soldado, no avergonzarse del Evangelio, predicar el Nombre que es sobre todo nombre. Testificar de Cristo. Decirle a los imperios que solo hay un Rey y Señor que es Cristo es de valientes, porque los cobardes quedaran fuera. Y Cristo nos dio ese nuevo nacimiento por medio de la fe, Para ser útil en sus manos. Y podamos decir: ya no vivo yo más Cristo vive en mí. Y todas las naciones se someterán al Reino de Cristo. Le guste no le guste al hombre sin Dios. Las grandes masas de religiones deben doblar rodillas ante Cristo. No más imperios, no más reyes, no más raz superior, no más nicolaítas, no más vanagloria. Dios merece toda honra y toda Gloria. Estas verdades le molestaron al imperio Romano y ordenaron decapitar a Pablo, y a millones de creyentes en cada tiempo. Teniendo tal ejemplo de soldado de Cristo, Debemos actuar con valor rechazando grupos perverso que como río de maldad fomentan el odio, la impiedad, la injusticia e inmoralidad. La mentira y el mal proceden del infierno. Debemos confrontar a los falsos. Oremos para que Dios guarde a la iglesia y al Israel de Dios en este postrer tiempo.
Adal R
15 oct 2023